Carlos Mazón y María José Catalá celebran la victoria del PP tanto en el Ayuntamiento de Valencia como en la Comunidad.

Carlos Mazón y María José Catalá celebran la victoria del PP tanto en el Ayuntamiento de Valencia como en la Comunidad.PP VLC

Elecciones 28-M  El PP gobernará las principales instituciones de la Comunidad Valenciana en plena campaña del 23-J

Los populares no solo conquistan la Generalitat, sino también las tres capitales de provincia y la ciudad de Elche, lo que les permitirá liderar las diputaciones de Valencia, Castellón y Alicante

El Partido Popular de la Comunidad Valenciana vivió este pasado domingo una noche histórica. Tras ocho años de dominio de las formaciones de izquierdas en la región, la formación dio un sonoro golpe sobre la mesa. Con una euforia contenida, simpatizantes y dirigentes se concentraron en la sede para seguir la evolución de un escrutinio que quedará para el recuerdo.
El principal objetivo era recuperar la presidencia autonómica y se consiguió con mayor holgura de lo que pronosticaban las encuestas. Estas auguraban un empate técnico entre el bloque de centro-derecha y el tripartito gobernante. Sin embargo, el PP consiguió cuarenta escaños y Vox trece. Por tanto, los 53 diputados entre ambos les sitúa tres asientos por encima de la mayoría absoluta. De hecho, durante el escrutinio en ningún momento el vuelco electoral estuvo en peligro.
De este modo, la Generalitat Valenciana estará desde mediados del mes de junio bajo la presidencia de los populares, que recuperan así una de sus plazas fetiche después de perderla en los comicios de 2015 de forma traumática por diversos escándalos de corrupción y que tampoco pudo lograr en 2019, cuando se quedaron lejos de la victoria.
Con ello, Mazón será el presidente de más de cinco millones de valencianos, con el peso demográfico y político que se deriva. De hecho, las elecciones en la Comunidad estaban en el foco mediático por la importancia de la votación y por la traslación al ámbito nacional. Por múltiples factores se llegó a comentar que estos comicios serían un termómetro general y se definieron como el Ohio español.

Fin a ocho años de Joan Ribó

Junto a la Generalitat, el Partido Popular gobernará en las tres capitales de provincia. En Valencia, María José Catalá será la próxima alcaldesa de la ciudad y tomará el bastón de mando de manos de un Joan Ribó cuyas dos legislaturas se han caracterizado por una imposición ideológica de todo tipo: desde en el ámbito lingüístico hasta en el urbanismo, desesperando con sus obras a unos vecinos a los que ignoró durante sus ocho años como primer edil.
La Ley establece que los Ayuntamientos se configurarán el tercer sábado de junio. En esa fecha, la Corporación de Alicante verá cómo Luis Barcala es reelegido alcalde tras cosechar un contundente triunfo con catorce concejales, quedándose a tan solo uno de la mayoría absoluta, fijada en quince. Esta era la capital que el PP tenía más plausible hacerse con ella de las trece, pero el resultado ha sido mejor de que las encuestas preveían.
Junto a Catalá y Barcala, el tándem azul en el mapa de las capitales valencianas lo complementará Begoña Carrasco, que será la alcaldesa de Castellón en virtud a sus diez escaños y a los tres conseguidos por Vox. De esta forma, desbancará a Amparo Marco, ya que la izquierda no puede sumar. Así, PSPV-PSOE y Compromís pasarán a la oposición, algo que no podrá hacer Unidas Podemos, que se ha quedado fuera de las Cortes Valencianas, de los ayuntamientosy castellonense y de Valencia y que tan solo se queda con un concejal en Alicante. La debacle morada también quedará para la Historia.
El triunfo del Partido Popular fue tan rotundo que no solo presidirá el Gobierno autonómico, sino que también tendrá la alcaldía de Elche, la cuarta ciudad de la Comunidad Valenciana. Así, Pablo Ruz obtuvo once concejales y Vox tres en un municipio en el que la mayoría absoluta está estipulada, precisamente, en catorce asientos.
Cabe resaltar que la Ley establece que en el caso de los ayuntamientos, los pactos para configurar equipos de Gobierno municipales no requieren obtener la confianza de la mitad más uno de los ediles. Si un candidato en primera vuelta no consigue los votos afirmativos de la mayoría absoluta del Pleno, automáticamente pasa a gobernar la lista más votada. Eso sí, aspecto bien distinto es que la entrada o no de Vox en los ejecutivos locales se negocie dentro un acuerdo más amplio a nivel nacional que incluya tanto los consistorios como gobiernos regionales.
El candidato del PP a la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, votando en la jornada electoral del 28-M

El candidato del PP a la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, votando en la jornada electoral del 28-MPPCV

Este abrumador resultado no se reduce a la Generalitat y a las cuatro grandes ciudades de la Comunidad, sino que también le permitirá al PP después de ocho años presidir las tres diputaciones provinciales. Hasta que se vuelvan a configurar, en manos de los populares tan solo estaba la de Alicante, presidida por Carlos Mazón, que es el próximo inquilino del Palacio presidencial autonómico.
Tanto en Castellón como en Valencia las diputaciones están gestionadas por el PSPV-PSOE, aspecto que tiene los días contados ya que el PP se pondrá al frente de ellas y José Pascual Martí y Antoni Gaspar, respectivamente, cederán el testigo. En el organismo levantino tendrá que conseguir pactos, pero en las provincias castellonense y alicantina los resultados han sido tan holgados que les permitirán gobernar en solitario, sin necesidad de alianzas para una investidura o gestión diaria.
Con este panorama, el PP encara la campaña de las elecciones generales anticipadas del 23 de julio con una moral reforzada y con un poder territorial a lo largo de la Comunidad Valenciana como hacía tiempo que no tenía. Carlos Mazón y María José Catalá tenían un plus de presión por la trascendencia más allá de lo estrictamente regional de las elecciones. Lejos de suponerles un problema, ambos han conseguido sus objetivos y le van a permitir a Alberto Núñez Feijóo diseñar la campaña nacional con la Generalitat y las principales ciudades autonómicas teñidas de azul.
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