
La delegada del Gobierno en la C. Valenciana, en el acto donde se ha postulado para liderar el PSOE de la ciudad de Valencia
Bernabé no dimite por su currículum falso y se postula como alcaldesa de Valencia: «Es mi mejor momento»
La delegada del Gobierno en la Comunidad Valenciana sigue con su hoja de ruta pese a las informaciones sobre su formación universitaria y su declaración acerca de la dana y el barranco del Poyo ante la juez
Como si nada hubiera pasado. Así se presentó este martes a última hora de la tarde la que, al menos de momento, sigue siendo la delegada del Gobierno en la Comunidad Valenciana, Pilar Bernabé. Lo hizo en un acto del PSPV-PSOE en el que presentó su candidatura a liderar la organización en la ciudad de Valencia y, por ende, a intentar ser candidata a la alcaldía de la capital levantina.
Desde el complejo de la Petxina, la dirigente no hizo mención alguna a las informaciones que, tan solo unas horas antes, diversos medios entre los que se encontraba El Debate, publicaron sobre que durante 14 años mantuvo que era licenciada por la Universidad de Valencia tanto en Filología Hispánica como en Comunicación Audiovisual, cuando en realidad no lo es. De hecho, fue el propio PSOE el que apresuradamente cambió su currículum de la página web, pasando de tener dos carreras a reconocer que «inició sus estudios» en las mencionadas titulaciones.

No fue un buen martes para la dirigente. Como tampoco tuvo el mejor de los lunes que se recuerdan. Ese día acudió en calidad de testigo, por tanto obligada a decir la verdad, ante la juez de la dana. En su comparecencia, reconoció que en la reunión del Cecopi producto de la dana del pasado 29 de octubre en la provincia de Valencia no se informó de cuál era la situación en el barranco del Poyo hasta pasadas las 19 horas de esa infausta jornada.
De hecho, a la par que se retractaba en sede judicial del relato esgrimido hasta la fecha con tal de erosionar la figura del presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, pudo dar pistas de una hipotética imputación y, por si no fuera suficiente, no dejó un panorama favorable al presidente de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), Miguel Polo, dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica y cuidadosa y estratégicamente protegido desde el Gobierno central.De nuevo, como si nada hubiera pasado. Todo lo contrario: más leña al fuego y ajena a todo lo que, de manera más cercana o próxima, le afecta tanto en lo orgánico como en lo institucional. Como si de un entrenador cuestionado se tratara, intentó despejar dudas: «Es mi mejor momento para querer ser alcaldesa de Valencia», aseguró. No obstante, resulta curioso que, dada su a priori aspiración local, dedicara un considerable tiempo a hablar de temas nacionales y regionales, más allá de lo municipal.
Bernabé sabe que Valencia es, junto con Madrid y Málaga, las plazas electorales más complicadas para los intereses socialistas. Es más, al igual que en la capital nacional, su formación suma fracasos por doquier, siendo tercera fuerza política en los dos últimos comicios que se han celebrado. Más allá de los pobres resultados cosechados, la situación interna no le acompaña.
No lo hace en lo que a su propia persona se refiere, con las diferentes familias del PSPV aún en pugna pero, además, tampoco ayuda la monumental crisis interna del partido a nivel provincial y, ni mucho menos, el ambiente y proyecto que la ministra de Ciencia, Innovación y Universidades y líder de la federación, Diana Morant, está implementando. La dependencia de ésta del sanchismo es, si cabe, mayor que la que tiene Bernabé, algo que en absoluto está sentando bien a unas bases y electores que, a la primera de cambio en las pasadas elecciones europeas, ya le dieron la espalda en las urnas.
Con todo, a Bernabé le quedan tres frentes muy importantes que, si no los logra sofocar, ni el mismo Pedro Sánchez le podría garantizar que vaya a ser alcaldable: el orgánico, lidiando entre unos y otros en busca de unos equilibrios casi inverosímiles; el mediático por su mentira y sus profundas lagunas formativas por las que se le están exigiendo responsabilidades; y, finalmente, el judicial por su ejecutoria en la jornada del temporal.