Desperfectos causados por usar desatascador en una casa
Una familia de Zaragoza culpa a un líquido desatascador de una explosión en su casa
Los bomberos no lo tienen claro y especulan con la posibilidad de que se haya abierto una sima en el suelo y la casa se esté 'escurriendo' por el agujero
Son las nueve de la noche. Un hombre de edad avanzada toca el interruptor del baño de la planta baja y de repente explota todo: un torrente de escombros cae de la planta superior. Él y su mujer salen como pueden del lugar y avisan a los bomberos. Después de revisar la casa les dicen que han apuntalado: «Ni se les ocurra entrar de nuevo en la vivienda», les advierten.
Lo primero que piensan es que puede haber sido una explosión por butano o gas, pero los dueños lo desmienten: «No tenemos en casa». Los bomberos no lo tienen claro y especulan con la posibilidad de que se haya abierto una sima en el suelo y la casa se esté escurriendo por el agujero. Les precintan la vivienda. «Hasta que mañana venga un arquitecto municipal y determine qué ha pasado, no pongan un pie dentro».
Con las primeras luces del día llega el arquitecto. Lo inspecciona todo y concluye: «Aquí no ha cedido el terreno», determina. No hay sima. Observa desde fuera y se da cuenta que el tejado ha fallado en dos sitios. Especulan con la posibilidad de que la viga haya cedido y haya destrozado la casa, pero el arquitecto sube y comprueba que todo está bien.
De repente, el dueño se acuerda de que a las ocho de esa tarde habían echado un desatascador en el plato de la ducha y que lo había dejado actuando. El arquitecto lo escucha y sube a mirar. Detecta que es allí donde se ha producido la explosión y concluye en un informe que ese producto al entrar en contacto con materia orgánica en la tubería pudo generar gases que estallaran al tocar el interruptor.
Los dueños del producto dicen que su desatascador no estalla, pero para la familia, las evidencias dicen lo contrario. «No murieron de milagro», dice el sobrino del dueño de la casa. «Porque les pilló en la planta de abajo porque arriba fue como metralla. Si les da les mata».
De hecho, una gran baldosa cayó sobre el pie de su tío y casi que corta un dedo. Tuvo que estar ingresado durante una semana. Los médicos llegaron valorar cortarle el dedo para que no se le gangrenase la zona, pero finalmente recuperó.