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29 de abril de 2024

El líder de Junts en el Ayuntamiento de Barcelona, Xavier Trias (i), saluda al alcalde de Barcelona, Jaume Collboni (d)

El líder de Junts en el Ayuntamiento de Barcelona, Xavier Trias (i), saluda al alcalde de Barcelona, Jaume Collboni (d)Europa Press

El Ayuntamiento de Barcelona aprueba el ‘cordón sanitario’ a Vox

Han apoyado la iniciativa PSC, Barcelona en Comú, Trias per Barcelona y ERC

Que Vox no ocupe presidencias de distrito o de comisiones; evitar suscribir iniciativas de impulso y control conjunto con «la extrema derecha» y evitar que sus iniciativas prosperen. Son los grandes puntos que contiene la propuesta que ha presentado en la Comisión de Presidencia del Ayuntamiento de la capital catalana Barcelona en Comú y que ha prosperado gracias a los votos favorables de los comunes, pero también del PSC, TriasxBCN y ERC. Estos grupos argumentan que el Ayuntamiento tiene que ser una institución «libre de discursos de odio y en la que no tengan cabida el racismo ni las discriminaciones de ningún tipo». PP y Vox han votado en contra.
«Nosotros no convocaremos a la extrema derecha, para nosotros no son un grupo más municipal y no normalizaremos su presencia», ha asegurado la concejal de los comunes, Jess González, quien también asegura que este pacto implica una mayor coordinación de los grupos y la aplicación más estricta del código ético del Ayuntamiento de Barcelona con relación a los «discursos de odio», por ejemplo.

«Apartheid institucional»

El presidente del grupo municipal de Vox, Gonzalo de Oro, considera «gravísimo» lo que ha aprobado el Ayuntamiento, porque las izquierdas y el separatismo «están instaurando un apartheid institucional que de una forma ya existía, pero esta vez se hace con luz y taquígrafos, por escrito y además incumpliendo el código ético del propio ayuntamiento».
De Oro también ha destacado la responsabilidad especial del PSC, porque es quien gobierna en Barcelona. Y considera que ante estos «ataques», que lo único que pretenden es «silenciar» a una parte de los barceloneses, desde Vox «vamos a seguir insistiendo y dando la batalla en todos los campos».
Pero el dirigente de Vox ha dicho estar especialmente decepcionado con los socialistas, y dirigiéndose al teniente de alcalde de seguridad, Albert Batlle, ha lamentado que «después tenemos que hablar de poner escolta para evitar problemas por culpa de estas conductas irresponsables. Cualquier día nos van a pegar un tiro, con este señalamiento cada día».
Y ha aprovechado su intervención para recordar que «el partido antisemita por excelencia son los comunes» y que Junts, según asegura el partido de la exalcaldesa de Barcelona, Ada Colau, es el «nuevo Vox». En cualquier caso, ha instado a todos los concejales a que cumplan el código ético del Ayuntamiento, efectivamente, que recoge, entre otras cuestiones, que no haya discriminación por razón de convicciones y de opinión, o que los cargos electos mantengan una actitud ejemplar. Y en este sentido, de Oro ha recordado que los comunes no saludan a los concejales de Vox, ni el alcalde de Barcelona mantiene reuniones con el grupo municipal.
Y desde el Gobierno de la ciudad, desde el PSC, la teniente de Alcalde de Barcelona, Maria Eugènia Gay, ha defendido el compromiso del Ayuntamiento con «la paz y los derechos Humanos». En cambio, los discursos de odio, ha apuntado, «amenazan los valores democráticos, la estabilidad social y la paz». En este sentido, considera que la «extrema derecha» lo utiliza como arma para conseguir «réditos políticos» con una «retórica incendiaria incitando a la violencia». Y es la extrema derecha, según Gay, la que «lidera» estos discursos de odio.
Desde el PP, su portavoz, Juan Milián se ha preguntado «quién decide qué es o quién es extrema derecha». Y no solo eso, sino por qué no se aplican este tipo de iniciativas a la «extrema izquierda». Ha recordado que hace 20 años el tripartito de izquierdas impulsó el Pacto del Tinell «para excluir de la vida democrática al PP»; que después vino el proceso independentista, que también señaló a los propios socialistas como «fachas». Y actualmente, asegura Milián, se pueden considerar así y «colaboracionistas con los represores» hasta ERC o Junts.
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