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05 de mayo de 2024

Júlia Calvet en una manifestación

Júlia Calvet en una manifestación

Cataluña

Júlia Calvet: «Los jóvenes ya no compramos las mentiras del separatismo»

La expresidenta de S'ha Acabat es el fichaje estrella de de las listas de Vox en Cataluña

Júlia Calvet fue presidenta de la asociación de estudiantes S’ha Acabat desde septiembre de 2021 hasta enero de este mismo año, cuando pasó el relevo a Andrea Llopart. Ahora ha decidido dar el salto a la política de la mano de Vox. Es el fichaje ‘estrella’ de la formación. Es la número 6 en las listas que encabeza Ignacio Garriga. Asegura que los jóvenes, hartos de las mentiras del procesismo, tienen mucho que decir y hacer. Pero eso, asegura, no se hace desde el sofá de casa
–¿Por qué decidiste dar el salto a la política?
–Por mi experiencia personal desde una asociación como es S'ha Acabat. Ver el día a día que vive Cataluña, sobre todo en las universidades y el daño que ha hecho el separatismo y el socialismo, dividiendo nuestra sociedad. Y eso lo he visto de lleno con la asociación en la universidad. Y me he dado cuenta de lo que pasaba, no solo yo, ni cuatro amigos míos, sino realmente cualquier persona que no compra el discurso separatista, que, evidentemente, es un problema importante. Pero hay otras cuestiones fundamentales. En Barcelona, que es donde yo vivo, veo la delincuencia, la decadencia, porque la inversión está paralizada. Y también como joven, el problema tan importante que existe con la vivienda.
–¿Y por qué Vox?
–Porque representa mis ideas y principios, y porque cumple su palabra, como ya hemos visto en Castilla y León. Además, siempre nos daban su apoyo institucional cuando estaba en S'ha Acabat. Y no cambian de discurso en cada autonomía por intereses electorales. Se dice lo mismo en toda España, sin complejos. Y eso es lo que quiero, además de un futuro mejor, no solo para mí, sino para mis hijos y el de las próximas generaciones.
–Ya estás curtida, porque has formado parte de S’ha Acabat y no lo has tenido fácil. De hecho, no es fácil dar la cara en una asociación o partido constitucionalista en Cataluña.
–No lo es porque te señalan y lo hacen desde todos los ámbitos, porque los separatistas lo tienen todo cubierto. Tienen el poder mediático, el económico y el poder institucional. Y es difícil dar el paso, pero ya lo hicimos en la universidad con la asociación. Y yo creo que es nuestro deber como jóvenes dar el paso. Como barcelonesa y catalana me he dado cuenta de cómo ha ido cambiando nuestra tierra. Cataluña ya no es el motor de España, como decían hace unos años. Y también ha cambiado nuestra realidad. No hay trabajo, no existen las mismas oportunidades que hacía unos años, y buena parte de ello se debe a esa polarización que han impulsado los partidos separatistas. Pero los jóvenes no queremos mirar los problemas desde casa, desde el sofá, sino que debemos salir a la calle y defender lo que creemos, lo que son nuestros valores, nuestras ideas. Y contribuir a que nuestra tierra, Barcelona, Cataluña, España, sea algo mejor de cómo le están dejando los gobiernos separatistas y socialistas.
–Unos jóvenes, las nuevas generaciones de votantes, que prefieren votar a opciones no procesistas. Así se vio después de las elecciones generales de junio, según aseguró el director del Centro de Estudios de Opinión.
–Es que llevamos muchos años de mentiras. Gran parte de mi familia es separatista. Y muchos de ellos, con los que comparto debates, ven cómo les han engañado. El separatismo ha jugado con los sueños de la gente. Y los jóvenes ya no compramos todas esas mentiras.
–Imagínate que Vox tiene responsabilidades de gobierno, ¿cuál te gustaría que fuera la primera medida que se pusiera en marcha?
–Uno de los temas que más me preocupa es el de la vivienda. Debemos destinar más del 110 % del salario mínimo interprofesional a alquilar un piso de solo 60 metros cuadrados. ¡Un sueldo entero, algo más, para pagar un piso! Y esto se debe a que los gobiernos se han centrado en otros temas que no son prioritarios, que no son ni problemas reales muchas veces. Mira, mis padres podían independizarse con mi edad, y tengo amigos con treinta años que todavía no han podido hacerlo por las condiciones en las que se encuentra la vivienda en Cataluña.
–Decías que había dos tema. ¿Y el otro tema que comentabas?
–La inseguridad en Barcelona. Yo he vivido las consecuencias de ese descontrol en las fronteras, de la inmigración ilegal, y que tiene consecuencias. Por datos oficiales sabemos que el 78 % de los detenidos en Barcelona, por ejemplo, son extranjeros. Es decir, existe una vinculación clara entre la inmigración y la delincuencia que hay en las calles de Cataluña. Y lo vemos en el día a día, es decir, nadie puede negar esta realidad. Muchos tenemos ejemplos, por desgracia, de determinadas situaciones que hemos tenido que vivir en nuestra ciudad.
–Y un tema que preocupa no solo a los jóvenes es el de la educación. Tú lo has vivido de cerca, en las universidades. Y más allá de este ámbito, o del lingüístico, hay un problema educativo en Cataluña. Ahí está el último informe PISA.
–Esto es un problema de prioridades y de dónde van los impuestos. Se debería priorizar la sanidad y la educación. Pero aquí, sin embargo, se ha centrado en el tema lingüístico. Y no es un tema menor, porque la educación es nuestro futuro. Pero se ha descuidado durante muchos años y ahora lo vemos con los datos y resultados del informe PISA, y que sitúan a Cataluña en la cola. Son las consecuencias de que se haya descuidado un tema tan importante para una sociedad.
–Y, evidentemente, también debo preguntarte por el tema Universidad, esa polarización que hay en los campus, ese objetivo por parte de los rectores de imponer el pensamiento del nacionalismo que gobierna.
–Esto lo he visto y sufrido con S'ha Acabat. He visto cómo profesores, rectores, que en teoría deben ser neutrales porque están en una institución como es la Universidad, donde debe primar la libertad de ideas, demuestran que si no piensas como ellos, si no estás a favor de la independencia, estás desplazado. En las universidades catalanas existe una gran polarización que desgraciadamente se está trasladando más al resto de España, por culpa de las políticas del partido socialista.
Pero aquí, en las universidades catalanas, hemos visto cómo asociaciones que están registradas y que cometen actos vandálicos dentro de la propia universidad, continúan recibiendo subvenciones. Y eso que los propios estatutos, que regulan el ámbito de las asociaciones en los centros universitarios, dejan claro que deberían tener prohibido el acceso a estas ayudas. Pues esto ha ocurrido con el Sindicato de Estudiantes de los Países Catalanes (SEPC), mientras que S'ha Acabat nunca ha recibido ni un euro porque decían que no cumplíamos con sus requisitos. Unos requisitos totalmente arbitrarios, como que no promovíamos la lengua catalana. Y nosotros sí que lo hacíamos. Promovíamos tanto el castellano como el catalán.
–Y hay un problema de libertad
–El separatismo quiere controlarlo todo, a nivel político, también la lengua que se habla. Y esto se ve también a nivel internacional, porque hay estudiantes de fuera que prefieren no venir a las universidades catalanas, porque realmente hay problemas para acceder a una educación en castellano. Saben que existen también problemas por temas políticos. Y vienen menos, también del resto de España. Y esto perjudica a las propias universidades catalanas.
–También quiero hacerte una pregunta más personal. ¿Cómo han recibido en casa ese salto a la política? Lo has comentado anteriormente. Tu entorno es nacionalista.
–En casa lo han recibido bien, porque siempre han visto mi preocupación por los temas que se tratan en ámbito de la política. Y hemos hablado de estos temas: del separatismo, de la economía, de la vivienda. Independientemente de las ideologías que pueda haber en casa, me apoyan y entienden este paso, porque ya han visto todo lo que he pasado con S'ha Acabat. No tienen una venda en los ojos, ven que hay problemas y me han apoyado para dar el salto, porque no quieren que renuncie a mis valores ni a mis ideas. Obviamente, les da un poco de miedo, porque es un mundo, el de la política, nuevo para mí. Pero ven que tengo muchas ganas.
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