El portavoz de campaña del PP, Borja Sémper
El día después del 23-J
Sémper apunta a Vox como uno de los culpables del «insuficiente» triunfo del PP
Dice que llamarán «primero» al PSOE para que les deje gobernar en solitario y llegar a acuerdos de Estado
El Partido Popular ya ha encontrado a su principal culpable de la victoria con sabor a derrota de este domingo electoral: su hipotético socio de Gobierno a nivel nacional y su aliado de facto en múltiples ciudades y comunidades autónomas.
El vicesecretario de Cultura y Sociedad Abierta del PP, Borja Sémper, ha sostenido este lunes que los 136 escaños logrados por su partido en las elecciones generales son un resultado «extraordinario» respecto a los 89 que obtuvieron en los anteriores comicios, pero ha reconocido que es «insuficiente» en comparación con las expectativas que tenían los 'populares' y ha mencionado entre las razones los pactos con Vox en comunidades autónomas.
«Pasar de 89 a 136 diputados es una pasada. Subir 47 escaños es un resultado extraordinario, pero es manifiestamente insuficiente para un gobierno claro y limpio a partir de hoy», ha señalado en declaraciones a Onda Cero, recogidas por Europa Press.
Un resultado que, para Sémper, refleja la «obviedad» de que las expectativas del PP, según las encuestas y el objetivo que se habían marcado durante la campaña, estaban «por encima» de la realidad.
Preguntado entonces a qué atribuye que el resultado no haya estado a la altura de sus expectativas y si uno de ellos son los pactos con Vox, el portavoz de campaña de los 'populares' ha admitido que una de las circunstancia puede haber sido esa.
«Con una política tan polarizada, hay gente a la que probablemente no le haya gustado interpelaciones a lo largo de la campaña también a posibles acuerdos con el PSOE. Y otros han tenido muchas prevenciones también a posibles pactos con Vox», ha expuesto.
Sémper ha resumido que, bajo su punto de vista, Vox y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, «se han retroalimentado» durante la campaña de las generales.
Aun así, ha asegurado que el resultado se debe a un «cúmulo de circunstancias» y no solo a una, entre las que además ha citado la fragmentación del voto en la derecha, señalando que en «muchas provincias» Vox ha tenido un porcentaje de voto que no le ha permitido tener diputados y al PP se «lo ha quitado».
Sánchez, más debilitado
«No podemos, así a bote pronto, achacarlo solo a un factor. Nuestros adversarios también juegan y es curioso que se haya puesto el foco en un hipotético pacto del PP con Vox en cualquiera de sus fórmulas, cuando en la alternativa no ha habido ese foco ni ese análisis tan pormenorizado sobre lo que nos podía traer un Sánchez debilitado dependiendo de Bildu, de Puigdemont y de Esquerra Republicana», ha criticado.
Sémper, que ha lamentado que no haya sobre la mesa pactos «de generosidad y de talla de Estado», ha dicho que corresponde al PP iniciar el proceso de investidura y que aspiran a gobernar «en solitario con pactos puntuales», aunque sea «muy difícil plantearlo».
A sus ojos, la mejor opción para España es que el PP, como ganador de las elecciones, interpele al PSOE para ver «si está a favor» de «explorar fórmulas alternativas» que «no lleven» a los socialistas a comenzar una nueva legislatura «todavía más debilitado que la anterior, pero con los mismos socios que la anterior».
Sémper ha afirmado que Sánchez está «en manos» de partidos que lo primero que van a plantearle al sentarse a negociar es, «como mínimo, un referéndum de independencia». Por eso ha emplazado al PSOE a «replantearse» hacia dónde quiere conducir al país, ofreciéndole pactos de Estado con un gobierno que lidere Alberto Núñez Feijóo.
Y ha indicado que el PP llamará «primero» al PSOE para buscar esas «fórmulas alternativas», con el objetivo de que la gobernabilidad de España no dependa de «los que no creen en la convivencia entre españoles», en alusión a las formaciones independentistas.
A su juicio, es «inédito» que la segunda fuerza, el PSOE, aspire a gobernar después de haber «perdido» las elecciones del 23 de julio, que dejan un escenario político «endiablado» fruto del «ruido» y la «polarización».
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