
El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, durante su intervención en el 16 Congreso del PSOE de La Rioja
La paradoja del PSOE: múltiples 'portavoces' contra Mazón por la dana pero sin rentabilizarlo en las encuestas
Pedro Sánchez, Diana Morant, María Jesús Montero y tantos otros se afanan en cargar contra el presidente valenciano pero esa estrategia no les está dando buenos resultados demoscópicos
Si, tal como se dice, tres son multitud, infinidad es aún peor. Algo parecido a esa versión del dicho popular debe de estar pensando los núcleos duros tanto del PSPV en particular como del PSOE en general. No desde el mismo día 29, jornada en que estalló la dana en la provincia de Valencia, pero sí poco más tarde la confrontación desde el partido y desde el propio Gobierno central contra la Generalitat e su conjunto y muy particularmente contra su presidente, Carlos Mazón, ha sido, y se prevé que siga siendo, una constante.
Y es que desde las filas socialistas no han escatimado en recursos personales, retóricos y políticos para intentar tumbar al jefe del Consell, todo hay que decirlo, sin éxito. Y lo están haciendo, además, desde todos los flancos: Madrid, Valencia, el propio Ejecutivo, Congreso de los Diputados, Cortes autonómicas… Y hasta Bruselas. Pero, aun con todo, las encuestas no parece que les den la razón.
De este modo, desde la Cámara regional el encargado de cargar contra el mandatario es José Muñoz, portavoz del PSPV en la misma. Antes de la riada su labor de oposición pasaba sin pena ni gloria, ya que el ‘popular’ seguía ascendiendo en los sondeos hacia una mayoría absoluta mientras su partido se mantenía estancado y sin mayor perspectiva electoral.
Todos contra Mazón
Salvo los primeros días de tregua postriada, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tampoco está dando tregua. En su tan manido estilo de criticar pero sin nombrar explícitamente a nada ni nadie, su plan pasa por ‘despejar a córner’ cualquier responsabilidad que pudiera cercar a los organismos dependiente de él y, por todo lo contrario, culpar indiscriminadamente a Mazón.

Carlos Mazón y Pedro Sánchez, en su visita al CECOPI el pasado 31 de octubre
Solo de esa manera se entiende la retahíla de acusaciones y descalificaciones hacia el Consell a troche y moche mientras el inquilino del Palacio de La Moncloa guarda un estruendoso silencio sobre la ejecutoria de instituciones bajo su ámbito orgánico, como pueden ser la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) o la Dirección General de Tráfico (DGT). Sea como fuere, esa dialéctica tampoco le sale rentable en los estudios demoscópicos.
La tercera pata en este complejo tablero socialista de golpes al presidente de la Generalitat a más no poder se llama Diana Morant. Ya que el mismo Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) bajo las tutelas de José Félix Tezanos le otorga una escuálida popularidad, cabe decir que es la ministra de Ciencia, Innovación y Universidades. Poco conocida en la región, el temporal está siendo su perfecta herramienta para impulsar su carrera política y posicionarse ante la opinión pública como la verdadera líder de la oposición.
La exalcaldesa de Gandía tiene un gran exorbitada palabra, pero no es la única. Contra Mazón también están cabiendo personajes de toda clase y condición. Entre los más singulares, se encuentran la vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, la tercera en el Ejecutivo central, Yolanda díaz, así como todos y cada unos de los ministros ‘sanchistas’.
En esta particular terna también tiene su hueco la delegada del Gobierno en la Comunidad Valenciana, Pilar Bernabé. En principio su cargo le daría un perfil bajo, un rol secundario. En cambio, la dana le ha puesto en primer plano e, incluso, le ha hecho erigirse como la portavoz oficial en la crisis, convirtiéndose en el principal azote contra Mazón. Ese trabajo fiel al sanchismo le ha valido para ascender hasta el cuarto puesto del PSOE, pero, una vez más, no hay traslación en las encuestas.
Por si todo lo anterior no fuera suficiente, Teresa Ribera, también tuvo su particular momento. Lo hizo, claro está, contra Mazón. Pero, por si no había intuición al respecto, también para decir que todo lo que si ministerio hizo fue de diez.
En cambio, todo lo explicado troncha con la realidad: ni Sánchez se atreve a volver a Valencia salvo que su cápsula de seguridad se diversifique ni ninguno de sus múltiples portavoces están haciendo las cosas que quiere Ferraz: ganar, ganar y ganar.