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23 de abril de 2024

Un joven descubre leyendo el periódico que ha matado a una persona en Madrid - Recreación 3D de la patada

Un joven descubre leyendo el periódico que ha matado a una persona en Madrid - Recreación 3D de la patada

Justifican al joven que supo a través del periódico que había matado a otro: «Iba bebido y drogado»

Así consta en un informe presentado por el presunto asesino, Pablo, que estaba en Marruecos leyendo un periódico cuando se enteró de que un año antes, el 1 de enero de 2105, había matado a otro de una patada en la cabeza. La culpa le pudo y decidió confesar

A Pablo Y., de 28 años, le vencieron los remordimientos y la culpa. En enero de 2016, mientras estaba de viaje por Marruecos con una caravana, leyó un periódico donde se contaba el caso del asesinato del joven Adrián. Lo que leyó en la crónica de sucesos describía hechos que identificó a la primera. Él y sus amigos, en menor medida, los habían protagonizado; una paliza, una huida apresurada y un joven tirado en la calzada inconsciente. Lo que supo entonces es que el joven se llamaba Adrián y que nunca llegó a levantarse del suelo. Murió en el hospital.
Le contó a su padre lo ocurrido y decidieron que debía afrontar la responsabilidad de sus actos. Acudió a la Policía y reconoció los hechos. El caso estaba estancado y olvidado en un cajón y, probablemente, sin su colaboración jamás se habría resuelto. Sin embargo, con el paso del tiempo este gesto de buena voluntad parece comenzar a difuminarse.
El Debate ha tenido acceso a un informe médico pericial presentado en el juzgado por los abogados de Pablo en el que da la sensación que se explica el crimen por la gran ingesta de alcohol y drogas. «Todo parte de la celebración de Nochevieja del año 2014 en una discoteca, en la que pagando 50 € tenían derecho a barra libre durante toda la madrugada del día 1 de enero de 2015, todo ello acompañado de consumo de estupefacientes. Al regresar a su domicilio en un coche con otros cuatro amigos, y al haber consumido en exceso alcohol y estupefacientes, detuvieron su vehículo en una calle a la entrada de Alcorcón para hacer sus necesidades fisiológicas y vomitar. Una vez fuera del coche observó a lo lejos que uno de sus amigos discutía con otro grupo por lo que se acercó, comprobando que estaban forcejeando y de manera muy rápida se vio involucrado también en dicho forcejeo, interviniendo en el cruce de golpes con uno de los desconocidos. Una vez en él, y con la única intención de zafarse de su contrincante, lanzó una patada al aire sin objetivo concreto que acabó impactando en el cuerpo del joven con el que estaba forcejeando, viendo que caía al suelo encontrándose aturdido. Ante el miedo de esta situación, salieron todos corriendo y se marcharon en el coche, sin percatarse de la gravedad del joven que quedó en el suelo y no creyendo que pudiera tener ninguna lesión de gravedad. Desde este momento hasta que lee la noticia en el periódico no volvió a saber nada del asunto».

Los testigos desmienten el informe

Lo cierto es que, más allá de lo que diga el informe pericial de parte, hay testigos que describen cómo Pablo golpea la cabeza de Adrián cuando está tendido en el suelo sin posibilidad de defenderse y que usa el cráneo de la víctima como si fuera un balón de fútbol. Sin embargo, a pesar de esta y otras inexactitudes, el perito hace el siguiente comentario: «Es evidente desde el punto de vista pericial que D. Pablo no tenía ninguna intención de causar ninguna lesión grave a nadie, y que el forcejeo fue fruto del alcohol mezclado con estupefacientes y que tampoco fue el iniciador ni de la discusión ni de la reyerta. El calzado que llevaba era blando, por lo que el impacto que ocasionó las fracturas debió de producirse como consecuencia de la caída al golpearse contra el suelo o con el borde de la acera, ya que el material con que están fabricadas dichas zapatillas no tiene energía suficiente para poder provocar este tipo de lesiones».
Desde un punto de vista legal, para que se considere un atenuante, el que alega el consumo de alcohol y tóxicos tiene que probarlo. Fuentes de la fiscalía apuntan a que un año después de los hechos es imposible saber si esta afirmación del perito es verdad o una simple invención para rebajar la condena. Las mismas fuentes apuntan a que es imposible determinar cuál fue el calzado que Pablo llevaba aquella noche, por mucho que ahora diga que se trataba de un zapato blando: en teoría si iba de fiesta de fin de año, con traje y corbata, lo que se suelen llevar son zapatos, no zapatillas.

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