El balneario natural de Castellón donde bañarse en pleno invierno: entre montañas y con aguas termales a más de 25 grados

Castellón, a menudo eclipsada por el atractivo turístico de Valencia y Alicante, esconde algunos de los paisajes más sorprendentes de la Comunidad Valenciana. Cuando el verano queda atrás y las playas se vacían, el interior de la provincia revela su encanto: montañas, pueblos medievales y rincones donde la naturaleza invita al descanso. Entre ellos, destaca un pequeño enclave termal donde el agua brota templada durante todo el año, convirtiendo este rincón en un refugio de bienestar en plena montaña.

Montanejos, en la comarca del Alto Mijares, es ese lugar. A sesenta kilómetros de la costa y rodeado por un paisaje de gargantas, paredes de roca caliza y pinares, este pequeño pueblo se ha convertido en uno de los destinos más emblemáticos del interior castellonense. Su secreto mejor guardado es la Fuente de los Baños, un conjunto de piscinas naturales de aguas termales que mantienen una temperatura constante cercana a los 25 grados, incluso en pleno invierno. En los días más fríos, el contraste entre el aire y el agua templada provoca una ligera niebla que flota sobre la superficie, un efecto que transforma el paisaje en algo casi irreal.

El manantial, declarado de utilidad pública en 1863 por sus propiedades medicinales, es el corazón de Montanejos. Su composición rica en bicarbonatos y magnesio tiene efectos beneficiosos sobre la piel, el sistema digestivo y la circulación, lo que explica por qué desde hace siglos sus aguas atraen tanto a visitantes como a lugareños. Detrás del muro de piedra decorado con cerámica tradicional, siete caños canalizan el agua que brota desde una pequeña cueva natural a razón de unos 6.000 litros por minuto. El entorno, rodeado de altas paredes calizas de hasta 15 metros, forma una suerte de cañón natural que protege la zona del viento y crea una sensación de recogimiento y calma.

Además de sus aguas termales, el lugar presume de una calidad ambiental excepcional. La Fuente de los Baños ha sido galardonada con la Bandera Azul, un reconocimiento que premia la pureza del agua, la seguridad y la gestión sostenible del entorno. Se trata, de hecho, de la primera playa continental de Castellón y la única en España ubicada en un cauce fluvial termal que ha recibido esta distinción. Es una rareza que convierte a Montanejos en un destino único no solo en la Comunidad Valenciana, sino también en todo el país.

El pueblo, con poco más de 500 habitantes, conserva el encanto de los núcleos rurales que han sabido convivir con el paso del tiempo sin perder su identidad. Sus orígenes se remontan al Neolítico, y su historia está marcada por la presencia árabe, que dejó huellas visibles en su estructura urbana y en su castillo, levantado en lo alto de un cerro que domina el valle.

El entorno natural que rodea al pueblo es un paraíso para los senderistas y amantes de la aventura. La Ruta de los Estrechos, una de las más conocidas de la zona, recorre un trazado circular que bordea el río y atraviesa desfiladeros, miradores y paredes verticales que alcanzan los 100 metros de altura. El camino ofrece sorpresas como el Chorro de Montanejos, una cascada de cinco metros que se precipita al río, o la Cueva Negra, un yacimiento arqueológico donde se han encontrado restos del Neolítico. En el recorrido, el visitante puede disfrutar del contraste entre el rumor del agua, el aroma del pino y la espectacularidad de los cañones, un escenario perfecto para quienes buscan desconexión o aventura.

Montanejos también ha sabido aprovechar su entorno como espacio para el turismo activo. En el río Mijares se organizan actividades como rafting, barranquismo o kayak, que permiten disfrutar de una perspectiva diferente del paisaje. Los acantilados cercanos son un imán para los escaladores, mientras que los miradores ofrecen panorámicas que recompensan el esfuerzo del ascenso. El patrimonio arquitectónico de Montanejos completa la experiencia. Además del castillo árabe, del que aún se conservan parte de las murallas, dos torres y un aljibe, el visitante puede acercarse al antiguo acueducto o Puente de San José, junto al molino harinero del siglo XIX, que evoca la vida rural de tiempos pasados.

El otoño es, sin duda, uno de los mejores momentos para visitar Montanejos. Las temperaturas suaves permiten disfrutar de las aguas termales sin aglomeraciones. Los días más cortos se prestan a paseos tranquilos, a baños relajantes y a disfrutar de la gastronomía local, en la que destacan platos de montaña como el cordero al horno, las migas o los guisos de caza.

La belleza del paraje no ha pasado desapercibida fuera de nuestras fronteras. La prestigiosa revista 'National Geographic' lo ha bautizado como la «Tailandia castellonense», un apodo que, lejos de ser exagerado, resume a la perfección la mezcla de exotismo, serenidad y naturaleza que define este rincón. Porque en Montanejos, el agua no solo calma el cuerpo, también invita a detener el tiempo, a respirar sin prisa y a reconectar con la naturaleza.