El menú con sabor valenciano que degustó el rey Felipe VI en su última visita a Valencia

La visita del rey Felipe VI a Valencia con motivo de la apertura del Curso Universitario 2025-2026 dejó, además de un acto solemne, una estela de sabor profundamente valenciana. La jornada, que coincidía con el 525 aniversario de la Universidad de Valencia, reunió en el histórico edificio de la Nau a representantes académicos de toda España, rectores, autoridades institucionales y miembros del ámbito político. Tras la ceremonia en el Paraninfo llegó uno de los momentos más esperados: el cóctel oficial preparado para la ocasión, una propuesta cuidada al detalle que corrió a cargo de Tardana Events.

Para esta empresa valenciana de catering, fundada por Alberto Almonacid y Carolina Tresaco, asumir la responsabilidad de poner el broche gastronómico a un evento de tal relevancia supuso un honor doble. No solo por la presencia del monarca, sino porque fue la propia universidad en la que ambos se formaron la que les confió el encargo. Ese vínculo personal marcó desde el principio la filosofía del menú que diseñaron, concebido como un homenaje a la identidad culinaria de la ciudad.

El equipo tenía claro que la propuesta debía transmitir Mediterráneo en cada bocado. Por eso apostaron por un recorrido gastronómico con acento valenciano que permitiese a los cerca de 400 asistentes descubrir, de forma creativa, la riqueza culinaria local. Las recetas combinaban tradición e innovación, con guiños directos al emblemático esmorzar valencià. Entre los bocados más celebrados figuraban el mini pepito de titaina y la chapatita de brascada, dos pequeños homenajes a esos almuerzos populares que forman parte del ADN de la ciudad.

La minuta continuó con elaboraciones pensadas para sorprender sin perder raíces. Una de las más especiales fue la mini hamburguesa de blanc i negre con habas baby y piñones, una receta heredada de la madre de Alberto que hoy es uno de los imprescindibles de Tardana Events. También destacó la coca d'oli de calabaza asada, gorgonzola y nueces, que aportaba un toque cálido y otoñal. Como no podía faltar un final dulce, los comensales degustaron una mini cheesecake de cremaet, reinterpretación del inconfundible café licor valenciano, y una brocheta de fruta de temporada.

Los seis pases se acompañaron desde el inicio con una cuidada selección de quesos, tabla de jamón de reserva y embutidos, así como zumo de naranja ecológica y vinos de la tierra, reforzando la apuesta por un maridaje coherente con el carácter local del menú. El resultado fue un cóctel que no solo acompañó un acto institucional de relevancia, sino que sirvió de escaparate para una gastronomía que sigue reivindicando su creatividad, tradición y arraigo en cada una de sus propuestas.