El candidato del PP a la Generalidad de Cataluña, Alejandro Fernández, en la redacción de El Debate

El presidente del PP catalán, Alejandro Fernández, en la redacción de El Debate

Entrevista

Alejandro Fernández: «Lo que hace hoy el PSOE con los separatistas es mucho más peligroso que el 'procés'»

El líder del PP catalán reflexiona sobre la deriva que toma España, la presión separatista y la necesidad de hacer autocrítica para estar «en plena forma»

El presidente del PP catalán, Alejandro Fernández, no tiene pelos en la lengua. Lo demuestra en sus aplaudidas intervenciones en el pleno del Parlament y ahora también en un libro, A calzón quitao, en el que advierte de que el procés se ha convertido en un proceso español y que Pedro Sánchez, de la mano de sus socios independentistas, busca convertir España en una Confederación Plurinacional.

Un libro, también, en el que carga con dureza contra la dirección de su partido, aunque asegura que no se trata de un ataque contra Alberto Núñez Feijóo en particular: señala que todas las direcciones del PP, «sin excepción» han hecho de «trituradoras» de los líderes del partido en Cataluña. De todo ello habla con El Debate en una entrevista concedida pocos días después de la presentación del libro en Madrid.

— En otras entrevistas ha señalado que ha escrito el libro movido por el patriotismo y por la preocupación por el futuro de España. ¿Este patriotismo fundamenta también las fuertes críticas hacia ciertas estructuras y dinámicas internas del Partido Popular, que han levantado mucha polvareda?

— Para hacer frente a la operación que pretende convertir España en una república confederal plurinacional –ya no disimulan, [José Luis Rodríguez] Zapatero y Pablo Iglesias lo señalaron el pasado fin de semana– hemos de estar todos en plena forma, mental y organizativa. Por tanto, en esta hora decisiva, para mí era muy importante decir por qué creo que en mi partido –al que me debo, y que tiene la mejor hoja de servicios a España– las cosas podrían hacerse mejor en algunos lugares. Es una aportación que puede ser discutible, pero que es la que me pedía el cuerpo.

Algunas de estas críticas ya las había expresado antes, pero es cierto que en el libro se muestra especialmente contundente, como cuando acusa a la dirección nacional de tratar de «mayordomos» a los líderes del PP en Cataluña. ¿Qué espera que cambie al expresar las cosas así, «a calzón quitao»?

— Estoy convencido de que si no hubiéramos hecho autocrítica a tumba abierta el PP catalán habría desaparecido. Nunca hubiéramos sido capaces de remontar aquella desastrosa noche electoral de 2021. Creo en la autocrítica… pero no en decir que la haces –eso lo hace todo el mundo–, sino en hacerla de verdad. En el libro lo dejo muy claro: yo soy copartícipe de todos los errores y aciertos de los que hablo, porque llevo 30 años afiliado y he tenido responsabilidades de todo tipo. La dureza a la que te refieres responde a que creo realmente que la autocrítica o es sincera y abierta o sólo es disimulo.

¿No teme por su cabeza, políticamente hablando?

— Siempre pongo el mismo ejemplo: el PSOE expulsa a la gente por opinar distinto, le pasó a Nicolás Redondo Terreros. No es el caso del Partido Popular. Por mi parte, cuando digo que soy una persona que cree en la libertad, lo creo de verdad.

El candidato del PP a la Generalidad de Cataluña, Alejandro Fernández, durante su entrevista con El Debate

Alejandro Fernández, en la redacción de El DebatePaula Argüelles

Creo en la libertad que tiene la gente de opinar contra mi libro, de no venir a la presentación de mi libro y de no leerlo… aunque, si vas a opinar sobre él, sí te recomiendo leerlo. Pero creo en la libertad, y por lo tanto quien no esté de acuerdo con las recetas que propongo y lo manifieste públicamente tiene todo mi respeto.

— Yendo al contenido de A calzón quitao, advierte en él contra quienes buscan pactar con el «unicornio moderado» de Junts, que no existe. ¿Piensa que en Madrid ha calado ya esta idea de que la CiU pujolista ya no existe, y que la Junts de Puigdemont es otra cosa?

— Como todo proceso, tiene su pedagogía y su asimilación. Yo puedo entender que en un escenario político absolutamente diabólico haya una cierta tendencia a intentar recuperar escenarios pasados bastante más estables, pero la realidad es la que es. Y la realidad que nos toca hoy es que la antigua Convergencia –que ya tenía muchísimos defectos y estaba larvando el futuro proceso a escondidas, pero que tenía un comportamiento institucional– se ha convertido en un movimiento nacional populista.

Un movimiento que pretende la destrucción de la Transición y de la Constitución Española, porque creen que es la forma de lograr después su objetivo. Claro, yo no puedo llegar a acuerdos de calado y de gobernabilidad con alguien que tiene ese objetivo, y hoy están todos en eso. Y además [Junts] se van a radicalizar, porque la presión política de Aliança Catalana (AC) y Sílvia Orriols les está llevando ahí, no a la moderación.

Siete de sus ocho predicciones en relación a las cesiones al separatismo ya se han cumplido o están en proceso de cumplirse. La última es que el próximo objetivo del separatismo es lograr una España plurinacional, como una suerte de meta volante previa a la independencia. Mencionaba antes de que Zapatero e Iglesias ya hablan del tema, ¿son los canarios en la mina de algo que está más cerca de lo que parece?

— Escribí el libro en Navidad, y no esperaba que Zapatero e Iglesias me dieran la razón tan rápido, a principios de abril y usando la terminología que yo avanzo. Y también adelantan que no tienen ninguna intención de hacerlo por consenso, sino de manera ilegal y a las bravas, con el 51 % de los diputados, aunque representen al 38 % del electorado.

Algo que no incluyo en el libro pero tampoco descarto es que estén trabajando en una ley de Transitoriedad para España, porque es una de las pocas cosas que no han copiado todavía del proceso catalán en su traslación al conjunto del país.

Sin embargo, el primer barómetro del año del Centro de Estudios de Opinión (CEO) de la Generalitat constataba que el apoyo a la independencia de Cataluña caía por debajo del 40 %, el registro más bajo desde 2011.

—Los antiguos electores separatistas no han dejado de serlo por haberse enamorado de Salvador Illa –de hecho, el PSC llegó a tener 56 diputados y ahora tiene 42–, sino que están decepcionados porque los suyos les engañaron. Les dijeron que el proceso hacia la independencia sería facilísimo, bufar i fer ampolles, y que llegarían fins al final. Y no llegaron. Mucha de esta gente está empezando a trasladarse hacia AC, porque lo consideran un partido más puro desde este punto de vista.

No obstante, precisamente porque los porcentajes de apoyo a la independencia están más bajos que nunca, aún tiene mayor delito lo que está haciendo el Partido Socialista, que es entregarles todos los instrumentos para que, si llega una crisis –económica o de cualquier tipo– y el sentimiento independentista vuelve a tener un auge, puedan lanzar un desafío sin que haya nadie delante.

— Un nuevo procés, pero esta vez con más garantías de éxito…

— Lo que está haciendo ahora el PSOE es mucho más peligroso que lo que hicieron los separatistas, porque cuando estos lanzaron el procés entre 2012 y 2017 se encontraron con el Gobierno de España de Mariano Rajoy, que tuvo algunas limitaciones –a las que me refiero en el libro– pero que cumplió con su deber y frenó el golpe. Hoy el Gobierno de España está liderando el golpe hacia una república confederal: es más sibilino y peligroso que lo que vivimos en 2017.

Hablando de Rajoy, Rac1 publicaba el otro día una cadena de mails atribuidos al CNI que trataban de implicarle en la «operación Cataluña», pero El Debate publicó más tarde que estos eran falsos.

— Bueno, yo creo en la ley y en las ideas, como principio. Si tú tienes delante a un separatista que cumple la ley, has de combatirle con las ideas. Si la incumple, has de combatirle con la ley: toda la ley, pero sólo la ley, como decía Aznar. Cualquier actuación fuera de los márgenes legales recibiría mi total rechazo, pero eso lo tienen que decidir los jueces. Lo que sí me parece especialmente hipócrita y cínico es que se quejen de supuestas actuaciones ilegales los que no cumplieron la ley en ningún momento.

Terminemos con una cuestión de actualidad, ¿cómo valora el acuerdo del PSC con las izquierdas para regular los alquileres de temporada?

— Cualquier política de limitación de precios de alquiler en cualquier rama atenta contra la libertad, contra la propiedad privada y contra las reglas elementales del mercado. Por lo tanto, todas estas decisiones son contraproducentes, una auténtica catástrofe. Lo que ha acabado provocando en Cataluña es la destrucción del mercado de alquiler, unos precios desorbitados tanto en alquiler como en compra y una situación prácticamente caótica de ocupación ilegal. Es decir, una política de vivienda catastrófica, y lo que hace Salvador Illa es profundizar en ella con sus socios… ¿Qué puede salir mal?

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