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01 de mayo de 2024

Imagen de Juan Miguel Isla (víctima) y Antonio Caba (presunto asesino) juntos poco antes del crimen

Imagen de Juan Miguel Isla (víctima) y Antonio Caba (presunto asesino) juntos poco antes del crimenEl Debate / Edición: Paula Andrade

El asesino de Manzanares: «Eres tonto y medio. La has cagado, que tengo el teléfono intervenido»

El Debate ha accedido al sumario del caso donde se revelan los monólogos que el principal sospechoso tenía consigo mismo en voz alta cuando se ponía nervioso

Encontrar un cadáver escondido es de las cosas más difíciles de una investigación criminal. Solo hay que pensar en Marta del Castillo para hacerse una idea de la complejidad de la labor. Sin embargo, para la Unidad Central Operativa (Uco), en este caso, en colaboración con la Policía Judicial de Ciudad Real, no hay imposibles. Dices Uco y la opinión pública identifica esas siglas con solvencia y casos resueltos. Dices Uco y los delincuentes tragan deseando que fueran otros los que les investigaran. Y quien dice también Uco son los familiares de los desaparecidos no localizados. A uno de esos desaparecidos, Juan Miguel Isla, lo han encontrado hace tan sólo unos días en un pozo.
No se sabía nada del empresario de 59 años desde el 22 de julio de 2022: lo habían buscado con insistencia, pero no había habido forma. La última persona que lo vio con vida fue Antonio Caba, de 48 años, comercial e intermediario de profesión. A este hombre le colocaron un micrófono en el coche porque a través del móvil apenas hablaba, temeroso de que los investigadores le escucharan.
El Debate ha tenido acceso al sumario del caso donde se revelan los monólogos que el principal sospechoso tenía consigo mismo en voz alta cuando se ponía nervioso. Les pongo en contexto: el 2 de marzo, Gaspar, amigo de Antonio y acusado de encubrimiento (haberle ayudado a deshacerse del cuerpo), recibió la llamada de una agencia inmobiliaria: «Te llamo», le dijo la empleada, «porque me han llamado de la Comandancia de la Guardia Civil de Ciudad Real, de la Uco».

Una conversación urgente

A Gaspar la llamada de la mujer de la inmobiliaria le alteró mucho. Debió de tener la sensación de que la Guardia Civil iba por buen camino y que podían pillarles. Nervioso por la revelación que acababa de conocer, llamó a Antonio, el principal sospechoso de la muerte de Juan Miguel Isla:
GASPAR: ¿Qué haces?
CABA: Pues mira, aquí tomando algo. Estoy en Luis. Y tú, ¿dónde andas?
GASPAR: Estoy en casa. Tengo que hablar contigo.
CABA: Bueno, pues ahora nos vemos.
GASPAR: Vale.
CABA: Yo tengo que ir porque he quedado con Pedro.
GASPAR: Bueno, hazme (sic) por verme.
CABA: ¿Eh? Bueno, hago por verte. Pues ya está, venga. Vale.
La llamada se corta y Antonio Caba sale de casa y se monta en el coche. Sabe del nerviosismo de Gaspar: lo que tienen que hablar necesariamente es cara a cara, sin que nadie les escuche. Mientras que Antonio Caba conduce va hablando sólo. Un micrófono ambiental recoge sus soliloquios: «Eres tonto. Llamas que tengo el teléfono intervenido muchacho. ¿Pero, tú estás bien de la cabeza? Eres medio tonto. Más. Tú eres tonto . Te acabas de echar el delito encima. ¿Eres tonto o te falta un agua? Te falta un agua. Lo que has hecho (se refiere a la llamada agobiado en la que le dice que tiene que verle con urgencia), no tiene nombre. Eres tonto y medio. Pero si yo lo sabía. Ahora ya ... prepárate. (Ininteligible) pegarte un tiro (ininteligible)».

«Hasta aquí hemos llegado»

Y continúa: «La has cagado ¡bien! Me han llamado 200.000 personas y coges y me llamas. ¡Coge el puto coche y acércate, c***! Eres el tonto del pueblo. Es que eres más tonto que un botijo. Ahora es cuando ya ... Ya me da todo igual. Que ya ... Después de lo que has hecho ahora mismo. Qué cojones me llamas, con lo que hay y me dice que vaya urgente. ¿Qué urgente ni que p*****? ¿Pero tú te crees que es normal? Ya no hay escapatoria, ya no».
La reunión entre Caba y Gaspar se produjo en un aparcamiento exterior de una la estación de servicio de Valdepeñas. Hablaron apenas siete minutos, tras los cuales Antonio Caba volvió a montarse en su coche y regresó a su casa. En el trayecto, según la Guardia Civil, su talante era «claramente derrotista»: «¡Bueno! Antonio, (se dice asimismo) hasta aquí hemos llegado, amigo mío. Hasta aquí hemos llegado». Parecía intuir que era cuestión de tiempo que los investigadores encontraran el cadáver de Juan Miguel Isla y a le pusieran las esposas. Acertó.
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