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02 de mayo de 2024

El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont a su salida del Parlamento Europeo, en Bruselas

El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont a su salida del Parlamento EuropeoEP

Investigación

Los 500 millones desaparecidos de la fundación ligada a Puigdemont están ocultos en un entramado 'offshore'

La herencia desaparecida de 500 millones de euros del empresario catalán fallecido Pere Mir está escondida en un entramado offshore conformado por una decena de sociedades ubicadas en paraísos fiscales. Hasta 2017, momento en que Mir falleció, se encontraba en la Fundación Cellex, de su propiedad. Tras su muerte el dinero se esfumó y, como publicó este martes El Debate, la Generalitat de Cataluña investiga si esos fondos han servido para financiar la estancia en Bélgica del expresidente catalán fugado Carles Puigdemont.
La investigación sobre el paradero del dinero comenzó el pasado mes de mayo tras la interposición de una denuncia en la que se relataba la desaparición de la fortuna. Esta denuncia fue puesta por Ángel Surroca, la persona que levantó el imperio empresarial de Derivados Forestales, el grupo de Mir. Las indagaciones sobre el rastro del dinero corren a cargo de la responsable de las fundaciones catalanas, Carla Francitorra, subdirectora general de Derecho, Entidades Jurídicas y Protectorado, dependiente a su vez de la Consejería de Justicia.
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Entramado societario donde se esconde la fortuna de Pere Mir (I)El Debate

Este periódico ha tenido acceso al esquema que fue adjuntado a la denuncia en donde se describe la ubicación exacta del paradero de los 500 millones de euros extraviados. En concreto, se menciona la existencia de más de veinte compañías radicadas en los paraísos fiscales de Luxemburgo, Suiza y Panamá, aunque también figuran empresas en España y en Inglaterra. Algunas de estas sociedades, son Sacer Internacional SA, Simex SA, Cellex Chemie AG, Harbour Center Limited, Arquinos AG, Pinar SA o Kaplas Ltd.
Un testigo del crecimiento y de la posterior desaparición del dinero, que la denuncia estima en cifras que oscilan entre los 400 y los 600 millones de euros, asegura que este capital pudo servir para financiar el procés y, en estos momentos, la estancia del expresidente Puigdemont en Waterloo (Bélgica). Tras la muerte de Mir el activo de la Fundación Cellex comenzó a disminuir. Actualmente se desconoce la ubicación de su patrimonio, donde constan decenas de propiedades en Barcelona y Suiza, colecciones de relojes de lujo, joyas, y objetos de alto valor económico.
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Entramado societario donde se esconde la fortuna de Pere Mir (II)El Debate

Las tres personas investigadas en este asunto, señaladas por el denunciante ante la Generalitat, son: Jordi Segarra, un contable que poco a poco se fue haciendo con la confianza de Mir que acabó como gestor de las fundaciones y de los pagos y cobros del empresario; José Francisco Capellas, abogado radicado en Andorra; y por último el médico Josep Tabernero, jefe del Servicio de Oncología del Hospital Vall d'Hebron y amigo de Mir. Dos meses antes de fallecer, Mir nombró a estas dos personas albaceas de su herencia, motivo por el que ahora han sido denunciados. La única familia que tenía el empresario catalán eran dos sobrinas con las que Segarra pactó una pensión vitalicia de 14.000 euros al mes a cambio de no reclamar la herencia.
En estos momentos se desconoce en qué punto se encuentra la investigación después de que se hayan cumplido seis meses desde que se abrió. La única comunicación que el Departamento de Justicia tuvo con el denunciante fue un escrito que se le remitió en mayo en el que se le anunciaba la apertura de la investigación. «Se ha iniciado un período de actuaciones previas a la citada Fundación, con el fin de requerir determinada información y documentación para esclarecer los hechos expuestos en su escrito de denuncia», afirma el documento.

El mecenas de la ciencia catalana

Pere Mir fue un prestigioso empresario catalán del sector químico que llegó a ser una de las fortunas más altas de Barcelona. Antes de fallecer fue premiado por el entonces presidente Carles Puigdemont, que afirmó que «Cataluña necesita muchos Pere Mir». El empresario, conocido como el mecenas de la ciencia catalana, fue además un filántropo. Donó grandes cantidades de dinero al erario público para el bien común. De hecho, su última voluntad antes de fallecer fue que quería dar su fortuna a la sociedad por todo lo que le había dado a él.
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Entramado societario donde se esconde la fortuna de Pere Mir (III)El Debate

Labró su enorme patrimonio con la ayuda de su suegro, que le financió la compra de una empresa que se dedicaba a los productos químicos. Mir obtuvo unas fórmulas de la competencia que las exportó y cobró por ellas durante muchos años unos royalties que reclamaron sus antiguos socios pero que él nunca aceptó haberlas copiado. Todo el dinero que cobró por este asunto lo hizo en una cuenta bancaria radicada en Toulouse (Francia).
Como consecuencia de su actividad empresarial, Mir produjo mucho dinero. En mayor o en menor medida por su trabajo en la industria alcoholera, aunque posteriormente se dedicó a los derivados químicos. De todas sus empresas, la más famosa fue Derivados Forestales. Tras casarse, y con la ayuda de un amigo financiero, montó el Banco Comercial Paraguayo. Posteriormente consiguió que lo nombraran delegado de Paraguay en las Naciones Unidas de Ginebra. Así obtuvo un estatus diplomático que le permitía mover fondos sin tener que dar explicaciones.
A partir de aquí su carrera empresarial se disparó hasta constituir uno de los emporios químicos más grandes de España. Ahora, se busca quién y cómo se está beneficiando de su herencia millonaria.
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