
Feijóo, delante de los miembros de la cúpula del PP este lunes en Génova 13
Las claves de la decisión
Feijóo reactiva el PP con un Congreso de ideas ante la sensación interna de estancamiento
El presidente de los populares se propone preparar el partido por si Sánchez adelanta las elecciones y diseñar «una alternativa de gobierno definitiva». Los últimos meses están siendo de cierto ruido
Cuando el PP celebró su último Congreso con ponencias y debate, en febrero de 2017, Mariano Rajoy había sido reelegido presidente del Gobierno con la abstención de los socialistas, el PSOE estaba dirigido por una gestora, Pablo Iglesias aplastaba a Íñigo Errejón y su candidatura en Vistalegre II, Albert Rivera acababa de revalidar su liderazgo al frente de Ciudadanos —que aún respiraba— y Vox aún no había entrado en el Congreso. Cristina Cifuentes gobernaba en la Comunidad de Madrid, Susana Díaz en Andalucía y Carles Puigdemont en Cataluña.
Alberto Núñez Feijóo anunció ayer ante los miembros de su Comité Ejecutivo Nacional la celebración de un Congreso que, aunque será extraordinario porque por fechas no tocaba, tendrá ponencia política marco y ponencia de estatutos. Es decir, un Congreso no solo de nombres, sino sobre todo de ideas. Será los días 5 y 6 de julio en Madrid y el primero de la nueva normalidad después de años de travesía del desierto y de dos congresos extraordinarios. El primero, en julio de 2018, para elegir al sucesor de Rajoy, Pablo Casado, que lideró una etapa que hoy la mayoría de los populares recuerdan como un mal sueño, o que directamente han borrado. El segundo, en abril de 2022 para entronizar a Alberto Núñez Feijóo, el aclamado.
El PP se esforzó por aclarar que reservaron el pabellón de Ifema el pasado 11 de marzo, para dejar claro que la decisión de convocar el cónclave no ha atendido a presiones internas, ni es un gesto de debilidad. «Es mi decisión, meditada desde hace tiempo, que hago pública hoy», señaló durante su intervención de este lunes.

El Comité Ejecutivo Nacional del PP de este lunes

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Las críticas que se escuchan
En los mentideros del partido se habla del cada vez más reducido núcleo de decisión de Feijóo; de su excesiva exposición pública, por falta de escuderos; de la mejorable relación entre Cuca Gamarra y Miguel Tellado y de éste con Elías Bendodo; de las disfunciones en el Grupo Parlamentario y de la falta de talla política de algunos de los vicesecretarios sectoriales. Por no hablar de las comparaciones con Isabel Díaz Ayuso.
Por otra parte, nada que no vivieran en el pasado Rajoy y Casado en sus respectivas etapas. Pero con una diferencia. Rajoy tardó cinco años en liberarse de la herencia recibida de José María Aznar en el partido —los Acebes y Zaplanas— y poder confeccionar su propio equipo. Casado llegó y arrasó con los sorayos tras unas primarias traumáticas para el partido. Por el contrario, Feijóo tuvo desde el principio la autoridad moral y las manos libres para elegir a su dirección, sin cuotas territoriales más allá de la conexión Galicia-Andalucía con Juanma Moreno, que con el tiempo ha ido perdiendo fuelle.
Con las manos libres desde el principio
El nuevo presidente del PP se llevó a Madrid a su núcleo duro gallego, ascendió a Gamarra a la Secretaría General, colocó a Elías Bendodo como coordinador general, reubicó a Esteban González Pons en la Vicesecretaría de Institucional, recuperó a Borja Sémper para la política y lo eligió portavoz y fichó para el área económica al entonces consejero andaluz de Hacienda, Juan Bravo.
El partido recobró el pulso y el amor propio. En junio de ese 2022, Moreno sacó mayoría absoluta, y en mayo del año siguiente el PP reconquistó seis gobiernos autonómicos que había perdido cuatro años antes. Las cosas iban bien, pero se cruzaron por medio los pactos con Vox y el toque a rebato de la izquierda para movilizar a su electorado en unas generales que el presidente convocó a la desesperada.
En el PP todos pensaron que su nuevo líder desalojaría a Sánchez a la primera, Feijóo más que nadie, pero la victoria insuficiente de julio de 2023 sumió a los populares en un luto colectivo del que parecían no salir. En noviembre de 2023, una vez que Sánchez fue investido nuevamente presidente, Feijóo hizo algunos cambios en su comité de dirección, buscando adaptar el partido a las nuevas circunstancias. Tellado fue elegido portavoz en el Congreso, Bendodo dejó de ser el número tres en favor de Carmen Fúnez y Feijóo fichó a cuatro vicesecretarias de refresco: Ester Muñoz, Paloma Martín, Noelia Núñez y Ana Alós.
La política es impaciente, más en estos tiempos. Y al PP se le hacen los días, semanas; las semanas, meses; y los meses, años. Siempre con la expectativa de un adelanto electoral o de un cisne negro que haga saltar por los aires la legislatura. «Este Gobierno está ya en su cuenta atrás, dure lo que dure», insistió Feijóo ante los suyos. Y sostuvo que el objetivo de este Congreso es «activar el partido, prepararlo para hacer frente en las urnas a Pedro Sánchez y diseñar, desde ya, una alternativa de gobierno definitiva, sólida y decidida a la altura de un gran país que somos».
Esta vez habrá debate entre la militancia. Habrá una ponencia política marco y otra que servirá para renovar los estatutos, más de ocho años después. A partir de ahora, y durante casi dos meses, el PP será pasto de especulaciones y quinielas, con el riesgo de caer en el ensimismamiento.