Basurero de Nerva, en la provincia de Huelva

Basurero de Nerva, en la provincia de HuelvaEuropa Press

En Huelva

Nerva, el basurero de Europa: «un error histórico», camino del cierre

La Junta de Andalucía ya trabaja para cerrar el basurero de Nerva, después de más de 20 años de quebraderos de cabeza para los vecinos de la localidad onubense

Es un problema que trae de cabeza a los vecinos de la localidad onubense de Nerva desde hace más de 20 años y que, sin embargo, no ha tenido visos de solventarse hasta ahora, cuando la Junta de Andalucía se ha decidido a ponerle fin de una vez por todas. En los últimos tiempos, curiosamente en la época del ecologismo y la sostenibilidad, la situación se ha vuelto insostenible, y los nervenses necesitan una solución.
El vertedero de Nerva se ha convertido en el basurero de Europa, y el traslado de residuos peligrosos desde Montenegro, paralizado por el Ministerio para la Transición Ecológica, ha reavivado el debate político sobre el depósito.
Los partidos del Ejecutivo autonómico –el PP-A y Ciudadanos– y el PSOE-A se han unido en un frente único en favor de «un cierre responsable», como ha dicho el secretario general de los socialistas andaluces, Juan Espadas, y «al final de su vida útil», como ha afirmado, por su parte, la consejera Carmen Crespo, para asegurar el empleo. Podemos, en cambio, exige el cierre «inmediato», y Vox pide que no se engañe a los vecinos, porque no existe «alternativa al vertedero».
A decir verdad, sólo Ecologistas en Acción ha mantenido su rechazo al basurero, incluso desde antes de su inauguración. En 1998, y ya entonces despertó una gran polémica, el Gobierno socialista de la Junta de Andalucía abrió el vertedero como almacén de residuos peligrosos de los polos industriales de Huelva, Cádiz y Sevilla. No obstante, los permisos se fueron ampliando, hasta el punto de poder recibir miles de toneladas de granalla desde Montenegro.

Crecimiento constante e incendios

En 2008 se incrementó su capacidad inicial, y en 2012 se concedió una nueva expansión. De igual modo, hasta en nueve ocasiones se ha aumentado el número de residuos que el basurero puede albergar. El Gobierno de José Antonio Griñán llevó a cabo las dos últimas ampliaciones del catálogo de desechos aptos para tratar en el vertedero, que en los últimos años ha acogido restos de negro de carbón, un material cancerígeno que obligó a sacar de Italia un tribunal milanés.
Además, son recurrentes los incendios en el basurero. El último, en agosto de 2019, por fortuna en el vaso de residuos no peligrosos, como ya ocurriera en febrero de 2017. La empresa Ditecsa, propietaria del vertedero, se muestra, sin embargo, muy hermética a la hora de documentar sus actividades, y los vecinos dicen haber presenciado alguno más, a altas horas de la noche, y denuncian que se levantan humaredas que suelen llegar a uno de los barrios del municipio, a apenas 700 metros del depósito.
En 2019, Ditecsa solicitó una nueva autorización ambiental integrada (AAI), sin respuesta por parte de la Junta de Andalucía, para la instalación de una incineradora que presenta como una planta de biomasa para la producción de energía mediante la quema de restos de neumáticos. La vigente AAI contempla la explotación del vertedero hasta el año 2036, pero el Gobierno andaluz trabaja para que el cierre del basurero acontezca antes.
El actual alcalde de Nerva, José Antonio Ayala (PSOE-A), considera todo esto «un error histórico», cometido por el Ayuntamiento hace ya un cuarto de siglo, cuando, en pleno y por unanimidad del PSOE-A –en el poder–, IU y el PP, aprobó el proyecto. Eso sí, con la condición de que los residuos sólo procedieran de Huelva, Cádiz y Sevilla, y no de lugares tan remotos como Montenegro, lo que, para desgracia de sus vecinos, ha convertido a Nerva en el basurero de Europa.
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