Este es el pueblo sevillano ideal para huir del calor de la capital hispalense: no suele pasar de los 35º

«Estas temperaturas que hemos vivido en Sevilla no son las normales. En el mes de junio, por encima de los 45ºC, no es normal», alertaba el presidente de la Junta, Juanma Moreno, en la ponencia en la que participó sobre financiación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en el marco de la Cumbre de la ONU.

De esta manera, el dirigente andaluz ponía el foco en el cambio climático, «un fenómeno más que evidente con los récords de temperatura que se han venido registrando en los últimos veranos».

Mientras los mandatarios de medio mundo discuten en la conferencia acerca de, entre otras cuestiones, el efecto de estas altísimas temperaturas, los sevillanos se achicharran. Al calor, hay que sumar el engorro de los cortes de tráfico y restricciones, dispuestos para salvaguardar la seguridad del evento. Pero relativamente cerca, siempre está la opción de escaparse a un pequeño pueblo de la Sierra Norte, a unos 90 kilómetros de la capital.

Un oasis en la provincia

Constantina, localizada en la Sierra Morena, perteneciente al partido judicial de Cazalla de la Sierra y enclavado en el parque natural de la Sierra Norte de Sevilla, a unos 557 metros de altitud, goza de una ubicación ideal para escapar de las altas temperaturas de la capital.

Sus armoniosas casas blancas y su entorno rural y natural hacen de Constantina un destino más que recomendable durante estas fechas.

Mientras que en la mayoría de puntos de la provincia, las mínimas no están bajando de los 25 grados, en Constantina suele ser habitual dormir por debajo de los 20º a pesar de la ola de calor. Durante el día, las máximas no suelen superar los 35, lo cual sin duda significa un respiro.

Además de una climatología benigna, muy a tener en cuenta, la localidad serrana ofrece otro tipo de atractivos, como rutas de senderismo en los alrededores, paseos por el casco histórico, donde poder disfrutar de las casas blancas, las calles empedradas y los rincones con encanto, una gastronomía propia de la zona y zonas de baño cercanas, como las pozas naturales de San Nicolás del Puerto.