
El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page
Page sobre los 'wasaps' entre Sánchez y Ábalos: «Yo no le toco las narices a nadie, solo opino»
El presidente de Castilla-La Mancha se ha referido a «un problema de fondo que se abrió entre los que no estábamos por gobernar a cualquier precio y los que en cualquier momento podían hacerlo».
Sánchez no le dijo a Ábalos por wasap que Page tocaba las narices, sino otra cosa. pero Page se ha referido a ello de esta forma: «Yo no le toco las narices a nadie, solo opino». El presidente de Castilla-La Mancha ha añadido en la inauguración de nuevos espacios en la zona pediátrica del Hospital de Toledo: «No estoy dispuesto a dar lecciones a nadie, ni ser el más listo de la clase, lo que digo es que esa es mi posición», ha indicado.
Esto viene a propósito de que está dispuesto a aguantar «cualquier tipo de consideración» si a cambio lo que hay es una política en la que cree. En la entrevista en Onda Cero ha agregado que «es bastante inmune» a las descalificaciones personales aunque ha reconocido que el que un presidente o un ministro «te diga algo que suena muy fuerte, pues, como comprenderás, no se lleva bien pero te terminas acostumbrando».
Page también ha hecho alusión a «un problema de fondo que se abrió entre los que no estábamos por gobernar a cualquier precio y los que en cualquier momento podían hacerlo». Puntadas con hilo como la de que, en relación a sus conversaciones «tensas» y «mínimas» con Ábalos y Santos Cerdán, «A lo mejor se trata de que me dieron por perdido desde el primer momento».
«Problemas de fondo»
Unos problemas de fondo «agravados en esta legislatura», en la que dice que desde el 23 de julio se «desabrochó por completo cualquier contención», reconociendo un ámbito político de partido donde «no hay obligación de quererse, ni tampoco de ser hermanos». También, el presidente regional ha afirmado que en la vida «es bueno» ser autocrítico y tener «una cierta tolerancia».
«Si hay algo evidente en estos mensajes«, ha concluido, «es que se estaba demostrando en una dosis muy alta una cierta intolerancia a la crítica o al que pudiera opinar de otra manera. Y en esa dinámica ya estábamos presidentes autonómicos que estábamos dispuestos a seguir diciendo no nada negativo, sino lo mismo que decíamos».