Parador de Cuenca

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El convento donde pasaron la noche los Reyes reabre con más arte que nunca

El Parador de Cuenca, joya suspendida entre historia y abismo, renace tras una reforma de cuatro millones

Este viernes 1 de agosto, Cuenca recupera uno de sus emblemas más singulares: el Parador Nacional, enclavado en el antiguo convento de San Pablo, reabre sus puertas tras meses de reforma y una inversión de casi cuatro millones de euros. No es solo una reapertura; es el regreso de un refugio suspendido entre la historia y el cielo; es el renacer de un lugar suspendido sobre el abismo, con vistas privilegiadas a las Casas Colgadas y al Puente de San Pablo, que ahora vuelve con más luz, más arte y más alma.

Interiorismo que respira el paisaje conquense

Las 63 habitaciones del parador han sido completamente renovadas bajo un criterio claro: fusionar confort contemporáneo con la memoria del lugar. Se han empleado materiales nobles como maderas naturales, piedra y tejidos en tonos tierra, creando refugios serenos que dialogan con el entorno. La iluminación también se ha rediseñado por completo, aportando calidez y armonía a los espacios comunes y privados.

Parador de Cuenca

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Según ha explicado la directora de Paradores, Raquel Sánchez, el objetivo ha sido «respetar la esencia histórica del edificio» sin renunciar a la funcionalidad y al confort actuales.

Un museo vivo entre muros centenarios

Una de las grandes novedades es la incorporación de dos obras maestras al fondo artístico del parador: Exploración de límites. Persona XIV, del conquense Gustavo Torner, y Fragmento botánico, de Fernando Zóbel. Ambas piezas rinden homenaje al grupo de artistas abstractos que pusieron a Cuenca en el mapa del arte contemporáneo y elevan la categoría del parador como espacio cultural.

La obra de Torner, fechada en 1995, preside ahora el espacio gastronómico, mientras que el cuadro de Zóbel, de 1983, da la bienvenida a los visitantes desde la recepción. Así, el Parador de Cuenca se convierte también en un pequeño museo que celebra el centenario del maestro Torner y perpetúa el legado de Zóbel, fundador del Museo de Arte Abstracto Español ubicado a escasos metros, en las Casas Colgadas.

Obras que miran al futuro

La reapertura de este viernes no marca el final de las actuaciones. En los próximos meses se culminará la restauración del muro de contención y se pondrá en valor la torre del aljibe, que se transformará en un gran mirador con vistas espectaculares a la ciudad Patrimonio de la Humanidad. También está prevista la instalación de una iluminación monumental para realzar la belleza nocturna del edificio.

Además, el propio Parador financiará una intervención contra las humedades del parking y la reforma de la sala de calderas, con el objetivo de mejorar la eficiencia energética y reducir un 20 % el consumo de gas en el primer año.

Un lugar con historia (y luna de miel real)

Dormir en el Parador de Cuenca es dormir entre páginas de historia. Fundado como convento dominico en el siglo XVI, sus muros han sido testigos de siglos de espiritualidad, arte y, más recientemente, de amor real: aquí pasaron una noche los Reyes Felipe VI y Letizia durante su luna de miel, degustando un menú con ajo arriero, morteruelo y helado de queso.

Don Felipe y Doña Letizia, paseando por Cuenca el 24 de mayo de 2004

Don Felipe y Doña Letizia, paseando por Cuenca el 24 de mayo de 2004EFE

Desde entonces, el Parador se ha consolidado como uno de los más bellos de la red. Su claustro renacentista, su refectorio convertido en comedor y sus vistas vertiginosas al río Huécar lo sitúan entre los favoritos de quienes buscan una escapada con alma.

Turismo sostenible y excelencia cultural

La reforma de Cuenca forma parte de una inversión nacional de más de 100 millones de euros para mejorar los 39 paradores que cuentan con la categoría de Bien de Interés Cultural. Todo ello, enmarcado en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia financiado con fondos europeos.

En total, Castilla-La Mancha ha recibido 200 millones de euros para fomentar el turismo sostenible, de los cuales 11 han sido destinados a planes específicos como los de la Serranía de Cuenca, el Valle del Cabriel o Belmonte.

La reapertura del Parador es, por tanto, un símbolo de esta apuesta por la excelencia y la sostenibilidad en el turismo patrimonial.

Vuelve el alma de Cuenca

Con su reapertura, el Parador de Cuenca no solo recupera su actividad, sino que renueva su papel como epicentro cultural, turístico y emocional de una ciudad única. Un lugar donde dormir entre arte, historia y piedra; donde el tiempo parece detenerse frente a las hoces del Huécar. Donde el pasado y el futuro se abrazan con la misma elegancia con la que lo hace su nuevo interiorismo: con respeto, con belleza, con verdad.

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