Vuelve el exitoso belén viviente de Santa María Reina (Barcelona): «Un espectáculo que nos lleva al siglo I»

Tras el éxito cosechado por la primera edición, la parroquia de Santa María Reina de Barcelona volverá a celebrar este mes su pesebre viviente, organizado junto a las familias del grupo Schola Cordis Iesu. Será, como el año pasado, los días 21 y 22 de diciembre, y la previsión es que vuelva a llenarse, después de que hace 12 meses el arranque de esta actividad se saldase con un gran éxito de público.

Tanto el sábado como el domingo, se podrá visitar de 18:00 horas a 21:00 horas. «El visitante que se acerque se adentrará en un espectáculo de luz y color que nos transporta al siglo I de nuestra era», explican desde la organización, asegurando que el primer belén viviente del barrio de Pedrables «no dejará a nadie indiferente». La entrada es gratuita, aunque desde la parroquia agradecen los donativos.

El Nacimiento aprovechará la generosa distribución espacial de la iglesia –un templo neorrenacentista obra del arquitecto Nicolás María Rubió– para representar varias escenas: la Anunciación del ángel a María, los pastores en el campo, el Nacimiento de Jesús y la huida a Egipto. Los Reyes Magos también estarán presentes, a través de sus pajes reales, que recogerán las cartas de los niños que deseen entregárselas en persona.

La actividad, como en la primera edición, se acompañará de una «pequeña feria de Navidad», en la que se venderán dulces, ropa o libros. También habrá servicio de barra, con bebidas, chocolate caliente y frankfurts. La propuesta nace del seno de Schola Cordis Iesu, un grupo de familias católicas que el año pasado celebraba su centenario y que busca fomentar la vida de oración familiar.

Según explicó el párroco de Santa María Reina, Xavier Prevosti, en una entrevista concedida a Infocatólica con motivo de la primera edición, la idea de organizar un pesebre viviente nació a raíz de un comentario del jardinero, que veía el espacio idóneo para acoger esta propuesta. «Al ver que había varias personas interesadas y que no tenían ninguna conexión entre ellas, pensamos que era una señal de Dios y que era una idea bonita para evangelizar», asegura.