Ximo Puig y Carlos Mazón, en la constitución de las Cortes valencianas

Ximo Puig y Carlos Mazón, en la constitución de las Cortes valencianasEFE

Comunidad Valenciana  El expresidente Ximo Puig: alejado del modelo de 'jarrón chino' de González y más cerca de ser como Zapatero

El socialista ha pasado en cuestión de días de garantizar lealtad a Carlos Mazón a abrazarse a un supuesto feminismo para definir al nuevo Gobierno valenciano como «el más ultra»

Una de las frases que ha marcado la campaña electoral para las elecciones generales de hoy ha sido la que pronunció el candidato del Partido Socialista a la presidencia del Gobierno, Pedro Sánchez, para intentar justificar que él no había mentido en nada a lo largo de su legislatura, sino que había «cambiado de opinión».
Ese ademán de resquicio lo ha utilizado hasta la extenuación en asuntos como los indultos a los independentistas o por qué les concedió la eliminación del delito de sedición o la rebaja del de malversación. Al parecer, todo ello no obedeció a un guion preestablecido, sino a circunstancias externas y de interés general.
Con los cambios de Gobierno producidos tras las elecciones autonómicas del 28 de mayo lo mismo está sucediendo con determinados presidentes regionales. Uno de ellos es el valenciano Ximo Puig. Sobre él pesa la gran duda de saber cómo se comportará como expresidente. Es decir, si adoptará un rol más institucional y de perfil bajo, a modo de lo que Felipe González denominó en su día ser un ‘jarrón chino’ o si, por contra, se comportará más al estilo que ha adoptado José Luis Rodríguez Zapatero.

«El Gobierno más ultra»

Si optase por el primero, debería ceñirse al grueso de sus intervenciones en las Cortes Valencianas una vez ya se se supo el resultado de los comicios y que el centro-derecha ostentaría el poder regional. En tal caso, su actitud siempre fue la de colaborar con su sucesor, el popular Carlos Mazón. De hecho, declinó reunirse con él para negociar una posible abstención en su investidura escudándose en que no iba a ejercer de portavoz en la XI Legislatura recientemente inaugurada.
Por contra, decidió mantener una única cita con el dirigente del PP, más institucional y orientada a enfocar cómo y cuándo se desarrollaría el traspaso de poderes. Pero en política, lo que un día es A, al siguiente puede ser sin problema alguno B. Precisamente, es Puig quien da buena muestra de ello.
La clave de bóveda de ese giro de guion radica en la convocatoria de elecciones generales por parte de Sánchez. Si en la catastrófica noche para los socialistas del 28 de mayo el barón autonómico dejó prácticamente la puerta abierta a un fin de ciclo personal y político, la cita de hoy todo lo cambió. Desde ese momento, lo que ha hecho ha sido alinearse con los argumentarios de Ferraz y Moncloa de cara a que su jefe de filas pueda revalidar su cargo.
Así, tan pronto se conoció que el Partido Popular y Vox habían alcanzado un acuerdo para gobernar en coalición, Puig se apresuró a catalogar ese pacto como el de la «vergüenza». Exactas palabras pronunciaron otros dirigentes del PSOE como Isabel Rodríguez o Pilar Alegría. Las directrices estaban más que claras. En esta línea, durante todos estos días, el todavía líder del PSPV-PSOE no ha ahorrado en calificativos con tal de denigrar a sus sucesores.
El presidente de la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón, con el expresidente Ximo Puig

El presidente de la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón, con el expresidente Ximo Puig

Partiendo del comodín de «la extrema derecha», ha augurado que el Ejecutivo liderado por Mazón será «un remake de La Escopeta Nacional», a la par que le ha pedido que no convierta a la Comunidad Valenciana en la región que abra todos los telediarios como consecuencia de ser un «esperpento». Para sostener su postura, su ámbito fetiche ha sido el del feminismo, obviando que la mitad de su Gobierno nunca dejó de apoyar a Mónica Oltra, imputada por, presuntamente, tener conocimiento de los abusos sexuales de su marido a una chica de catorce años tutelada por ella misma.
En este sentido, y apoyándose en ese supuesto feminismo, Puig no ha tenido ni el más mínimo reparo en definir al Ejecutivo de la Generalitat como «el más ultra que ha tenido la democracia valenciana». «Es un Gobierno claramente virado hacia la derecha y donde parece que el único elemento cultural a defender sea la tauromaquia», ha afirmado, para continuar su argumentación diciendo que todo ello está «bastante lejano a lo que es el interés de una sociedad moderna, abierta, creativa, innovadora».
Lejos de atenuarse y acercarse a la visión de ‘jarrón chino’, no parece que Puig vaya a apaciguar su relato, ya que la próxima semana será nombrado senador por designación autonómica. Por tanto, todo apunta a que desde la Cámara Alta seguirá siendo servil a lo que desde la sede de su partido le indiquen.
Por último, aunque los socialistas valencianos ya designaron a sus portavoces en las Cortes regionales, Puig ha dejado a las claras que quiere seguir el modelo de Zapatero y ha mantenido el escaño reservado al líder de la oposición. Todo ello, contradiciéndose a sí mismo al asegurar que se disponía a tener un papel secundario dentro de su grupo parlamentario. Lo que busca con ello es tener cada semana en las sesiones de control encontronazos directos con Mazón, a lo que habría que sumarle más dosis de palabrería inflamada si el Gobierno central cambiara hacia el centro-derecha tras los comicios de hoy.
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