La lengua, otra fila de ladrillos al servicio de la polarización sanchista
El argumento es insultante: si no apoyas el uso de las lenguas cooficiales en Cataluña, Baleares, el País Vasco o Galicia, eres simplemente un facha.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y Salvador Illa, en la Conferencia de Presidentes
La Conferencia de Presidentes autonómicos celebrada en Barcelona este viernes fue una nueva oportunidad de mostrar hasta qué punto puede llegar el absurdo, y a la vez para comprobar la solidez de la indestructible alianza del PSOE con todas las fuerzas políticas disgregadoras y periféricas que forman el austro-húngaro arco parlamentario español.
La decisión de usar traducción simultánea en la cita ha sido un nuevo y eficaz truco comunicativo sanchista para que temas tan graves como la condonación de la deuda o la entrega de las políticas de inmigración a una comunidad autónoma quedaran en segundo plano.
La estrategia gubernamental era, como es habitual, polarizadora y añadía otra línea de ladrillos al muro que el presidente del Gobierno prometió construir en su discurso de investidura. A la postre, ha acabado siendo la única promesa que ha cumplido.
Un argumento simple
El argumento sanchista, por simple, es insultante: si en la Conferencia de Presidentes no apoyas el uso de las lenguas cooficiales en Cataluña, las Baleares, el País Vasco y Galicia, eres simplemente un facha.
Más allá de que el olvido del valenciano no es tal descuido, sino una decisión política premeditada, la idea de utilizar al catalán, el vasco y el gallego contra el español sirve al sanchismo para enfrentar a las comunidades que tienen una sola lengua oficial con las demás.
Conferencia de Presidentes
Illa se desmarca de Rueda y su uso del gallego: «El catalán no es para decir ‘bon dia’ y ya está»
Cree el sanchismo, y se equivoca, que la política de usar la lengua como arma arrojadiza le dará un buen resultado electoral, pero se olvida que en Baleares, la Comunidad Valenciana y Galicia gobierna el PP.
En el País Vasco gobierna el PNV, y en Navarra Bildu le tiene alquilado el poder al partido socialista a cambio de que este suelte a etarras. En consecuencia, no parece que la política de ser un perro fiel del independentismo de un gran rédito electoral al PSOE.
El argumentario sanchista busca el enfrentamiento de catalanes contra madrileños, y de vascos contra castellano-leoneses, pero no es una novedad, ni un invento suyo. Son sus socios independentistas los que han dado un paso más, convirtiendo la cooficialidad del catalán, el gallego o el vasco en lo que ellos llaman «lengua propia», condenando al español, a lengua oficial, pero, por contraposición «impropia o impuesta». Extranjera, en definitiva.
Relato balcanizante
El relato —ayer independentista y hoy sanchista— es balcanizante, porque no sólo enfrenta a ciudadanos de, por ejemplo, Cataluña con Aragón, o a vascos con cántabros. Enfrenta a gente de la misma comunidad, del mismo municipio y del mismo rellano de escalera, al segmentarlos creando una casta de primera y sana, que es la que habla catalán, vasco o gallego, y otra casta, inadaptada e insana, que comete el delito imperdonable de hablar español en Badalona, Baracaldo o Vigo.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el Palacio de Pedralbes este viernes
El Gobierno tiene un afán infinito de crear marcos mentales y sus consiguientes relatos para justificar cualquier cosa. En su empeño, explican que otros países europeos tienen lenguas regionales y que las reconocen. Una nueva mentira.
En Bélgica no hay un idioma belga común: medio país habla flamenco y el otro medio, valón. En Suiza no hay un idioma suizo: una parte del país habla alemán, la otra francés y luego existen dos minorías, que hablan romanche e italiano.
Francia no permite el uso del occitano, el corso o el catalán, solo el francés es oficial. En la España gubernamental, el relato —siempre el relato— sostiene que la promoción de las lenguas cooficiales hace de España un país más rico y plural.
Efectivamente, como dijo ayer el presidente de Galicia, Alfonso Rueda, quien tiene dos lenguas tiene una riqueza. pero nunca debemos olvidar que aquellos que han vendido el relato a Sánchez —Junts, ERC, Bildu, PNV y BNG— no buscan el enriquecimiento cultural de España, ni la concordia entre españoles, sino la destrucción de España como nación.
Sánchez y sus socios han desterrado a todos los que a lo largo de la historia usaron, por ejemplo, el catalán, para hablar bien de España, como Josep Pla o Salvador Dalí, al igual que les molestan todos los catalanes, vascos o gallegos que son felices hablando dos lenguas y pensado que la mejor manera de ser español es siendo catalán, vasco o gallego.