Entrevista
El héroe malagueño con el que está en deuda Estados Unidos: «Fue clave para lograr su independencia»
Leonardo Cervera recupera la figura de Bernardo de Gálvez en una novela que narra su participación en la Guerra de Independencia
El motivo por el que se celebra el Día de la Independencia norteamericana en este pequeño pueblo de Málaga
Dentro de la misma pléyade de personajes ilustres de nuestra historia, arrasados, muchos de ellos, por el olvido y posiblemente, también por nuestros complejos, hay ejemplos fascinantes.
Los malagueños, en concreto, y los andaluces y españoles en general pueden presumir de un héroe olvidado como fue el militar Bernardo de Gálvez, considerado pieza clave en la independencia de los Estados Unidos.
Con la entrada en el conflicto de España, emergió su figura, una alianza hispano-estadounidense que hizo hincar la rodilla al Imperio británico. Pese a que en su pueblo natal, Macharaviaya, no lo olvidan, su obra sigue siendo una gran desconocida para parte de los españoles y para casi todos los norteamericanos.
Estados Unidos le concedió la ciudadanía honoraria y su retrato cuelga en las paredes del Capitolio. El jurista malagueño Leonardo Cervera (1970) se sumerge en su vida, la cual plasma en las páginas de una novela que narra con rigor su participación en la guerra de las colonias americanas contra el Imperio británico y la conquista de la Florida Occidental.
–¿Por qué es tan poco conocida la figura de Bernardo de Gálvez?
–Porque los españoles somos muy malos reconociendo a nuestros héroes y en este caso particular, murió muy joven en un momento en el que el Imperio español se destruía, lo que provocó que sus hazañas cayeran en el agujero negro de la historia.
–¿En Málaga sí ha habido un acercamiento por parte de sus paisanos?
–Afortunadamente, y en los últimos años, gracias al trabajo de varias personas e instituciones, se conoce más, porque la Diputación de Málaga y la Asociación Bernardo de Gálvez intentan difundir su figura. Modestamente, espero que un libro como el mío pueda ayudar un poco a ese fin.
–A Gálvez se le otorgó categoría de héroe en Estados Unidos tras la Guerra de Independencia…
–Le han dado el máximo reconocimiento que se le puede dar a una persona extranjera, que es la ciudadanía honoraria. Solo hay ocho personas en el mundo que la han recibido, entre ellas Winston Churchill y Teresa de Calcuta. A nivel oficial, le han puesto en una liga muy exclusiva de personalidades. Fue una decisión que en su día tomó el presidente Barack Obama, pero la realidad es que la gran mayoría de estadounidenses ni conocen a Bernardo de Gálvez ni saben de la importancia de la ayuda de España para la independencia de su país.
–¿Cómo ha sido el proceso de documentación de esta novela?
–Llevo documentándome unos diez años, leyendo todo lo que se ha escrito sobre Bernardo de Gálvez y este periodo histórico, incluida la guerra de la Independencia. Habré leído varias decenas de libros pero a pesar de ese estudio, había partes de las que no había bibliografía sobre el tema. Esas lagunas las he tratado de rellenar acudiendo a determinados expertos y a los archivos estadounidenses y mexicanos sobre su periodo en la Apachería, un territorio enorme, en la frontera actual entre Estados Unidos y México, de dos millones de kilómetros cuadrados, donde Gálvez estuvo luchando cuerpo a cuerpo contra los apaches, algo de lo que prácticamente no hay nada publicado y solo he podido rescatarlo de los archivos.
–¿Qué virtudes tuvo Gálvez para llegar a donde llegó?
–Mi curiosidad era desentrañar cómo un hombre que a priori viene de una familia humilde, pues eran hidalgos, pero empobrecidos, y procedentes de un pueblo pequeñito de Málaga, Macharaviaya, acaba llegando a ese nivel. Fue una combinación de factores. El más importante, su inteligencia, tanto científica como interpersonal. Tenía grandes dotes de liderazgo. Y además, tuvo mucha ayuda de su tío, José de Gálvez, que era ministro de las Indias. Y fue un militar audaz y valiente. Aprovechó la oportunidad que le dieron la historia y el destino, puesto que aprendió muchísimo luchando contra los apaches, un enemigo formidable.
–¿Y qué ganaba España con todo esto en aquel momento?
–Bernardo de Gálvez va a la Luisiana española a finales de 1776 como un agente de su gobierno, mandando por su tío, en misión secreta: que el general George Washington no pierda la guerra. El interés de España pasaba porque la guerra civil entre la metrópoli y sus colonias continuase el máximo tiempo posible para que eso debilitara a los ingleses, tradicional enemigo del Imperio español. España no quería entrar en esa guerra, se hubiera conformado con un acuerdo diplomático. Si los ingleses hubieran devuelto Gibraltar, España se olvida de Washington. Pero al entrar en la guerra en 1779, pasamos de que este no la perdiera a tener claras posibilidades de ganar. En 1881 financiará la campaña que lleve a los aliados a una victoria decisiva en Georgetown, gracias a su genio militar y al dinero que saca de Nueva España. Lo que viene después es que tras lograr su independencia, España se convierte en el enemigo a batir porque los americanos buscaban su expansión hacia el Pacífico.
–¿Ha tenido la oportunidad de contactar con descendientes de Gálvez?
–La saga desaparece cuando fallecen todos, pero en Macharaviaya siguen quedando descendientes lejanos. Allí hay una cripta para la familia, pero Bernardo está enterrado en Ciudad de México, donde falleció cuando era virrey de la Nueva España. Precisamente en esa cripta de los Gálvez en su localidad natal haremos una presentación del libro que servirá de pequeño homenaje a toda esta familia.
–¿Es, por tanto, otra víctima de esa Leyenda Negra?
–La Leyenda Negra la inventan nuestros enemigos como arma de guerra cuando España es hegemónica, lo cual es algo legítimo. El problema es que los españoles nos hayamos creído eso que se inventaron nuestros rivales. Tenemos una serie de complejos que ya va siendo hora de empezar a superar, sin rencor ni aspavientos, porque la historia debe ser mirada con generosidad y humanidad. Hay que poner en valor no solo a Bernardo de Gálvez, sino a esa clase política que hubo a finales del siglo XVIII que fue talentosa. Sabían muy bien lo que se hacía, incluso de sus posibles consecuencias. Francisco Saavedra dice en sus memorias que eso que hicieron –ayudar a los rebeldes de las colonias– seguramente lo acabarían lamentando, porque sabía que si ganaban, se produciría un cambio que no ayudaría a los intereses de España. Por eso los Estados Unidos tienen una deuda de gratitud con Bernardo de Gálvez y los españoles que ahora, en su 250 aniversario, es el momento oportuno para que se corrija.
El autor se remonta en esta historia al turbulento año de 1779, fecha en la que dos naciones se cruzan en el destino de Bernardo de Gálvez; por una parte, el Imperio español, y por otra, los nacientes Estados Unidos de América.
Después de cuatro años de guerra, el Imperio británico está a punto de someter a sus colonos rebeldes. Con la entrada de España en la guerra, emerge la figura de Bernardo de Gálvez, un hombre cuya valentía y determinación jugarán un papel fundamental en la historia de ambas naciones.
Una novela muy oportuna que narra una epopeya de intriga, valentía y patriotismo que une a España y Estados Unidos en uno de los momentos más complejos de sus respectivos pasados compartidos.