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Cuca Gamarra, en el Congreso de los Diputados el pasado 25 de junio

Cuca Gamarra, en el Congreso de los Diputados el pasado 25 de junioEuropa Press

Perfil

La fondista Cuca, de Soraya a Feijóo pasando por Casado

Una rara política que, atendiendo a su currículum, no juega a las guerras internas y por eso todos cuentan con ella. Hasta sus enemigos la reconocen habilidad para coser heridas domésticas

María Concepción Gamarra Ruiz-Clavijo (Logroño, 50 años), en adelante Cuca, se va. Aprovecha la bomba política del encarcelamiento de Santos Cerdán para dejar la secretaría general del PP, que ostentaba desde 2022, sin hacer ruido. No ha querido que su relevo fuera la primera noticia del día y lo ha conseguido. Los escándalos del sanchismo, contra los que brama todas las semanas en el Congreso, le han servido para irse discretamente. Aunque se quedará en los maitines, asumiendo el área de justicia que hereda de González Pons, bajará muchos escalones. «Toca relevo», aseguró ayer. Vienen tiempos nuevos que deberían llevar a Feijóo a La Moncloa, y el líder gallego prepara un nuevo equipo, ante la batalla final contra Sánchez, que hará público en el Congreso de este fin de semana. Y a Cuca Gamarra todo el mundo la colocaba ya en la rampa de salida, quizá con Miguel Tellado como sustituto. Pero eso solo lo sabe el jefe de Génova.

La vida política de esta riojana licenciada en Derecho Económico por Deusto, es un ir y venir entre crisis internas, enfrentamientos políticos y luchas cainitas. Y todo eso sin que se haya visto salpicada; detesta las banderías y se nota. Como muestra un botón: la exalcaldesa de Logroño apoyó a Soraya Sáenz de Santamaría frente a Pablo Casado en 2018, pero cuando su lideresa perdió las primarias consiguió que el joven nuevo líder olvidara su adscripción y la nombrara portavoz en el Congreso para imprimir un giro más moderado y sustituir así a Cayetana Álvarez de Toledo; la misma Cuca que, a pesar de ello, también logró ser salvada de la quema cuando Núñez Feijóo, el presidente que vino a enterrar el casadismo, la mantuvo en su núcleo duro. Una rara política que, atendiendo a su currículum, no juega a las guerras internas, tan frecuentes en los partidos, y por eso todos cuentan con ella. Hasta sus enemigos la reconocen habilidad para coser heridas domésticas: tuvo que hacerlo tras la desgarradora crisis que se llevó por delante a Casado y García Egea.

Durante esa guerra a cara de perro, fue una de las dirigentes del núcleo duro que abandonó a Casado cuando la situación había llegado a un punto insostenible y se unió a los barones para exigir la dimisión de Egea. De hecho, se afanó en convencer a Pablo de que el PP precisaba de una salida urgente y de consenso para cerrar la división interna. Para desautorizarla, la izquierda ha utilizado hasta la náusea los mensajes que envío al entonces presidente del PP tras la famosa entrevista en la Cope en la que el diputado palentino cargó contra Ayuso. «Enhorabuena, presidente. Sinceridad y verdad. Ese es el camino. Gran entrevista. Con claridad, seriedad y verdad», escribió Cuca a Pablo. Tres días después, pedía su dimisión.

Con todo, pilotó con éxito la transición desde la caída de Casado, por su brutal enfrentamiento con Isabel Díaz Ayuso, al desembarco de líder gallego. En ese interregno se convirtió en la protagonista de los cara a cara en el hemiciclo con Pedro Sánchez. Luego llegaría Feijóo sin escaño, y Cuca siguió ahí, como el dinosaurio de Monterroso, para capitanear el grupo parlamentario. A nivel regional, en 2017 sufrió uno de sus peores sinsabores; perdió las primarias para liderar el PP de La Rioja frente a José Ignacio Ceniceros y el partido se partió en dos. Eso sí, lleva a gala que, a pesar de sus responsabilidades nacionales, ella nació en el municipalismo y tiene un marcado perfil gestor; como le gusta a Feijóo. Fue la primera alcaldesa de Logroño y estuvo ocho años al frente del Consistorio (2011-2019). Desde ahí dio el salto al Congreso como diputada por La Rioja.

Son antológicas sus confrontaciones parlamentarias con María Jesús Montero. Tanto obsesionó a la vicepresidenta de Sánchez que un día, mientras contestaba a la podemita Ione Belarra, bautizó a un nuevo ser mitológico: «Ione Gamarra». No es para menos: la secretaria general del PP no ha escatimado invectivas contra la jefa de Hacienda de la que dijo hace cinco días, cuando ya recogía sus papeles del despacho, que Montero era «la jefa de la caja» que financiaba las cloacas socialistas. Con Nadia Calviño también las tuvo tiesas. Finos modales, perfil centrista, pero implacable contra Sánchez y los suyos.

Cuca se declara muy familiar y muy arraigada en Logroño. Entregada a su sobrina Candela y a sus dos hermanos, es una buena corredora de fondo, que ha participado en cinco maratones, entre ellos, los de Budapest, Nueva York y Florencia. En el PP ha sido una fondista imbatible: de Soraya (y de Rajoy) a Feijóo, pasando por Casado y con buena relación con Ayuso. Lo dicho, una fondista imbatible.

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