El diputado nacional de Compromís, Joan Baldoví.

Joan Baldoví, durante un mitin de CompromísEP

Comunidad Valenciana  PSPV-PSOE y Compromís agitan la 'alerta antifascista' para deslegitimar el cambio en la Comunidad Valenciana

A pesar de que el nuevo Gobierno ni siquiera ha tomado posesión, la izquierda ya lanza acusaciones de «pacto del aguilucho», «ataca a las mujeres» o utiliza un lenguaje «nazi»

Las elecciones andaluzas de 2018 supusieron un antes y después tanto en la región como a nivel nacional. Aquel 2 de diciembre el tablero político dio un vuelco sin precedentes, ya que los partidos de centro-derecha estaban en disposición de sumar la mayoría absoluta y desalojar de la Junta a un PSOE carcomido por múltiples escándalos de corrupción sistematizada.
Casi de manera automática, las formaciones de izquierda deslegitimaron los resultados aferrándose a que la presencia de Vox en el hemiciclo y su papel indispensable para confirmar el cambio de rumbo institucional era abrir la puerta al fascismo. Así se expresó la por aquel entonces presidenta andaluza en funciones y gran perdedora de la noche, Susana Díaz, que se erigió como el «dique de contención» a la «extrema derecha».
También lo hizo el que era líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, que proclamó una «alerta antifascista» con «urgencia» para salvar la democracia de un partido que a su juicio era –y sigue siendo– «franquista sin complejos y enemigo de las mujeres». La petición fue apuntalada el día de la investidura de Juanma Moreno con una cadena humana que rodeó el parlamento.

«Miedo y estupor»

Promulgar el miedo a una supuesta vuelta a tiempos de Franco e incluso pretéritos en los que los derechos y las libertades se van por el sumidero viene siendo habitual por parte de la izquierda, a pesar de que los programas electorales de los partidos a los que acusan de «fachas» y sus actuaciones en los gobiernos le desmienten tajantemente. De hecho, la gestión de Moreno fue de manera abrumadora respaldada en las urnas hace un año con una mayoría absoluta histórica.
Esa querencia a no aceptar los resultados electorales cuando no son los deseados tuvo su prolongación en Castilla y León a propósito de ser la primera región en que Vox entraba en un gobierno y hoy día se está viviendo en la Comunidad Valenciana.
Aunque todavía faltan semanas para que Carlos Mazón sea investido presidente de la Generalitat y configure su Ejecutivo, el PSPV-PSOE y Compromís han construido un relato según el cual la ya anunciada coalición del PP con los de Santiago Abascal va a suponer un retroceso en los derechos de las mujeres y una permisividad de la violencia hacia ellas. El origen de esa llamativa teoría está en la expresión «violencia intrafamiliar» que se recoge en el pacto entre ambos partidos.
Tomando esas dos palabras como referencia y retorciendo el veto al candidato de Vox, Carlos Flores, el tono político ha alcanzado cotas inimaginables. Quizás, la más llamativa haya sido la de la consejera de Justicia e Interior, Gabriela Bravo, que comparó el lenguaje utilizado en el documento del acuerdo con el de los «nazis» cuando Hitler llamaba «campos de concentración a los de exterminio» y «se llevó por delante seis millones de judíos».
Por su parte, la cabeza de lista del PSPV-PSOE al Congreso de los Diputados por Valencia, la ministra Diana Morant, acusa a los populares de firmar «el pacto del aguilucho» y de provocar un «retroceso en la dignidad de la vida de los valencianos» por renunciar a «proteger a nuestras mujeres». Siguiendo con la hipérbole, la titular de Ciencia asegura que por la calle la gente ya les está trasladando a los socialistas «el miedo y el estupor» que presuntamente les produce el futuro Gobierno de coalición, por lo que llama a «frenar» los «atropellos» de PP y Vox en las urnas.
Fotomontaje del concejal de Compromís comparando un pacto PP-Vox con el nazismo

Fotomontaje del concejal de Compromís comparando un pacto PP-Vox con el nazismoJOSEP CANDELA/INSTAGRAM

En la misma línea se expresa el presidente de la Generalitat Valenciana en funciones, Ximo Puig. En su opinión, el acuerdo para un gabinete conjunto que sustituirá al tripartito de izquierdas que aún lidera se guía por una «contrarreforma» que, según señala, busca «volar los avances y los consensos de los últimos veinte años, tan sustanciales como el pacto contra la violencia de género».
El socialista no se queda ahí, ya que encuadra a quienes gestionarán la Comunidad en la «anticiencia» y la «anticonvivencia» y opina que sin estar a los mandos de las distintas consejerías ya han instalado «el esperpento», algo que le parece «lamentable, pernicioso, indigno e indecente».

Más críticas de ministras

Otros destacados dirigentes del PSOE también se han sumado a esta ‘alerta antifascista’ reconvertida y ampliada en ‘machista y maltratadora’. Son los casos de dos ministras, la portavoz, Isabel Rodríguez, y la de Educación, Pilar Alegría. Mientras la primera sin tener conocimiento del contenido del pacto lo tildó de «vergüenza», la segunda llegó a aseverar que las mujeres siguieron las negociaciones de PP y Vox «con terror».
En toda polémica que se precie siempre hay un hueco para Compromís, que no duda en ir un paso más allá en sus críticas por muy exageradas que estas puedan ser. Como muestra de ello, el que fuera candidato nacionalista en las elecciones autonómicas, Joan Baldoví, tachó la alianza de centro-derecha como un gobierno que «ataca –lo dice en presente– a las mujeres, a los servicios públicos, a nuestra lengua y cultura, a las personas LGTBI y al medio ambiente». Todo ello le lleva a pensar que es un daño «para la democracia».
A nivel local, el cambio de ciclo que los ciudadanos han votado en cientos de ayuntamientos también se está viendo cuestionado por la izquierda. De nuevo apelando a los nazis, un concejal de Compromís en la localidad valenciana de Crevillent ha hecho el mismo símil.
Se trata de Josep Candela, que en su perfil de la red social Instagram ha publicado una noticia sobre el acuerdo alcanzado el municipio entre PP y Vox, sobre la que él mismo ha escrito «sobre pactos decían en campaña 'cuando lleguemos a ese río cruzaremos ese puente'». La apelación al nazismo viene en una fotografía junto al texto en la que se ve una embarcación con la esvástica en un río y junto a un puente.
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