El presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, durante su mensaje de fin de año.

El presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, durante su mensaje de fin de año.GVA

Comunidad Valenciana  Puig evita hablar de corrupción en su mensaje de fin de año

El presidente de la Comunidad Valenciana elude las informaciones sobre el caso 'Azud' y opta por una estrategia de autobombo

El presidente de la Comunidad Valenciana, Ximo Puig, ha evitado hablar de corrupción en su tradicional mensaje de fin de año.
El socialista ha eludido cualquier tipo de mención, directa o indirecta, hacia el caso 'Azud' que está poniendo en jaque el PSPV-PSOE. Al parecer, las informaciones que El Debate y otros medios de comunicación están desvelando no son lo suficientemente graves para merecer la atención del jefe del Ejecutivo autonómico.
Así, que el partido en el Gobierno tuviera, presuntamente, una 'caja B' –en palabras del propio exgerente de la formación- y hubiese financiado campañas electorales de manera ilegal son aspectos sobre los que el presidente de todos los valencianos ha preferido obviar.
En cambio, y con la vista puesta en las elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo, Puig ha preferido optar por el autobombo. De este modo, ha dibujado un escenario según el cual la Comunidad se encuentra en un contexto de «confianza y progreso».
Para apoyar su argumentación, el presidente ha resaltado que Sagunto vaya a ser la sede de la gigafactoría de la automovilística alemana Volkswagen, algo que ha calificado como «la mayor inversión industrial de la historia de España».

«Estabilidad» en el año más inestable

En esta línea, también ha destacado que la planta que Ford tiene en la localidad valenciana de Almussafes será el «centro neurálgico» de Europa en lo relativo al vehículo eléctrico.
Continuando con resaltar todo lo bueno que, a juicio de Puig, le ha ocurrido a la Región en este 2022 que ahora acaba, el presidente de la Generalitat considera que lo que ha denominado «la vía valenciana» significa «más trabajo, mejor trabajo y menos desigualdad», poniendo en valor una estabilidad que refuerza «la protección social y potencia el impulso económico».
Llama poderosamente la alusión de Puig a la estabilidad, ya que si algo ha caracterizado a su Gobierno este año han sido los constantes choques internos en infinidad de temas que, incluso, han derivado en múltiples amagos de adelanto electoral.
Estos choques, por ejemplo, se dieron a la hora de abordar la imputación de Mónica Oltra por, supuestamente, haber encubierto los abusos sexuales de su exmarido a una menor de catorce años cuya tutela tenía encomendada. Pero también se han escenificado, por poner un caso, en el cese fulminante de la que fuera consejera de Agricultura, Mireia Mollá.
Como viene siendo habitual, la financiación autonómica ha salido a relucir. En su discurso, Puig ha asegurado que es la hora de «reiniciar»: «Paremos, hablemos y pactemos; hagámoslo con los valores propios de la sociedad valenciana: una sociedad de respeto, donde no cabe el sectarismo, donde convive la diferencia. Una sociedad honrada que supera las brechas», ha afirmado.
En cambio, no ha apelado de manera directa a quien verdaderamente tiene la responsabilidad de abordar el cambio en el modelo de reparto de fondos para las autonomías, el Gobierno de España presidido por su jefe de filas, Pedro Sánchez.
En otro orden de cosas, Puig ha calificado la lucha contra los efectos de la inflación como la «prioridad máxima» de su Gobierno y ha hecho hincapié en las medidas adoptadas al respecto, en especial la rebaja en el IRPF a las rentas de hasta 60.000 euros. «La respuesta valenciana es clara: contra la inflación, apoyo público, y contra la incertidumbre, estabilidad», ha incidido el presidente de la Generalitat.
De cara a 2023, Puig ha deseado el final de la guerra «ilegal, inmoral e inhumana» de Rusia contra Ucrania.
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