
La comitiva recorre la cubierta de Elcano mientras la banda de música interpreta Mater Mea
Armada española La Princesa Leonor, Elcano y una Semana Santa diferente entre olas y oración
Durante la pandemia de COVID-19, en 2020, la única procesión que se celebró durante la Semana Santa fue a bordo del Juan Sebastián de Elcano
La Semana Santa traspasa fronteras, pero también surca océanos. «Con un solo de corneta comenzó la procesión de la Virgen sobre la cubierta de Elcano». Así empezaba la crónica que escribí hace tres años sobre cómo se vivió la Semana Santa durante el cruce del Atlántico del XCIV Crucero de Instrucción del buque-escuela Juan Sebastián de Elcano, donde pasé cinco meses. Este año, con la Princesa Leonor a bordo, no será muy diferente a los cruceros anteriores.
Antes de nada, hay que recordar que la historia militar de España va ligada a la de la Iglesia católica, y la asistencia religiosa en la Armada –y en los Ejércitos– se remonta muchos siglos atrás. Es una tradición que hoy perdura, aunque en menor medida. Elcano es un bergantín-goleta, de casi 100 años, cuya principal misión es adiestrar a los guardiamarinas, los futuros oficiales de la Armada; también es una «embajada flotante» y una pequeñísima «ciudad flotante» que tiene cocina, lavandería, enfermería, carpintería, un gimnasio improvisado y, también, una pequeña capilla. Bajando al sollado de guardiamarinas se desemboca en un pasillo en forma de «u» en el que, a babor, se encuentra una estancia sobria, con un altar donde está la Virgen y un sagrario.

Procesión de Nuestra Señora de la Soledad a bordo de Elcano en abril de 2022
Los ojos de buey y las olas que rompen en el casco son el recordatorio del lugar en el que se encuentra. A bordo de Elcano embarca en cada crucero un páter, un capellán castrense que preside las misas, pero también dirige a aquél que quiera recibir otros sacramentos como la confesión e incluso el bautismo o la confirmación. También ofrece consuelo y apoyo moral para aquellos que no son creyentes. Las misas se realizan, por lo general, en la capilla o en la cámara de guardiamarinas, pero si hace buen tiempo, los domingos y en festividades como la Semana Santa, la celebración se traslada a la cubierta. En el Alcázar, que es la cubierta de guardiamarinas, se levanta un altar temporal para realizar la misa.
Una procesión en mitad del océano
Aunque sea en alta mar y a bordo de un buque, la celebración de la Semana Santa es igual que en tierra firme. El Domingo de Ramos se realiza una misa de Ramos; el Miércoles Santo la banda de música de Elcano interpreta en un concierto diferentes marchas, se realiza el Vía Crucis en cubierta y gran parte de la dotación y los guardiamarinas participan en la Procesión de Nuestra Señora de la Soledad, como se hizo hace tres años, aunque la imagen que suele salir en procesión es la Galeona. El recorrido es mínimo, pero el simbolismo y la emoción que se percibe en el ambiente son insuperables. Los guardiamarinas y parte de la dotación recorren la cubierta con una Dolorosa bajo palio. La comitiva la lidera un grupo de guardiamarinas uniformados con su «catorce botones», el primero porta una cruz y los demás, colocados en fila de a dos, portan los sables en el hombro.
Los guardiamarinas y parte de la dotación de Elcano recorren la cubierta con una Dolorosa bajo palio
A poca distancia, cuatro miembros de la dotación o algún guardiamarina cargan al hombro el pequeño paso de palio en el que está la talla de la Virgen. Toda la comitiva, formada también por el páter y parte de la dotación, caminan por la cubierta al son de Mater Mea, la marcha que interpreta la banda de música formada por Infantes de Marina. El Jueves Santo el páter preside la Misa de la Última Cena, que implica también lavatorio de pies y traslado del Santísimo Sacramento, y el Viernes Santo se celebran los Oficios de la Pasión del Señor. A lo largo de la semana también se suele proyectar en la cubierta una película como La Pasión de Cristo, u otra propia del momento.
Por supuesto, participar en todos estos actos es voluntario, pero para muchos miembros de la dotación la Semana Santa significa mucho, la mayoría son del sur y la han vivido desde pequeños. Vivirla lejos de sus hogares es un momento difícil, por eso tanto los conciertos de música procesional como las celebraciones religiosas sirven para «trasladarse a nuestros hogares, familias, amigos y cofradías», comentó el brigada músico antes de empezar el concierto. Una experiencia que se repetirá de nuevo esta Semana Santa a bordo de Elcano.