Aficionados taurinos, este jueves, antes de entrar a la Monumental

Aficionados taurinos, este jueves, antes de entrar a la Monumental

Crónica

Así se vivió el retorno taurino a la Monumental: «Yo me quedaba a vivir aquí»

Las protestas de los animalistas marcaron el tono de una jornada festiva y reivindicativa que reabrió la plaza de toros a los aficionados

Pasaban pocos minutos de las cinco de la tarde cuando los animalistas encendieron el megáfono. «¡Tauromaquia, abolición!» o «¡Tauromaquia es violencia!» fueron algunas de las consignas coreadas por las cerca de cuarenta personas reunidas por el PACMA este jueves para boicotear la celebración del primer Día Internacional de la Tauromaquia en Barcelona: una fiesta de los toros sin toros que se presentaba con el aliciente de reabrir la Monumental para un acto taurino trece años después de la última corrida.

Hubo momentos de tensión y algún cara a cara encendido entre taurinos y animalistas justo antes de que se abrieran las puertas de la plaza. «Libertad para nuestra cultura», pedía una senyera adornada con la silueta de un astado, enarbolada por los primeros. «Barcelona aún huele a toros muertos», respondía un cartel de los segundos. En medio, una nube de periodistas, apuntando cámaras y micrófonos de un lado a otro.

Tensión en la Monumental de Barcelona por el enfrentamiento entre animalistas y taurinos

Tensión en la Monumental de Barcelona por el enfrentamiento entre animalistas y taurinos

La batalla también se libraba en decibelios: unos querían conquistar el espacio sonoro con proclamas; los otros, con rumba catalana. La presencia de los Mossos evitó que la cosa fuera a mayores, y los dos bandos se separaron tras un par de conatos de trifulca: los aficionados al toreo entraron al ruedo y los activistas se quedaron fuera, firmes en su vociferar durante las dos horas que duró el evento.

Fiesta en el «templo»

Una vez dentro, las 200 personas reunidas por la Federación de Entidades Taurinas de Cataluña (FETC) celebraron el acto con normalidad. La presidenta de la FETC, Lorena Paricio, leyó un manifiesto en castellano y catalán en el que agradeció a la congregación la vuelta a «nuestro templo» y reivindicó la tradición taurina local: «¡Somos la afición taurina catalana!», repetía.

Intervención de Victorino Martín, en la Monumental.

Intervención de Victorino Martín, en la Monumental.G. A.

También intervino Victorino Martín, presidente de la Fundación Toro de Lidia, la entidad que ha impulsado la celebración de este primer Día Internacional de la Tauromaquia el 16 de mayo, en recuerdo al fallecimiento del «rey de los toreros», Joselito el Gallo. «No sé si será aquí, pero tengo claro que los toros volverán a Cataluña, antes o después», aseguró el ganadero, arrancando una ovación a un público en el que se mezclaban veteranos con jóvenes que pisaban la arena de la Monumental por primera vez.

Insistía Martín, recapitulando un sentimiento que había ido flotando en todos los parlamentos anteriores: «Que en Cataluña no haya toros va contra natura, porque todo el arco mediterráneo –de Cádiz a Marbella– vibra con el acto sacrificial del toro», pontificaba. Su segundo al mando en la fundación, Fernando Gomà, destacaba que la tauromaquia «debe ser tratada como el resto de manifestaciones culturales de nivel superior», como la música o la literatura.

PP y Vox, presentes

Mensajes similares a estos iban regando a un público entregado, entre el que se pudo ver a representantes del PP y de Vox, dando apoyo a la iniciativa. Tras posar con un capote en mitad del ruedo, el líder del PP en el Ayuntamiento de Barcelona, Daniel Sirera, celebraba el «ejercicio de libertad» que supone un acto como este. «Los toros no han de gustar a todo el mundo, pero que a unos no les guste no significa que se tengan que prohibir», señaló.

Por su parte, el número 3 de Vox en las pasadas elecciones autonómicas, Joan Garriga, consideró una «maravilla» encontrarse con «sociedad civil catalana de verdad que celebra la fiesta nacional». Garriga instó a los empresarios taurinos a «ser valientes» y atreverse a organizar de nuevo una corrida de toros en Cataluña, algo posible desde que, en 2016, el Tribunal Constitucional anulase la ley catalana que las prohibía.

Además de los discursos y las intervenciones de unos y otros, en el evento hubo hueco para la poesía –se leyeron unos sonetos del actor, torero y poeta Mario Cabré– e incluso para el toreo, aunque fuera de salón. Tres jóvenes alumnos de la Escuela Taurina de Cataluña ofrecieron unos pases, capote y espada en mano, que provocaron no pocos «Olés» entre el público.

Los jóvenes toreros, haciendo pases de salón.

Los jóvenes toreros, haciendo pases de salón.G. A.

La fiesta taurina sobre la arena terminó con una ronda de agradecimientos de Paricio, que celebró la ayuda de la familia de empresarios Balañá e incluso la «publicidad» involuntaria de los antitaurinos. Se dispersaba la multitud, tal vez a seguir celebrando la efeméride en algún bar cercano. Un par de amigos veinteañeros miraban las gradas: «Tío –le decía uno al otro–, yo es que me quedaba a vivir aquí».

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