Ni Sánchez espera elecciones en la Comunidad Valenciana: relega a Morant y prima a María Jesús Montero y Óscar López

La secretaria general del PSPV-PSOE, Diana Morant, acumula varios problemas en su mochila política. Si hasta el CIS de José Félix Tezanos la sitúa como una de las ministras menos conocidas ante la opinión pública, a ello ha de sumarle que las encuestas en la Comunidad Valenciana ni mucho menos le sonríen y que, además, algunos compañeros con los que se reúne en el Palacio de La Moncloa cada martes a primera hora de la mañana le están 'comiendo la tostada'. No es un símil que le gustaría, pero, siempre en términos metafóricos, le están pasando 'por la derecha'.

El relato de la también, aunque a tiempo parcial, responsable de Ciencia, Innovación y Universidades tampoco le avala. En cuestión de semanas, cuando no de días, fue capaz de poner a disposición del presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, los votos del grupo socialista en las Cortes regionales con vistas a aprobar unos Presupuestos por la dana para, sin tiempo para asumirlo y sin solución de continuidad, enmendarse a sí misma y encabezar una guerra política y mediática contra el jefe del Consell. Todo ello, mezclado con un amago de moción de censura que se quedó en un 'sí pero no' y la reiterativa petición de elecciones anticipadas. Mero fuego de artificio.

En cuanto a los hipotéticos comicios autonómicos, más allá de que el fango de la dana ni mucho menos es proporcional al rédito político que esperaba cobrar Morant, parece razonable pensar que ni el mismo presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se crea que la cita con las urnas vaya a suceder antes de 2027, fecha estipulada salvo decisión de Mazón de adelantarlas.

Andalucía, elecciones en junio de 2026

De nuevo, los hechos. La titular de Ciencia tiene, y en cierta manera mantiene, un determinado protagonismo mediático. Éste no es producto de su gestión al frente del Ministerio, como tampoco lo han sido los casi cuatro años que lleva en el puesto. La razón se llama dana y la diana tiene la cara y el nombre de Mazón. Su hoja de ruta pasa por denostar al alicantino y así optar a alcanzar el Palau de la Generalitat.

En las visitas que los martes realiza al complejo presidencial, Morant ve a mucha gente. Quitando a funcionarios y demás personal administrativo, el Consejo de Ministros está bien nutrido. Aun con todo, suele verle la cara a la vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, y al de Transformación Digital, Óscar López. Con ambos no solo comparte reunión ministerial, sino también que los sondeos le dan a una en la Comunidad Valenciana, a otra en Andalucía y al tercero en Madrid sendos batacazos electorales, alguno que otro sin precedentes.

Y es que la exalcaldesa de Gandía lo tiene peor que sus compañeros. En octubre, como producto de la dana, subió su raquítica cotización mediática y social, pero no es menos cierto que su presencia en actos públicos y en las televisiones, que al fin y a la postre es de lo que vive el sanchismo, se ha ido desinflando a unas marchas más que aceleradas. Entre alguna declaraciones entre viajes a la Antártida o a Chile, la valenciana ha ido de más a menos. En viajes con Sánchez a las poblaciones afectadas por la dana, nada de nada.

Todo lo opuesto ocurre con Montero o López. En materia dialéctica y repercusión, todo hay que decirlo, con su correspondiente consecuencia. En Andalucía las elecciones regionales serán en junio de 2026, pero eso no está evitando que Sánchez haya mandado de 'Erasmus' a su número dos con tal de intentar ganar a Juanma Moreno. Universidades privadas y presunción de inocencia han sido los últimos temas sobre los que Montero ha lanzado la polémica mientras los Presupuestos Generales del Estado duermen 'el sueño de los justos'. A la par, Morant, sin más.

En cuanto a López, después del desaguisado con Muface, su argumentario se reduce a criticar sobremanera a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Contra ella todo vale y Sánchez y su equipo, conocedores de este contexto, intentan explotarlo. De ahí que la presencia en los medios del ministro y sus declaraciones pomposas cuando no exageradas se hayan multiplicado de un tiempo a esta parte.

Mientras tanto, Morant sigue a lo suyo. Esta actitud pasiva pero no por ello menos agresiva en cuanto a narrativa y relato pudiera reflejar que Sánchez ya se ha resignado a reconocer que en la Comunidad Valenciana el horizonte electoral se fija en 2027 y no en base a los intereses o tácticas políticas de La Moncloa. Parafraseando al jefe del Ejecutivo central , ni a él mismo le valdría la frase de «si quieren elecciones, que las pidan».