El Debate analiza el futuro electoral de España: «El PSOE ha perdido 1.254.000 votos. La mitad el último mes»

La redacción de El Debate ha acogido este lunes la 'Jornada de análisis demoscópico y electoral de España', en la que tres expertos han valorado los últimos sondeos tras el estallido del caso PSOE. Tras este primer encuentro, el diagnóstico es que el partido socialista ha perdido intención de voto en las últimas semanas, un porcentaje de votantes que, de momento, se ha ido a la abstención... aunque podría regresar.

La jornada comenzó con la intervención de Bieito Rubido, director de El Debate, quien precedió a los ponentes José Miguel Silva (socio y analista de Target Point), Rubén Rodríguez (socio fundador de Electocracia) y José Manuel San Millán (socio de Target Point). Moderados por Jorge Sanz, subdirector de El Debate, los expertos abordaron otras temáticas, como las preocupaciones de los españoles o el perfil de los votantes de cada partido.

«Target Point y El Debate son ahora mismo una pareja con muy buena relación, y están haciendo un muy buen camino. Estamos satisfechos de los resultados que vamos dando aunque recibimos a veces quejas de algunos partidos», comenzó diciendo Bieito Rubido, antes de valorar el sondeo de este fin de semana, que recoge el primer gran desplome de la izquierda tras el estallido del caso PSOE. «El último sondeo que hemos publicado en en el debate este fin de semana ya era muy revelador y ya recogía el malestar que hay en la sociedad española ante los casos de corrupción del PSOE. Pero también creo que hay un deterioro general de la vida política en España», añadió.

Sobre la letra pequeña de ese sondeo, el analista José Miguel Silva comentó la evolución de los principales perdidos, en lo que alude al porcentaje de voto y el número total de papeletas. «Vemos que el bloque del centroderecha, pues está en torno al 50 % de votos. Pensad que en las últimas elecciones generales los partidos de centro derecha obtuvieron el 45,4 % de los votos y la izquierda el 44 % de los votos. Ahora mismo la izquierda está muy desmovilizada. Es lógico también», comentó Silva, para después dar un dato demoledor: «El PSOE ha perdido aproximadamente 1.254.000 votos desde las últimas generales y en el último mes ha perdido prácticamente la mitad de todos».

Sin embargo, reconoció que esa desmovilización de la izquierda es reversible y, en caso de una convocatoria electoral, podría volver a activarse.

Conceptos bien valorados

Entre los asistentes al evento estuvieron representantes de compañías como Serveo; el catedrático y columnista de este diario, Gabriel Albiac; la presidenta de la Asociación de Víctimas del Terrorismo, Maite Araluce; Adolfo Súarez Illana o el Director de Opinión de El Debate, Ramón Pérez-Maura, quienes participaron de la jornada con sus intervenciones y comentarios.

Uno de esos momentos fue cuando José Manuel San Millán enumeró aquellos concepto que mejor y peor 'prensa' tienen entre los españoles, un apartado que resultó de lo más llamativo, pues términos como «riqueza», «religión» o «autoridad» solo figuraban entre los favoritos para el 10 % de la muestra. «Hay otras que también nos pueden llamar la atención, como por ejemplo 'individuo'. Que no esté bien visto el individuo es curioso», valoró San Millán.

Por otro lado, entre los mejor valorados estaban términos como «solidaridad», «libertad», «igualdad» y «familia», conceptos que gustan mucho pero que tienen significados muy distintos para los distintos electorados.

«Hay conceptos de los que habéis establecido ahí, en un primer plano, que son extraordinariamente equívocos», reflexionó en ese momento Gabriel Albiac, columnista de El Debate. «Hay algo que a mí siempre me produce un cierto malestar, que es el falso concepto de igualdad. 'Igualdad' es una metáfora muy prestigiada, muy bien considerada, pero en sentido propio», añadió el catedrático.

Sobre el poco aprecio que los españoles muestran por conceptos como «riqueza», Rubén Rodríguez, de Electocracia, opinó que no hay una única causa para este hecho. «Actualmente todo lo que tiene que ver con el mundo de la empresa, con el liberalismo, con la economía... pues no tiene buena prensa (...) y eso tiene una influencia directa. (...) Hay muchos estudios en los que estudiantes de último curso no quieren ser empresarios emprendedores. Quieren ser personal de la administración, funcionarios, etcétera. Ha habido una cultura del ese discurso muy arrolladora por parte de la socialdemocracia».

Principales preocupaciones

Tras ese análisis terminológico llegó el momento de enumerar cuáles son las principales preocupaciones para los españoles. En sexto lugar estaba la inmigración masiva, en quinto la atención sanitaria pública, en cuarto la carestía de la vida, que todavía mantiene el interés que alcanzó en los peores meses de la crisis inflacionista.

El tercero es la adquisición de la vivienda, el segundo es los políticos y los partidos políticos (todo un clásico de estas enumeraciones) para terminar con la corrupción. Una preocupación que, pese a todo, tiene una incidencia limitada en la intención de voto, tal y como valoró el Director de Opinión de El Debate, Ramón Pérez-Maura.

No parece que el daño que le esté haciendo al PSOE esté a la altura de la preocupación que dice tener la gente por la corrupciónRamón Pérez-MauraDirector de Opinión de El Debate

«Yo comprendo perfectamente que sea una gran preocupación y que preocupe a un 70% de los españoles (...). Ha habido cosas más graves, como pueden haber sido los ERE de Andalucía, pero que no tenían un impacto en los medios de comunicación como está teniendo. En cambio no parece que el daño que le esté haciendo al Partido Socialista esté a la altura de lo que esta preocupación pesa en la opinión pública», valoró Pérez-Maura, una visión compartida por la terna de expertos.

Otro concepto habitual en estos listados solía ser el terrorismo, un término que ha decaído tras el fin de los atentados de ETA, pero también promovido por los sucesivos gobiernos, que no han querido ni han sabido hacer pedagogía sobre la gravedad del asunto.

«Tenemos el problema de que el terrorismo, por lo que que sea, se ha ocultado en España», denunció Maite Araluce, presidenta de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT). «Parece que no ha pasado. Y me refiero a la gente joven que no tiene ni idea de lo que ha pasado en España (...). Y ven a Bildu en las instituciones y parece que no fue tan malo. Hay incluso un estudio del Gobierno de Navarra, que decía que a un 25 % de los jóvenes les parece legítimo utilizar la violencia para conseguir fines políticos».

Los votantes del PP y Vox

La conferencia siguió analizando el perfil del elector potencial de los distintos partidos. Por resumirlo mucho, al PP le apoyan adultos mayores procedentes de «clases medias, altas y altas, urbanas y productivas», anotó José Miguel Silva. Al PSOE, le sigue un votante más transversal y 'pesca' en clases media-bajas y bajas: «Ellos destacan mucho donde hay alto subsidio o máximo subsidio».

Por lo que respecta a Vox, «son votantes jóvenes y mayores productivos. Es un voto dual de edad. Pero tanto esa gente mayor como esos votantes jóvenes están trabajando o invierten. Se concentran mucho en las ciudades al mismo tiempo que en clases bajas y bajas rurales».

El PSOE destaca mucho allí donde hay alto subsidio o máximo subsidioJosé Miguel SilvaSocio y analista de Target Point

Terminando con Sumar, otro de los perjudicados en los últimos sondeos, tiene «sobre todo es un votante joven y adulto que tiene también ingresos por sueldos. No es el momento pero, si cruzamos por la situación laboral, vemos que hay muchos funcionarios, mucha gente joven, en puestos de trabajo relacionados con la administración, etcétera. Son clases medias muy urbanas. No es un voto rural, es un voto muy urbano», resumió Silva.

La conferencia terminó con un análisis de los resultados oficiales (pero también muy discutidos) de las elecciones generales de febrero de 1936. Unos resultados sobre los que, si aplicásemos hoy nuestro sistema electoral, obtendríamos un nivel de polarización e igualdad similar al de las Cortes actuales, que tendrán que esperar dos años (o quizá menos) para volver a tirar los dados en las urnas.