El bailarín Sacha Goudine.

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Historias de Barcelona

El bailarín georgiano que triunfó en Barcelona y amaba la danza española

Sacha Goudine falleció en Santa Coloma de Gramanet (Barcelona) el 4 de noviembre de 1960

Sacha Goudine falleció en Santa Coloma de Gramanet (Barcelona) el 4 de noviembre de 1960: fue un bailarín que brilló en la época en la que el Paralelo de la capital catalana se comparaba con Broadway, y no sin razón. Poco antes de morir, de un cáncer que le diagnosticaron cinco años antes, pidió que se publicara esta nota en los medios de comunicación:

En sus últimos días de vida, Sacha quiere que sus amigos de siempre, sus compañeros de Prensa, Radio y Teatro, no lo olvidasen y que cuando llegue el momento de dejar este mundo lo haga con la ilusión de que todavía se acuerdan de él.

Se llamaba Alexandr Goudinov, pero se le conoció en España como Sacha —diminutivo de Alexander— Goudine. Nació en Tiblisi, Georgia, en 1895, y se formó como bailarín clásico en San Petersburgo con Enrico Cecchetti, que también fue maestro de Anna Pavlova o Vaslav Nijinsky. Del Ballet Imperial Ruso pasó, como todos los otros, a formar parte de los Ballets Rusos de Diaghilev. Debutó en el Gran Teatro del Liceo, en la gira por toda España que realizaron, el 16 de junio de 1918. Algo debió ver en esa Barcelona que le hizo abandonar el ballet y dedicarse a la revista musical.

El camino no fue fácil. Goudine era un bailarín clásico y tuvo que aprender nuevos pasos, menos académicos y más dirigidos al folclore español. Por eso se retrasó su debut hasta 1920. Lo hizo en el espectáculo titulado ¡Chófer… al Palace!. Luego vino Les paradis artificiels (1923) o Vell i nou (1924). Tenía la técnica que adquirió gracias a Cecchetti, uno de los mejores maestros de ballet de finales del siglo XIX y principios del XX.

Mezcló las variedades con guiños al ballet clásico. Por eso lo definieron como «el hombre de goma», por sus espectaculares saltos. Tuvo como compañeras en el escenario a Enriqueta Pereda, Tina de Jarque, Margarita Carbajal, Hilda Moreno o Dorita del Monte. Gracias a la combinación de estilos se convirtió en una de las estrellas del Paralelo barcelonés de la década de 1920.

Entre Madrid y Barcelona

También triunfó en 1922 en México, al lado de Enriqueta Pereda. En 1923 debutó en el Teatro Apolo de Madrid, debutando con Rosa de fuego. Con la compañía del Teatro Apolo viajaron a Brasil y Uruguay. Su carrera se dividió entre Madrid y Barcelona. En el Principal Palace tuvo como pareja a Margarita Carbajal. También compartieron cartel con él, Amalia Isavra, los payasos internacionales Pompoff, Thedy y Enig, o Eugenia Zúffoli.

Estrenó en Madrid la obra ¡Chófer… al Rosales!. También estrenó en el actual Teatro Calderón —llamado entonces Centro— la obra Borgia, con decorados de Rafael de Penagos, Fernando Mignoni y Peris, con una coreografía ideada por él. En la década de 1930 creó su propia compañía. Con él estaban Matrina Rubí y Armando Pereda.

En 1933 juntó su compañía con la de Ramón Peña, actuando en el Teatro Cómico. En el Teatro Coliseum tenía que estrenar la revista Las siete en punto, junto a Celia Gámez. Por problemas de salud tuvo que retirarse temporalmente de los escenarios. Para ayudarlo económicamente se llevaron a cabo diferentes funciones. Ese dinero le ayudaría a subsistir hasta que no volviera a los escenarios.

Volvió y siguió bailando hasta el estallido de la guerra civil. En 1941 empezó a trabajar como coreógrafo en la compañía de la vedette Trudi Bora. Afincado en Barcelona, su trabajo profesional le llevó a colaborar en los principales teatros del Paralelo. En 1941 fue nombrado director del Instituto de baile de Pauleta Pàmies, una de las más importantes bailarinas clásicas españolas y maestra de ballet del Gran Teatro del Liceo.

Una de sus alumnas fue María de Ávila. Para ella coreografió Fantasía española (1943). Con aquel espectáculo recorrieron América y España. También lo reclamó la industria cinematográfica, interviniendo en «La tonta del bote» (1939), Boda en el infierno (1942), Los millones de Polichinela (1942) y Me quiero casar contigo (1951).

La decadencia de Goudine

Goudine entró en decadencia junto con la revista. El público pedía cosas más ligeras y no tan espectaculares como en los años anteriores. A partir de ese momento trabajó en salas de fiesta y en teatros de variedades. Como en la década anterior, tuvo que abandonarlo todo al caer enfermo. Recibió un homenaje en 1955, al cual no pudo asistir por enfermedad. Volvió, pero recayó en su enfermedad. Participó, por última vez, en la temporada de 1957 en el Magic Carrousel. Sus compañeros lo siguieron ayudando económicamente gracias a los actos que organizaron.

Lo intervinieron por el cáncer que padecía en agosto de 1960. A pesar de ello, su salud cada vez se debilitó más, hasta su fallecimiento. Goudine estaba casado con la bailarina Carmen Carrera y tenía 4 hijos. El periódico La Vanguardia lo despidió publicando...

Después de larga y penosa enfermedad, soportada con cristiana resignación, ha dejado de existir en esta ciudad, el bailarín y profesor de baile, Sacha Goudine. Grave pérdida para el arte de la danza, que tenía en el extinto, uno de sus más valiosos y genuinos representantes.

Por la Academia que en Barcelona Sacha Goudine sostuvo en unión de la famosa Pauleta Pamias, tan ligada al Gran Teatro del Liceo, desfilaron artistas de la talla de Antonia Mercé, María de Ávila, Aurora Boronat, Carmen Salazar, Chanto Delor y otras.

Acendrado amante de España, no sólo era un apasionante cultivador de la danza clásica, sino que también se sentía atraído por el baile español. Le encantaban las sevillanas, la jota, la pavana y hasta la sardana.

Hombre bueno, afable y de sugestivo trato, al lado de generales admiraciones, se habla granjeado unánimes simpatías y afectos, ahora puestos de manifiesto con si triste motivo de su óbito, y que no han dejado de exteriorizarse durante el largo tiempo de su alejamiento de las actividades artísticas. A su favor se celebraron algunos festivales, que mitigaron, transitoriamente, su aflictiva situación.

Sobre su sepelio, el diario Arriba, el 6 de noviembre de 1960 escribió que «el cadáver del que fue famoso bailarín Sacha Goudine ha sido trasladado desde el sanatorio de Santa Coloma de Gramanet al cementerio de la misma localidad, donde recibió cristiana sepultura». Al entierro asistieron sus dos hijos mayores, su mujer, y las bailarinas Lita Dubarry, Pepita San Salvador, Maruja Navarrete, o Lolita Benvanete.
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