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01 de mayo de 2024

Daniel Sirera en su discurso de este sábado

Daniel Sirera en su discurso de este sábadoEFE

Análisis

El PP entierra el Pacto del Majestic

La decisión del PP en Barcelona suponía sacar al constitucionalismo del ostracismo en Cataluña

Contra pronóstico el PP entregó la Alcaldía de Barcelona al PSC. La decisión era compleja y exigía valentía, pero a la vez era fácil. Si el PP se votaba a sí mismo entregaba la Alcaldía a Trías y, en consecuencia, a Junts y a Puigdemont. Hasta el viernes por la tarde los populares parecían dispuestos a hacerlo bajo el argumento de que en realidad Trías o el tándem socialistas –Colau eran corresponsables, por igual, de la decadencia de Barcelona y no les faltaba razón pero Xavier Trías cometió un error gravísimo, que provocó un cambio de guion, al cerrar un pacto previo a la investidura con ERC. Para los populares una cosa era desinhibirse de la votación de investidura dejando que gobernara la lista más votada y otra cosa distinta, e inasumible, era tragar con un pacto entre Junts y ERC. Puigdemont y Junqueras se convertían en los triunfadores de la elección de Trías y eso, además de ser terrible, daba alas a Vox.
La decisión de Daniel Sirera en Barcelona es el fin del Pacto del Majestic que no representaba otra cosa que el pacto entre poderosos de Madrid y Barcelona o viceversa pero durante el procés se vio claro que ese pacto estaba muerto y era antinatural. Los poderosos en Cataluña son los independentistas y sus víctimas constitucionalistas la gente sencilla que vive en distritos populares de Barcelona como Nou Barris y en ciudades de la periferia barcelonesa como L’Hospitalet, Badalona o Mataró.
Para muchos votantes del PP o Vox fuera de Cataluña puede ser difícil de comprender, en primera instancia, porque el PP regala la alcaldía de Barcelona al candidato de Pedro Sánchez pero todas esas personas al igual que entienden a la perfección que el PP entregue un gobierno al PNV o al Partido Socialista en el País Vasco deben entender que, al igual que el País Vasco, Cataluña dejó de ser hace tiempo una democracia perfecta y lo que está en juego en Cataluña o en el País Vasco es la libertad en sí misma, siempre amenazada por partidos nacionalistas y excluyentes como ERC, Junts o Bildu.
La decisión del PP en Barcelona supone sacar al constitucionalismo del ostracismo en Cataluña. Uno de los problemas de los catalanes no independentistas es su invisibilidad política que se inició con el pacto de Majestic donde se sometió al constitucionalismo catalán y se agravó con la decisión de los líderes de Cs de migrar a Madrid tras su espectacular victoria en las elecciones autonómicas en diciembre de 2017. Con la decisión del PP en Barcelona, por primera vez en muchos años, el constitucionalismo catalán tiene protagonismo, decide quién manda y hace útil el voto de miles de ciudadanos catalanes no independentistas que parecían condenados a doblar la cerviz y someterse al dictado nacionalista.
El PP será ahora criticado por las élites catalanas por la decisión tomada, esas elites veían a Trías como uno de los suyos pero se equivocaran en el crítica a Sirera y al PP. Trías, uno de los suyos, es corresponsable, junto a todos aquellos que hubieran celebrado su elección como alcalde, de la inseguridad jurídica que llevó a miles de empresas catalanas, a todas las corporaciones catalanas cotizadas en el IBEX -menos una- y a más de 30.000 millones en ahorros a tomar el camino del verdadero exilio a otros lugares de España.
Votar a un socialista para alcalde, teniendo en cuenta el historial de claudicaciones de los socialistas frente al independentismo en Cataluña, no es la solución, pero la decisión del PP de dar un paso al frente en Cataluña y empezar a representar dignamente a sus votantes sí es el primer paso para que Cataluña vuelva a la normalidad.
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