Inmersión lingüística en catalán

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Educación

Coacción para que se use el catalán en las escuelas: un profesor sube la nota a quien lo hable siempre

Un informe de la Asamblea por una Escuela Bilingüe denuncia la presión lingüística en los centros que forman parte de ULAE, a profesores, alumnos, familias y empresas externas

En los centros educativos adheridos al proyecto ULAE (usos lingüísticos en el ámbito educativo) se presiona a profesores, alumnos, familias y empresas externas para que utilicen siempre el catalán, y no solo en el aula, sino también en otras actividades durante la hora del patio, en el comedor o en actividades extraescolares.

Así lo recoge un informe elaborado por la Asamblea por una Escuela Bilingüe (AEB), y que considera que este proyecto es una «herramienta perfecta» para que los «radicales» ejerzan esa presión. Se habla, en este estudio, de «intimidación» en algunos casos.

¿Qué es este proyecto? Es un plan que nació como una herramienta para impulsar e incrementar el uso social del catalán. Y los centros se pueden adherir a iniciativa propia o a instancias de la inspección educativa. Para hacer seguimiento del plan, en cada escuela hay un grupo que está formado por entre 4 y 6 miembros.

En general, forman parte la figura del asesor, el profesor de lengua catalana, el jefe de estudios del centro o coordinador de etapa educativa y en algunos casos se incluye al propio inspector educativo.

A principios de este curso, eran 1444 las escuelas que participaban. Y participar está premiado. El consejero prometió 1.300 euros a cada centro que formara parte de este programa.

Un caso en Tarragona

Un programa en el que los profesores tienen un papel crucial. Y un ejemplo muy claro es el de un profesor y jefe del Departamento de Tecnológica del instituto Torredembarra (Tarragona) 38, un centro ULAE. No imparte ninguna asignatura lingüística, pero a principio de este curso ya explicó a los alumnos que iba a hacer un seguimiento del uso del catalán en clase.

Iba a fiscalizar no solo en qué idioma se dirigían a él, sino también entre los propios compañeros. Y mantener el catalán en clase, tiene premio: les subirá la nota. Una práctica que la AEB ha denunciado ante la Alta Inspección Educativa.

En este informe se explica que el profesor en cuestión «regalaba» 100 puntos a los estudiantes, que «se sumarán o mejorarán la nota media de la asignatura a final de curso, pero siempre que mantengan el catalán como única lengua en clase». Pero el docente no se ha quedado solo ahí. Es que ha confeccionado una aplicación por la que comunica al alumno que ha perdido puntos por no interactuar en catalán.

Desde la AEB denuncian que «bajo la apariencia de un premio y argumentando de que el objetivo es 'promover' el uso del catalán, se está castigando el uso del castellano por parte de los alumnos y coaccionando su libertad individual». Hay que tener en cuenta que este centro reconoce que más del 60% del alumnado tiene al castellano como lengua materna o utiliza habitualmente esta lengua.

El papel de las encuestas

Este es un ejemplo concreto de cómo un profesor supervisa en qué idioma se expresan sus alumnos. Pero hay otro instrumento que también usan a menudo los centros: las encuestas a docentes y a alumnos, herramientas que permite a los profesores «delatar/señalar» a otros compañeros por no usar siempre el catalán. Y esto, según la AEB, tiene consecuencias y «condiciona» el trabajo de los profesores.

Hay que tener en cuenta que algunos inspectores de educación forman parte del grupo impulsor. Y en los documentos de propuestas de algún inspector se puede comprobar cómo este quiere que se «incida en las personas más reticentes. Detectar quién, cuántos y cómo lo hacemos para convencer de la necesidad del uso del catalán en las aulas. Si no es posible, recordar que no hay libertad de cátedra. La inspectora se ofrece para tener algunos encuentros con estos docentes».

Además, en dos centros ULAE, los profesores de lengua castellana recibieron el consejo de no usarla con los alumnos fuera del aula, «cuando el profesor de cualquier lengua es el referente lingüístico para los alumnos de ella», dicen desde la AEB.

Por otro lado, también a los profesores se les facilita argumentos para convencer a las familias y a los alumnos que se muestran reticentes al proyecto de inmersión lingüística solo en catalán. Así, por ejemplo, si alguno de ellos pregunta por qué se usa el catalán en todas las asignaturas, aunque no sea la clase de lengua catalana, se les tiene que contrarrestar asegurando que «porque vives en Cataluña y es la lengua del territorio en el que vives. Además, es la lengua vehicular de nuestra escuela».

O si un alumno pregunta cuál es problema por expresarse en español en clase, el argumento es este: «La lengua vehicular de la escuela es el catalán. Además, eres de una comunidad autónoma en la que la lengua oficial es el catalán y la necesitarás para tu futuro laboral, porque vivimos en una sociedad plurilingüe».

El catalán, también fuera del aula

Y, en este informe, también se deja claro que otro de los objetivos es obligar a que se use el catalán más allá del aula, también en los «pasillos» o a la hora del «patio». De hecho, se dan instrucciones para «desarrollar estrategias para seguir dinamizando los patios coeducativos con propuestas en catalán. Hacer lo mismo en el espacio mediodía». Y en algún centro también se ha propuesto que «en espacios del centro como patio, conversaciones de pasillo, etc., si el alumnado lo hace en su lengua materna, una que no sea el catalán, no se le prohibirá, sino que sutilmente se le intentará reconducir».

Y también hay advertencias para empresas externas. A las empresas responsables de los servicios de comedor, por ejemplo, se propone mantener reuniones con ellas para que adviertan a sus empleados que deben usar el catalán. Y en el caso de las extraescolares, se pone encima de la mesa «recordar al monitor o monitora de actividades la importancia de no cambiar de idioma y usar el catalán, porque somos un centro con necesidad de hacer inmersión lingüística».

Son solo algunos de los ejemplos que recoge este informe de la AEB que recuerda que los alumnos catalanes están a la cola en comprensión lectora, matemáticas o ciencias, como así lo han mostrado diferentes informes. Y lamenta que la Generalitat dedique «recursos humanos, tiempo y presupuesto económico para presionar a los alumnos y docentes en el uso del catalán».

Pero, en cambio, añade, no consta que se haya hecho lo mismo para saber a qué obedece «el estrepitoso fracaso que muestran todas las pruebas que evalúan externamente nuestro sistema educativo». También lamenta que el actual gobierno de la Generalitat, en manos del PSC, no solo no haya acabado con este proyecto ULAE, sino que tiene «un nulo interés en cambiar la política lingüística en el sistema educativo».

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