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02 de mayo de 2024

José Manuel Albares, Ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación

José Manuel Albares, Ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y CooperaciónEFE

El Gobierno renuncia a votar la inclusión del catalán, el gallego y el euskera en la UE

Aunque se mencionará el asunto de pasada en la próxima reunión del Consejo, no habrá debate ni asistirá siquiera el ministro Albares

El Gobierno de España se ha resignado a no someter a votación la inclusión del catalán, el gallego y el euskera como lenguas oficiales en la Unión Europea en la próxima reunión del Eurogrupo.
Esta decisión implica un incumplimiento de al menos parte de la promesa hecha al expresidente catalán, Carles Puigdemont, quien condicionó su apoyo a la investidura del actual presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a este objetivo.
El Gobierno habría informado a los socios europeos que no presentará la iniciativa para su votación, a pesar de que la agenda de la reunión podría incluir algún comentario sobre el tema.
La presidencia belga de la Unión Europea, que comienza el 1 de enero, no parece interesada en presionar para que el asunto de la oficialidad del catalán, el gallego y el euskera sea discutido para su aprobación en las instancias comunitarias. La propuesta española, impulsada por los independentistas, ha recibido una acogida fría por parte de los socios de la UE.
El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, había insistido en la voluntad de España de asumir el coste de la oficialidad de estas lenguas, pero esta oferta no ha sido suficiente para cambiar la posición de países como Letonia.

Descartar el tema

En septiembre, la UE se pronunció sobre la petición del Gobierno español, considerándola «precipitada» y señalando que era «demasiado pronto» para tal reconocimiento, según declaraciones del primer ministro de Finlandia. Los países miembros solicitaron un dictamen jurídico del Consejo de la UE sobre las consecuencias de la medida.
El Consejo de Asuntos Generales de la UE abordará brevemente el tema en su reunión del martes, sin la presencia del ministro Albares. La inclusión del tema en la agenda se ve más como un formalismo y una jugada procedimental del Gobierno español que como un debate serio. No se espera una votación ni un debate en profundidad.
El Gobierno español, necesitado de mantener viva la cuestión como parte de sus negociaciones con los independentistas catalanes, enfrenta la realidad de que no es una prioridad para la UE. Se requieren informes económicos y jurídicos detallados antes de que el tema pueda ser considerado para un debate serio.

Un precio desmesurado

Una estimación provisional de los servicios técnicos de la Comisión Europea cifró en al menos 132 millones de euros el coste de incluir estas tres lenguas adicionales, cantidad que España se ha comprometido a asumir.
A partir de enero, España tendrá que convencer a Bélgica de mantener viva la cuestión con la esperanza de superar resistencias. Este proceso, según indica el ministro Albares, podría ser largo, citando como ejemplo el caso del gaélico irlandés, que tardó más de dos años en ser reconocido.
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