García-Margallo, durante su entrevista en El Debate
García-Margallo: «La política exterior de Sánchez nos está dejando solos, y eso es muy peligroso»
El exministro de Asuntos Exteriores alerta de los problemas que pueden llegar en Ceuta y Melilla
José Manuel García-Margallo (Madrid, 1944) conoce muy bien Gaza, en donde ha estado en dos ocasiones; a Netanyahu, con quien se ha reunido en diferentes ocasiones, y a diversos líderes mundiales, con los que tuvo la oportunidad de coincidir en su etapa como ministro de Asuntos Exteriores del Gobierno de Rajoy, entre los años 2011 y 2016. Aprovechando su amplio conocimiento del panorama internacional, le preguntamos cómo ve el escenario actual, plagado de conflictos.
–¿Puede producirse una nueva guerra mundial?
–Nos encontramos en un punto de inflexión. Hay un artículo circulando que dice que ya estamos en la quinta guerra mundial. Pasaron las dos primeras. La tercera fue la Guerra Fría que acabó con la caída del muro de Berlín. La cuarta empezó en Berlín y llegó hasta el atentado de las Torres Gemelas. Estados Unidos entendió que no podía resolver los problemas solo. La oposición de Obama a Irak, la no intervención en Siria cuando Al-Assad utiliza armas contra su pueblo y la retirada de Afganistán, que se negocia en Doha, llevan a la conclusión de que Estados Unidos ya va a intervenir exclusivamente en aquellas zonas del mundo en qué estén involucrados o amenazados los intereses americanos. Lo que nos afecte tenemos que resolverlo nosotros.
Lo primero que tuve que hace cuando fui ministro fue arreglar las relaciones con Estados Unidos, que estaban muy deterioradas por Zapatero
–¿Será esa próxima guerra convencional, o de otro tipo?
–De otro tipo. La confrontación va a ser total, salvo en el tema militar. Después de lo que ha pasado con Polonia, de lo que ha hecho Israel bombardeando Qatar... Hay una escuela de pensamiento francesa que dice que el próximo conflicto será en cinco o diez años como mucho, y en la zona del Indo-Pacífico, en Taiwán. Dicen que no habría una agresión de China, sino un bloqueo de Taiwán, que no podría vivir sin importaciones ni exportaciones. Taiwán y sus aliados tendrían que intentar romper ese bloqueo, y se podría llegar a un conflicto militar. Yo no lo creo. No estoy nada seguro de que Trump esté dispuesto a entrar en una guerra con China por Taiwán. Tampoco estoy nada seguro de que esté dispuesto a entrar en una guerra en Europa aplicando el artículo 5 º. Si se produce una agresión de Rusia, como la que ha habido con los drones en Polonia, que creo que ha sido una prueba de los rusos para ver dónde está el nivel de resistencia, me parece que Trump dirá que son problemas de los europeos, y que se arreglen ellos.
–¿Le sorprendió el vuelo de los drones rusos sobre Polonia?
–No. Se estaba esperando. Hubo otro ataque en Rumanía. Se intentó paliar diciendo que había sido un error y que no había responsabilidad rusa, pero es evidente que no han negado su responsabilidad. Se reproduce lo que pasó en los años 30. Las potencias del Eje, fundamentalmente Alemania, empezaron a probar cuál era la resistencia del mundo libre: el Anschluss, que es Austria, los Sudetes, que es Munich... Cuando Munich cede a las pretensiones de Hitler, invaden Checoslovaquia, y luego entran en Polonia pensando que va a ser igual: que Francia y Reino Unido no van a entrar, pero entran.
José Manuel García-Margallo ve similitud entre lo que hizo Hitler y lo que está haciendo Rusia.
–¿Sigue viendo a Estados Unidos como el país más poderoso?
–Sin ninguna duda. Es verdad que puede hablarse de un mundo bipolar porque China y otros países tienen capacidad para determinar de algún modo decisiones mundiales, pero las diferencias entre Estados Unidos y China, que es el segundo, son aún muy grandes a favor de Estados Unidos en términos económicos, especialmente en renta per cápita, gasto en defensa, dominio de las tecnologías y alianzas exteriores. Otra cosa es que haya que contar con China y probablemente con Rusia, que es el otro gran poder hegemónico, pero Estados Unidos sigue siendo la nación que controla el mundo, la que hace que el mundo contenga la respiración cuando Trump manda un tuit.
Hillary Clinton me dijo que estaban pensando en llevarse las bases de Morón y Rota a Marruecos
–En este escenario global en el que usted habla de que Estados Unidos y China se repartirán el mundo, y en parte también lo hará Rusia, ¿la salida de Europa es solo la sumisión?
–O el nacimiento de los Estados Unidos de Europa, con autonomía económica y autonomía tecnológica. Es lo que se está discutiendo ahora: el gran dominio de las tecnológicas americanas en Europa. Hay tres grandes tecnológicas que dominan el mundo. El problema de Europa es que lleva mucho tiempo anclada en las industrias tradicionales. El mundo ha evolucionado desde la automoción y farmacia hacia el hardware y el software, y ahora la inteligencia artificial, la robótica, etc. Estados Unidos ha seguido ese camino, y nosotros seguimos fundamentalmente en la automoción y la farmacia. En los últimos cincuenta años no se ha creado en la Unión Europea una única megaempresa de más de 200.000 millones de capitalización. Las seis que se han creado lo han hecho en Estados Unidos. Casi el 30 % de los unicornios -empresas valoradas en más de un billón- han emigrado a Estados Unidos porque el mercado no está fragmentado, la financiación es mucho más barata, el mercado de capitales está unificado, las regulaciones no son tan opresivas... La Unión Europea debe entender que en este mundo los países miembros aislados no tienen ninguna salida. No tiene más remedio que unirse o caer en la irrelevancia. No estamos aprovechando las fortalezas que tenemos: una población de 450 millones de habitantes, una de las rentas per cápita más elevadas del mundo, un modelo social que se basa en la democracia liberal y en la economía de mercado... Todo eso unido puede ser extraordinariamente importante, pero separados no somos nada.
Garcia-Margallo, en la redacción de El Debate, afirma que Sánchez hace declaraciones extravagantes.
–¿Qué le parece la política exterior de Sánchez?
–No hay política exterior. El problema de Sánchez es que utiliza la política exterior para permanecer en el poder, como hace con el resto de políticas. Hace declaraciones realmente extravagantes para intentar convertirse en un anti-Trump; por ejemplo, las que hizo con la negativa a aumentar el presupuesto de defensa al 5 %, que por cierto nunca las hizo en la sede donde estaba Trump, y luego firmó el compromiso de subir a esa cifra. Y lo que acaba de hacer con Israel es un elemento de propaganda interior. No creo que haya nadie en España que no condene lo que está ocurriendo en Gaza, pero solo se puede frenar la tragedia que está produciendo el gobierno de Netanyahu presionándole de manera coordinada con Estados Unidos. Moncloa tiene una fábrica de ideas, una especie de Disneylandia. Ahora estamos discutiendo si es un genocidio o no. ¿Qué importancia tiene eso? Lo que se está produciendo es una matanza de inocentes que hay que parar con una presión conjunta, fundamentalmente económica, ejercida de manera conjunta entre Estados Unidos y la Unión Europea. Las medidas que Sánchez ha adoptado hasta ahora no tienen ninguna eficacia. Dice que no va a haber comercio de armas. Oiga, eso ya lo dijo después del 7 de octubre. Si lo hay, es mínimo. Y luego establece la prohibición de visados para dos ministros ultrareligiosos. No sé en qué ayuda a la resolución del conflicto. He estado dos veces en Gaza y sé muy bien cómo viven los gazatíes. La solución pasa por un Israel seguro y una Palestina viable. Hay que desarmar a Hamás, a la que aquí aplauden, y que el interlocutor sea la Autoridad Nacional de Palestina, que acepta Oslo, que significa el derecho de Israel a existir y la ausencia de violencia. Solo habrá una paz y una solución de dos Estados si Hamás desaparece.
Sánchez no tiene política exterior. Solo la utiliza para permanecer en el poder.
–¿Qué consecuencias puede tener para España el trato que Sánchez está dando a Israel?
–Estamos adoptando unas posturas extraordinariamente peligrosas. El problema está en la frontera este, pero habrá un problema inmediato en la frontera sur. África va a duplicar su población, que es muy joven y va a tener más renta. Cuando eres joven y tienes más renta, la emigración no se produce hacia los países vecinos, sino hacia Europa. Vamos a tener un presión migratoria muy importante en las costas. Si llegásemos a tener un conflicto en Ceuta y Melilla, sería muy dudoso que los aliados nos ayudasen, porque no estamos siendo solidarios con ellos en la frontera este, que requiere un aumento de los recursos militares. Eso puede colocarnos en una situación de soledad en el mundo. Lo primero que tuve que hacer cuando llegué en 2011 al Ministerio de Asuntos Exteriores fue arreglar las relaciones con Estados Unidos. Estaban muy deterioradas por la retiradas de las tropas de Irak de manera unilateral, sin avisar, y por una declaración de Rodríguez Zapatero en Túnez, en la Alianza de las Civilizaciones, en la que animó a todo el mundo a hacer lo mismo. En la primera cumbre que tuve con Hilary Clinton al mes, en Munich, me dijo que estaban pensando en llevarse las bases de Morón y Rota a Marruecos, con lo cual el equilibrio en el Estrecho habría cambiado. Ahora Marruecos se ha convertido en un aliado prioritario de los Estados Unidos precisamente en los Acuerdos de Abraham. Eso probablemente explique el cambio de postura de España con el Sahara, aunque nadie sabe por qué cambió. Sabemos que se hizo con una carta que no se escribió desde España y que no se consultó con la oposición, que no se debatió en el Gobierno y que no se consultó en las Cortes. Es un ejemplo de lo que no se puede hacer. Una política de Estado requiere de continuidad, y eso quiere decir connivencia entre los grandes partidos.
Si llegamos a tener un conflicto en Ceuta y Melilla, es muy dudoso que los aliados nos ayuden. No estamos siendo solidarios con ellos.
–¿Ve peligro en Marruecos?
–Claro que lo veo. Acabo de estar en Melilla, donde tengo una relación muy estrecha. Fui diputado por Melilla en las Cortes. La están ahogando. La Aduana Comercial, que es una aduana de la Unión Europea, sigue cerrada. En este momento permiten que pase un camión de pescado de Marruecos a Melilla, pero de Melilla a Marruecos no pasas ni un yogur. La están aislando, y en cualquier momento podríamos tener un incidente. Ya lo intentaron en Perejil y en Ceuta. Podemos encontrarnos con una situación complicada. Espero que no, y que el Gobierno transmita que vamos a defender nuestra integridad territorial, que es una integridad constitucional, por cierto.