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02 de mayo de 2024

Carles Puigdemont y Pedro Sánchez

Carles Puigdemont y Pedro SánchezPaula Andrade

Elecciones generales

Puigdemont, un condenado por colaborar con ETA y un filorruso se preparan para la negociación con Sánchez

La negociación entre el PSOE y Junts no partirá de la nada. Los socialistas y Junts, tras las elecciones municipales, han firmado 19 acuerdos que han permitido a los de Illa y Sánchez alcanzar la alcaldía en importantes ciudades catalanas

Carles Puigdemont amaneció el lunes en Waterloo con las llaves de la Moncloa en el bolsillo. La política tiene giros de guion imprevistos a cada esquina. Junts llevaba una mala racha. En otoño una consulta entre su militancia había decidido por un estrecho margen abandonar el Gobierno catalán dejando solo a ERC. A Xavier Trias se le había escapado la alcaldía en la foto finish ,y su partido tras las municipales había perdido la alcaldía de Gerona, la ciudad y el cargo que le catapultó a la presidencia de la Generalitat, que terminó en huida a Bélgica escondido en un maletero tras una declaración unilateral de independencia en octubre de 2017. Pero la noche del domingo, Junts –a pesar de retroceder y no conseguir ganar a su archienemigo (ERC)– se encontró con un capricho de la aritmética electoral: sus siete diputados, con los que no puede formar grupo parlamentario en el Congreso al no llegar al 15 % de los votos en las circunscripciones donde ha concurrido, son imprescindibles para que Pedro Sánchez reedite un Frankenstein que en este caso irá de la mano de un poltergeist residente en la nave espacial de Waterloo.
Con Puigdemont, el presidente en funciones no puede esperar negociación, sino venganza. La candidata al Congreso, Mirian Nogueras, desplazó en la cabeza de la lista al más pragmático Jaume Giró por decisión del mismísimo Puigdemont. Además, la relación entre Puigdemont y la presidenta del partido, la también ultramontana y condenada por corrupción, Laura Borràs, ha mejorado. A Puigdemont y Borràs les une su visión rupturista e intransigente de la política.
La negociación entre el PSOE y Junts no partirá de la nada. Los socialistas y Junts, tras las elecciones municipales, han firmado 19 acuerdos que han permitido a los de Illa y Sánchez alcanzar la alcaldía en importantes ciudades catalanas. Desde la huida de Puigdemont a Bélgica los contactos entre Puigdemont y la Moncloa han sido habituales. El propio Puigdemont reconoció en una reciente entrevista a RAC1 que «Moncloa le había ofrecido volver a España». Asimismo, a lo largo de la legislatura los contactos entre el Gobierno y Waterloo a través del que fuera presidente del grupo parlamentario de Unidas Podemos y partidario entusiasta del indulto, Jaume Asens, han sido constantes. No hay que olvidar que desde 2019 hasta hace pocas semanas el PSC y Junts han gobernado juntos la Diputación de Barcelona donde estaba contratada la esposa de Puigdemont, Marcela Topor, realizando un programa televisivo en inglés de 30 minutos semanales por el que recibía un salario de 6.000 euros.
Junts es un partido férreamente controlado por Puigdemont –aunque formalmente no ocupe cargos orgánicos– y la oportunidad que se abre ante él la vislumbra como una oportunidad de cobrarse muchas piezas y resarcirse.
El entorno directo de Puigdemont, formado por el abogado Gonzalo Boye y el jefe de su oficina, Josep Lluís Alay, tendrá un papel fundamental en las negociaciones que Sánchez abrirá con Puigdemont. Boye fue condenado a 14 años de prisión en 1996 por colaborar con ETA en el secuestro de Emiliano Revilla. Además, ha sido acusado de blanqueo de capitales por cuenta del narco Sito Miñanco. De hecho, Boye terminó sus estudios de derecho estando en prisión cumpliendo condena por su colaboración con banda armada.
Por su parte, Josep Lluís Alay es el contacto de Puigdemont con Moscú, a donde ha viajado en diversas ocasiones. La audiencia investigó y ha archivado la compra de petróleo ruso para financiar la causa de Puigdemont, pero advirtió de que otros contenidos del teléfono de Alay sí podían constituir motivo de delito. En junio de este año el Parlamento Europeo acordó por 469 votos a favor, 71 en contra y 75 abstenciones investigar las interferencias de Rusia en la política catalana. Fue también Alay el que concertó el encuentro de Puigdemont en Ginebra con Yuri Emelin, un oligarca ruso experto en criptomonedas
Elsa Artadi, exjefe de filas de Junts en el Ayuntamiento de Barcelona, ha reconocido que participó en encuentros con emisarios rusos en el despacho del entonces presidente de la Generalitat los días previos a la declaración unilateral de independencia. El exdirector de la fundación CatMon, Víctor Tarradellas –amigo de Carles Puigdemont– presionó al entonces presidente del Gobierno autonómico para que siguiere adelante con la aventura unilateral bajo el señuelo de una presunta promesa rusa de «10.000 soldados rusos que desembarcarían en Cataluña para apoyar la nueva república».
La negociación imprescindible con Junts para que este partido se abstenga en una segunda votación de investidura que permita investir a Sánchez no es solo una renuncia más o un despiece del Estado, es mucho más que una humillación. Es activar el proceso de implosión de España porque el único objetivo político de Junts, al igual que el de Bildu y ERC, es la destrucción de España como nación.
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