Una persona llena un vaso de agua de un grifo
Andalucía
Cuatro de las diez ciudades con el agua más cara de España son andaluzas
Un informe de la OCU sitúa a cuatro capitales andaluzas entre las diez más caras del país, revelando una brecha de hasta 335 euros anuales con las ciudades más económicas. La escasez hídrica y las costosas infraestructuras explican, en parte, esta realidad
Abrir el recibo del agua en Andalucía se ha convertido en un gesto que provoca un suspiro de resignación para muchas familias. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) acaba de publicar un estudio que confirma lo que muchos andaluces intuían: pagan por el agua mucho más que el resto de España. Los datos no dejan lugar a dudas. Sevilla, Huelva, Almería y Cádiz figuran entre las diez capitales con las facturas más elevadas de toda la nación.
Doloroso para el bolsillo andaluz
El ranking nacional lo lidera Barcelona, pero la comunidad andaluza es, sin duda, la gran perjudicada. Sevilla ocupa un abultado segundo puesto nacional, con un coste anual de 483 euros por un consumo medio. La sigue de cerca Huelva, en tercera posición, con 455 euros. Completan esta dolorosa lista de las diez más caras las capitales de Almería (447 euros) y Cádiz (446 euros). Es un golpe duro para la economía doméstica.
Pero, ¿qué pasa con el resto de Andalucía? Otras capitales como Málaga (360 euros), Córdoba (338), Jaén (327) o Granada (325) presentan precios más moderados, aunque aún así muy superiores a los de las ciudades más baratas. Un hogar en Ourense, la localidad gallega que cierra la tabla, paga apenas 148 euros al año. La diferencia con Sevilla es abismal: 335 euros anuales por el mismo servicio básico.
Y es que la clave de esta disparidad parece estar bajo tierra y en el cielo. La escasez hídrica crónica que sufre el sur peninsular es el factor principal. Desde la OCU señalan que esta situación obliga a grandes inversiones en infraestructuras como desaladoras o trasvases, unos costes que acaban trasladándose a la factura final. Garantizar el suministro en tierras secas tiene un precio, y ese sobrecoste lo afrontan los ciudadanos en cada factura.
Además, el modelo de gestión elegido por los ayuntamientos marca la diferencia. Algunas ciudades optan por subvencionar parcialmente el servicio, mientras otras, forzadas por la necesidad de modernizar redes antiguas o por cumplir con políticas de recuperación total de costes, aplican tarifas más elevadas. La combinación de infraestructuras costosas y decisiones políticas difíciles acaba por dibujar un mapa donde beber y ducharse en Andalucía es, simple y llanamente, más caro.