Recreación de La Almoina, museo subterráneo en la ciudad de Valencia

La Almoina, museo subterráneo en la ciudad de ValenciaAyuntamiento de Valencia

La joya escondida en pleno centro de Valencia: un museo bajo tierra con más de once siglos de historia

Este yacimiento subterráneo revela el pasado romano, visigodo, musulmán y cristiano de la ciudad

Valencia es una ciudad con un centro histórico rico y diverso, donde conviven construcciones de distintas épocas que ayudan a entender su evolución. Lugares tan conocidos como la catedral marcan el pulso del casco antiguo y atraen a miles de visitantes, pero el área ofrece mucho más, desde calles que se recorren durante horas y rincones donde aún se aprecian huellas de civilizaciones pasadas. Junto a estos espacios visibles existen otros menos conocidos, no porque carezcan de valor, sino porque permanecen ocultos bajo la superficie urbana. Entre ellos destaca un enclave subterráneo que permite leer la historia de la ciudad desde sus orígenes.

La Almoina es uno de esos espacios que revelan la profundidad literal y simbólica de Valencia. Aunque hoy la ciudad se asocia con imágenes contemporáneas como la Ciudad de las Artes y las Ciencias, bajo la superficie se conserva un testimonio silencioso que permite entender cómo nació y creció la antigua Valentia. En este punto se estableció, en el año 138 a. C., la colonia fundada por Décimo Junio Bruto. Su origen militar marcó un trazado urbano organizado en torno al cardo y al decumanus, dos vías que definieron el campamento primigenio y que más tarde darían forma a la ciudad. Con el tiempo, aquella colonia se convirtió en un enclave relevante para el mundo romano, albergando edificios públicos, almacenes, canales de agua y unas termas que hoy se cuentan entre los restos mejor conservados.

Imagen de La Almoina, museo subterráneo en la ciudad de Valencia

Imagen de La Almoina, museo subterráneo en la ciudad de ValenciaVisit Valencia

Durante la segunda mitad del siglo XX, unas obras de acondicionamiento en los alrededores de la plaza de la Virgen desencadenaron un hallazgo inesperado. El proyecto pretendía renovar la zona y favorecer la ampliación de la Basílica de la Virgen de los Desamparados, pero al remover la tierra aparecieron fragmentos de muros, piezas de mosaico y cimientos que obligaron a detenerlo todo. Allí comenzaba una intervención arqueológica que se prolongaría durante años y que reunió a especialistas de diversas disciplinas. No existía certeza sobre qué destino tendría aquel terreno, de modo que cada hallazgo fue documentado con minuciosidad. Cuando las excavaciones terminaron, en lugar de devolver los restos al silencio subterráneo, se decidió crear un museo que permitiera comprender la historia de la ciudad desde sus raíces. En 2007 abrió sus puertas el Centro Arqueológico de La Almoina.

Lo que hace único este lugar es la superposición de culturas que se asentaron sobre la misma superficie. A medida que se accede al recinto subterráneo, los estratos arqueológicos muestran cómo romanos, visigodos, musulmanes y, posteriormente, cristianos utilizaron los cimientos de sus predecesores para levantar sus propios edificios. Es posible distinguir los restos de la plaza porticada del foro romano, el santuario dedicado a Asclepios, los hórreos donde se almacenaba el grano, los sistemas hidráulicos y las termas con sus estancias de agua fría, templada y caliente.

Tras la caída del mundo romano, la zona continuó siendo un enclave central. De la etapa visigoda se conserva un baptisterio y estructuras vinculadas al culto a San Vicente, mientras que el periodo islámico dejó huellas tan diversas como una noria, depósitos de agua, patios y parte de la fortificación. Incluso el nombre del museo procede del edificio asistencial levantado en época musulmana, que más tarde mantuvo su función caritativa bajo dominio cristiano. Esta acumulación de capas históricas puede dificultar la lectura del conjunto, pero justamente esa complejidad revela la continuidad de usos y la vitalidad de un espacio que nunca dejó de ser neurálgico.

Visitar La Almoina es recorrer más de once siglos en apenas unos pasos. Las pasarelas de cristal permiten contemplar desde arriba las calles romanas, las estructuras administrativas del foro, los restos domésticos y los edificios que marcaron la vida cotidiana de cada época. Todo ello convierte el museo en un referente del patrimonio arqueológico europeo y en una de las mejores oportunidades para comprender la evolución urbana de Valencia. Su accesibilidad y su ubicación, junto a la Catedral, lo señalan como una parada imprescindible para cualquier persona interesada en descubrir la ciudad más allá de lo evidente.

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