El castillo cartuja de Vallparadís forma parte de un conjunto de 5 edificios que forman el actual Museo Municipal de Arte de Terrassa, Barcelona
Los mil años de historia del Museo de Tarrasa: de castillo medieval a cartuja
De fortaleza señorial a museo histórico, el edificio ha sido testigo de la evolución social y cultural de Terrassa desde el siglo XII
El actual edificio que alberga el Museo de Terrassa, en Barcelona, tiene una historia que se remonta al siglo XII. En el año 1110, el conde de Barcelona Ramón Berenguer II vendió unas tierras situadas en la parroquia de Sant Pere de Terrassa a Berenguer de Sanlà y a su esposa Ermesseda. La venta incluía una condición: la residencia que se construyera debía contar con una fortaleza.
Orígenes y crecimiento de la residencia señorial
Berenguer de Sanlà, descendiente de una familia propietaria de tierras en el término del castillo de Terrassa, vio cómo su familia ascendía social, política y económicamente. Sus hijos adoptaron el apellido Terrassa, ligado al territorio. La residencia señorial fortificada se completó en 1123.
Las tierras adquiridas formaban la Cuadra Vallparadís, con una extensión de 4 kilómetros de longitud y una anchura irregular, situada al este de la iglesia de Sant Pere, entre el torrente de Sant Pere y el arroyo de las Arenas. Con ocho focos, este territorio contaba con alrededor de 24 habitantes bajo la jurisdicción de Berenguer de Sanlà.
El castillo y su paso a la cartuja
El último miembro de la familia en poseer el castillo fue Blanca de Centelles, hija de Bernardo de Centelles y Saurina de Terrassa. En 1304 se casó con Guillem Galcerán de Serrallonga, barón de Cabrenys, pero enviudó pronto y no tuvo descendencia. Se cree que falleció en 1349, aunque en 1344 ya había cedido todos los dominios del castillo de Vallparadís a los cartujos, representados por los priores de Escaladei y Sant Pol del Maresme. Tras su muerte, el castillo pasó a ser la cartuja de San Jaime de Vallparadís.
La etapa cartujana y posterior venta a los carmelitas
Convertida en cartuja, la antigua residencia fue lugar de enterramiento de Blanca de Centelles. En 1413, los cartujos vendieron la propiedad a los carmelitas, quienes la adquirieron gracias al mecenazgo del mercader barcelonés Bertrán Nicolau. Con el dinero, los cartujos pudieron comprar la cartuja de Santa María de Montealegre en Tiana. No obstante, los carmelitas vendieron el castillo en 1423 a Jofre de Sentmenat, señor de Sant Fost de Campcentelles y de la cartuja de Vallparadís.
La familia Sentmenat y la evolución del dominio
La propiedad permaneció en la familia Sentmenat durante siglos, pasando de generación en generación, hasta que en 1830 la Cuadra Vallparadís se incorporó a la villa de Terrassa, perdiendo los derechos jurisdiccionales como señores del castillo, aunque mantuvieron algunas tierras y el edificio.
El siglo XIX: de castillo a masía y desarrollo industrial
En 1852, la familia Mauri, fabricantes locales y propietarios rústicos, compró el castillo y sus tierras a los Sentmenat. José Oriol Mauri Puig convirtió el edificio, entonces medio en ruinas, en una masía, donde masoveros se encargaban de las labores agrícolas. La propiedad incluía una gran extensión hasta el torrente de les Ànimes, conocida como el Camp del Mauri, lugar emblemático donde se jugó el primer partido de hockey en 1910.
En 1858, el Ayuntamiento autorizó la construcción de una fábrica (el Vapor Gran) en terrenos de los Mauri, aunque José Oriol Mauri Puig no llegó a ver terminada esta edificación industrial.
Del monumento histórico al Museo Municipal
En 1944, el edificio fue declarado monumento histórico. Tres años más tarde, en 1947, fue cedido al Ayuntamiento de Terrassa. La restauración estuvo a cargo del arquitecto Alexandre Ferrante y el maestro de obra Miquel Vlarubí Casanova. Finalmente, en 1959 se inauguró el Museo Municipal de Arte de Terrassa.
Arquitectura y elementos destacados
El edificio conserva elementos notables, como el foro y la gran torre central de planta rectangular, con muros almenados, cuatro torres cuadradas en los ángulos y tres medias torres en los lados norte, sur y este. Destaca también el claustro de dos pisos: el inferior con aberturas irregulares, y el superior más uniforme, con arcos apuntados y capiteles geométricos sin decoración.
La antigua sala capitular, con bóveda de crucería, y la iglesia conocida como el Tinellet, con cubierta plana sustentada por cuatro arcos apuntados diafragmáticos, completan este valioso conjunto histórico.