Parador de Sigüenza
Adéntrate en los Paradores de Castilla-La Mancha: historia viva entre conventos, castillos y paisajes únicos
La región ofrece estancia en hasta ocho Paradores testigos de la cultura castellanomanchega alojada el lugares de alto interés histórico
Castilla-La Mancha guarda innumerables secretos en su extenso territorio. Las cinco provincias componen un crisol cultural único en España, donde más allá de las raíces comunes, se exponen enormes baluartes propios de cada lugar.
El final del verano supone el cese del descanso y el turismo para muchas personas, pero el otoño ofrece una oportunidad perfecta para descubrir la región antes de la llegada del frío. Una opción digna de considerar reside en los magníficos Paradores que ofrecen una experiencia de convivencia con la identidad, gastronomía e historia que dan cuenta de la añeja tradición desarrollada.
Muchos de los edificios que forman parte de los Paradores Turísticos, desenvuelven su actividad recogidos en muros con historia propia. Los turistas podrán adentrarse en antiguos conventos, castillos y casas singulares típicas del conjunto cultural de la tierra a visitar.
Hasta el 23 de diciembre, Paradores ha lanzado una campaña con precios especiales de hasta un 15 % de descuento para facilitar la llegada de turistas. Concretamente, Castilla-La Mancha ofrece estancias desde 80 euros en Albacete y Manzanares, aunque las hay de 89 euros en Almagro. A continuación, desglosamos parte de los encantos de cada uno de los paradores regionales dentro del atractivo abanico de posibilidades dispuestas para el disfrute del visitante.
Parador de Albacete
Exterior del Parador de Albacete
La excelente ubicación del Parador de Albacete invita a todo visitante, no solo al descanso, sino a embarcarse en la aventura perfecta para conocer las sierras del Segura y Alcaraz. Como punto de partida perfecto también queda a un paso de los valles del Júcar y el Cabriel. La llanura manchega se abre paso invitando a una oferta gastronómica que no se debe evitar.
Inaugurado en 1970, representa una construcción típica de La Mancha incluida dentro de la Ruta del Quijote. La quinta manchega destaca por sus largos corredores y cuidados jardines, en un entorno que llama a la relajación y que se encuentra a tan solo tres kilómetros de la ciudad. La amplia oferta de ocio de Albacete supone reclamo suficiente para su visita y para los amantes del deporte destaca su campo de golf de nueve hoyos.
Parador del Conde Orgaz (Toledo)
Parador Conde Ordaz
A una escasa hora desde la capital, aparece una de las ciudades imprescindibles de España. Toledo abre sus puertas tras las aguas del Tajo para brindar al visitante un auténtico viaje al pasado. Cada rincón merece ser visitando recorriendo la infinidad de sus piedras y descansar en el Parador terminará por convertir la experiencia en inolvidable.
Desde sus ventanas se presenta una panorámica preciosa, con la ciudad rodeada por el rio que guarda la belleza del Alcázar y la catedral. El renovado reciento responde a un antiguo palacete del siglo XVI, con estilo mudéjar y balcones de la arquitectura tradicional toledana.
Con todas las comodidades a disposición también habrá tiempo para llenar el estómago, con una selección gastronómica que alardea de la profunda cultura de caza y pastoreo que ha evolucionado a vanguardia en el paladar.
Parador Convento de San Pablo (Cuenca)
Puente y Convento de San Pablo
El antiguo monasterio vio la luz por orden de Juan del Pozo en 1523 y compone junto al puente de San Pablo y las Casas Colgadas, la estampa más típica y fotografiada de Cuenca. La preciosa panorámica conquense encuentra su mejor mirador en la ubicación del convento convertido a Parador en 1993.
Desde las alturas salvando la hoz del Huécar, ofrece un lugar idílico para la obligatoria visita a Cuenca, una de las joyas más valiosas del territorio nacional. Para los amantes de la naturaleza, la Ciudad Encantada se encuentra a treinta kilómetros de la ciudad y a la vuelta, podrán ponerse a punto con la exquisita selección de comida regional. Una carta en la que se destacan los famosos zarajos, las migas y el morturuelo.
Parador Castillo de Alarcón (Cuenca)
Parador Castillo de Alarcón
El lujo de dormir bajo las paredes de un castillo se presenta como experiencia de los más excepcional. Además, el de Alarcón no responde a caprichos y su existencia resultó clave durante el periodo de la Reconquista. De manos musulmanas a cristinas desde el siglo XII, gracias a Alfonso VIII, el lugar se ganó el cuidado de futuros reyes que siguieron engrandeciéndolo.
Tras superar la Edad Media, el castillo quedó en desuso y el paso de los siglos desembocó en la expropiación acontecida en 1963, sobre la potestad de la familia Álvarez Torrijos Torres. Tres años después, se inauguró el renovado Parador Nacional, ubicado en una construcción declarada Bien de Interés Cultural.
Un viaje perfecto al pasado a través de sus piedras con más de trece siglos de historia, que abre las puertas al paso del Júcar desde las alturas. Sus habitaciones destacan por su modernidad, sin dejar de lado la influencia estética medieval que concluye en un toque de lo más singular.
Parador Castillo de Sigüenza (Guadalajara)
Patio interior del Parador de Sigüenza
Resulta difícil aglutinar más historia en un mismo lugar. El castillo de Sigüenza, nace a partir de un asentamiento romano convertido en alcazaba árabe, cuenta la crónica del paso de reyes y obispos a lo largo de la historia.
Una vez llegó a manos cristianas, dio alojamiento a casi todos los reyes castellanos, pero a la posterior llegada de la invasión francesa, verían sus muros mermados. Las tropas lo usaron como cuartel y tras su expulsión quedó gravemente dañado. Más tarde sería incluso cuartel de la Guardia Civil, pero la Guerra Civil terminaría por destruirlo casi por completo.
Por suerte, nadie se olvidó de lo que un día fuera el castillo y entre 1972 y 1976, se trabajó con mimo y excelente resultado en su rehabilitación como Parador. La inauguración oficial tendría lugar dos años después de su finalización y para ello acudieron el rey Juan Carlos y la reina Sofía.
Las habitaciones presentas bonitos balcones de madera, además podrán visitar su capilla románica del siglo XIII y darse el lujo de comer bajo un techo abovedado que llama a épocas del medievo.
Parador de Manzanares (Ciudad Real)
Parador de Manzanares
El de Manzanares presenta la ubicación perfecta para conocer el corazón de La Mancha. Su arquitectura típica manchega da la bienvenida a la tierra de El Quijote, en el que fue uno de los primeros albergues de carretera, aquellos que pusieron la primera piedra para el futuro concepto de Parador.
El complejo turístico queda rodeado por tres de los parques naturales más esenciales e imperdible de todo el país: Tablas de Daimiel, Lagunas de Ruidera y Cabañeros. Antes de su visita, podrán degustar paletilla lechal, pisto manchego o migas, entre otros. La finca invita a la tranquilidad con extensos jardines ideales para el descanso en la llanura manchega, con unos atardeceres dignos de admirar.
Parador de Oropesa (Toledo)
Piscina del Parador de Oropesa.
El de Oropesa supuso el primer Parador ubicado en un edificio histórico (1930), que además fue declarado Bien de Interés Cultural. Las primeras referencias de su existencia señalan tiempos de Alfonso X 'El Sabio', aunque lo más probable es que fuera de obra musulmana y tomado por los cristianos, como sucede en otros muchos lugares.
Su potestad correspondió al linaje de los Álvarez Toledo, pero los duques de Frías lo reclamaron para hacerse con la propiedad en 1806. Al igual que en el caso de Sigüenza, el paso de las tropas francesas dejó prácticamente en ruinas la construcción. Vendido finalmente al Ayuntamiento local, llegó a usarse incluso como coso taurino.
Múltiples leyendas permanecen vivas en sus infinitos recovecos, entre los que cabe mencionar la Torre del Homenaje, desde la cual se obtiene una preciosa vista de la Sierra de Gredos.
Parador Convento de Santa Catalina (Almagro)
Convento de Santa Catalina (Almagro)
El convento del siglo XVII responde a la petición de Catalina de Sanabria a su marido Jerónimo Dávila, que se tornó en promesa cumplida. Almagro invita a perderse por sus calles hasta llegar a la Plaza Mayor que da cabida al único Corral de Comedias superviviente en España.
Tal disposición exhibe un pueblo típicamente manchego congelado en el tiempo y que en en julio se viste de gala para el Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro.
El convento fue finalmente abandonado por los monjes franciscanos en 1942 y en 1969 fue cedido al Estado para convertirse en Parador desde 1979. Sus estancias destacan por vigas azules con todas las comodidades en la localidad que fue capital del Siglo de Oro Español.