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Del altar al algoritmo: este «friki de la Biblia» ha conquistado YouTube con su fe sin filtros

Conocido como @curadetoledo, el padre Valentín combina fe, humor y naturalidad para acercar el Evangelio a miles de personas desde Toledo. «Somos cuerpos sin alma; el mundo sin fe es un callejón sin salida», advierte

En una habitación con vistas al valle del Tajo, el padre Valentín prepara su café, abre la ventana y escucha el rumor del río antes de encender la cámara. En unos minutos, miles de personas se unirán a su «Desayuno espiritual», esa cita diaria en la que el Evangelio y la vida se encuentran entre sorbos de café. «El café despierta —dice—, pero sólo Dios levanta».

De La Mancha al Seminario de Toledo

Nació en La Villa de Don Fadrique, en una familia de agricultores, y desde niño sintió fascinación por el misterio de la fe. «Mis orígenes fueron sencillos. Mi momento favorito, de niño, era la Misa. En mi pueblo, durante la Guerra Civil, hubo mártires que murieron al grito de ‘¡Viva Cristo Rey!’ y sus historias me marcaron para siempre».

Con solo trece años ingresó en el seminario menor de Toledo. «No hubo un momento exacto en que decidiera ser sacerdote; crecí con esa idea latiendo en el corazón», confiesa.

Hoy, su vocación se entrelaza con su amor por la tierra: ha plantado más de 150 árboles en su parroquia. «Le tengo declarada la guerra al asfalto. No soy nada urbanita. Escucho el río desde mi despacho y eso me da la vida».

Del Evangelio a YouTube: «Dios también habla a través del algoritmo»

Estudió en Roma y Jerusalén, aprendió griego y hebreo, y se define con humor como «un friki de la Biblia». Profesor en el Seminario Mayor de Toledo, un día sintió que debía ir más allá de las aulas: «El mundo tiene mucha sed de Dios, necesita sentido. Por eso decidí abrir mi canal. Quiero que quien me escuche cada mañana sienta el abrazo de un Dios que le ama apasionadamente».

Así nacieron los «Desayunos espirituales», su formato más viral. «Fue algo casual. Madrugo mucho y pensé que, igual que necesitamos cafeína, también hay que espabilar el alma». Hoy suma miles de seguidores en YouTube e Instagram, donde comparte reflexiones sin filtros.

«El algoritmo puede ser instrumento de Dios. A cada persona le llega el mensaje justo que necesitaba en ese momento».

Entre las historias que más le han marcado está la de una mujer que quiso abandonar a su familia: «Un día, agobiada, buscó en Google la palabra ‘luz’ y apareció un vídeo mío sobre el matrimonio. Lloró, volvió con su marido y sus hijos. De esas historias tengo para llenar un periódico».

«El mundo sin Dios es un callejón sin salida»

Cuando habla de los jóvenes, el tono se vuelve más grave. «El corazón está roto. Renunciar a Dios tiene efectos secundarios. Vivimos en un mundo que avanza en lo técnico, pero que no sabe responder a quiénes somos. Somos como The Walking Dead, cuerpos sin alma. Pero algo está pasando: muchos jóvenes están volviendo a Dios. El hastío es enorme».

A quienes sienten vacío, les lanza un mensaje directo: «El hombre no puede redimirse solo. No hay nada más terapéutico que la fe. Y si no me crees, busca a Carlo Acutis o Pier Giorgio Frassati. Ellos demuestran que creer sigue siendo revolucionario».

«La Iglesia no se adapta: vuelve al origen»

Firme en sus convicciones, el sacerdote defiende que la Iglesia del siglo XXI debe mirar al pasado para reencontrarse con su esencia. «La Iglesia no se renueva adaptándose al mundo, sino acercándose más a Dios. Lo moderno está agotado. La tradición no es una rémora, es el río de donde recibo la vida».

Sobre los debates actuales —celibato, bendiciones homosexuales o el papel de la mujer— es tajante: «Son una pérdida de tiempo. La agenda de la Iglesia no puede marcarla el wokismo. O santos, o nada».

Respecto al Papa León XIV, recién elegido, se muestra esperanzado: «El mundo busca referentes espirituales. Es un hombre preparado, con experiencia en muchos países. Dios sabe cómo hacer las cosas. Espero de él paz y comunión».

Entre libros, oración y árboles

Sus días comienzan a las seis de la mañana y apenas conoce el descanso. «A las siete ya estoy rezando, y de siete a nueve es mi momento más especial. Luego doy clase, atiendo a la gente, grabo… no paro. Pero sin esa oración matinal, todo se vendría abajo».

Lejos de sentir soledad, la busca. «Al principio me asustaba, pero ahora la necesito. Es el momento que protege mi relación con Dios. Por eso no tengo televisión. Prefiero rezar tranquilo, encender una vela ante mi Virgen de Guadalupe. ¡Bendita soledad! Está llena de Dios».

«No puedo casarme porque estoy enamorado de Dios»

«Cuando me preguntan por qué los curas no nos casamos, siempre respondo: porque no puedo. No por obligación, sino por amor. En mi corazón sólo cabe Dios. Cuando un vaso está lleno hasta el borde, no le cabe ni una gota más».

Lo explica con una imagen luminosa: «El amor humano es una linterna, el divino es el sol. ¿Encenderías la linterna del móvil a mediodía? Absurdo, ¿no? Dios da luz más que de sobra».

Amigos, fe y naturalidad

Entre sus amistades figuran Casilda y Ana Finat, dos mujeres de gran proyección social y cultural. «Son una inspiración. Me encanta hablar con gente que me anima a acercarme más a Dios. Los sacerdotes no somos raros: pisamos la misma tierra y bebemos la misma agua. Lo sobrenatural se esconde en lo más sencillo».

«Se avecina una batalla, pero también una gran victoria»

El padre Valentín no hace planes a largo plazo. «Calcular es lo contrario de ser feliz. Pero presiento algo nuevo. La Virgen dijo en Fátima: ‘mi Inmaculado Corazón triunfará’. Se avecina una batalla, pero también una gran victoria. Soy muy optimista». Y lo resume con una frase del Evangelio de San Juan que repite a menudo en sus redes: «Jesús no quiere que sobrevivas, sino que comiences a vivir de verdad».

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