El portavoz de Junts, Josep Rius, en una imagen de archivo
Política
Josep Rius, el candidato a regañadientes de Puigdemont en Barcelona tras recibir el portazo del resto
Artur Mas, Joaquim Forn y Tatxo Benet han rechazado la oferta de Waterloo
Salvo sorpresa, Josep Rius será el candidato de Junts en Barcelona a las elecciones municipales de 2027. Rius, que ya es concejal en el Ayuntamiento de la capital catalana, actualmente ejerce también de portavoz y vicepresidente del partido postconvergente: es el encargado de dar la cara tras las reuniones de la ejecutiva los lunes y una de las personas de confianza de Carles Puigdemont.
Sin embargo, pese a su cercanía con el líder, Rius no ha sido, ni mucho menos, la primera opción del expresidente prófugo. En los últimos meses, tras el adiós definitivo de Xavier Trias –que ganó las pasadas elecciones, pero no llegó a la alcaldía por un pacto entre el PSC, los Comunes y el PP–, desde Waterloo se ha sondeado a varios nombres con pedigrí nacionalista para asumir la misión de recuperar la vara de primer edil.
Se le propuso al expresidente de la Generalitat Artur Mas –que lo declinó, y de hecho nunca ha llegado a dar el paso de afiliarse a Junts, pese a que aseguró que lo haría–; al que fuera consejero de Interior de la Generalitat durante el referéndum ilegal de 2017, Joaquim Forn, e incluso –según recoge El Mundo– al fundador y ex presidente de Mediapro Tatxo Benet.
Todos ellos trasladaron su negativa a Puigdemont, quien ante la falta de opciones se ha decantado por uno de sus fieles. Se trata de un perfil que no destaca particularmente de cara al votante por su carisma, y cuyo principal activo es la cercanía con Puigdemont: fue su jefe de gabinete cuando era presidente, y desde entonces ha estado siempre al servicio de las necesidades de la cúpula.
Con todo, hay un último obstáculo que puede dificultar el camino al ungido de Waterloo: el actual jefe del grupo parlamentario, Jordi Martí Galbis –delfín de Xavier Trias–, está decidido a plantar batalla y plantear unas primarias que desde la cúpula ven con malos ojos de cara a unas elecciones que serán –en caso de que no haya ningún adelanto electoral– la auténtica prueba de fuego en el pulso que mantienen los de Junts con Aliança Catalana.