El presidente ruso, Vladímir Putin, en el Kremlin, en Moscú
No tienes vergüenza, Vladimir Putin
Después de retirar Estados Unidos el apoyo a las Fuerzas Armadas de Ucrania, después de ir mucho más lejos y recortar la inteligencia a las fuerzas ucranianas y, seguramente, después de algo mucho más grave, compartir inteligencia con las fuerzas rusas, la situación del campo de batalla ha cambiado.
Aquello que era una operación militar especial, marcada por la brevedad en el tiempo, en 48/72 horas ondearía la bandera rusa en Kiev y, además, marcada por el profundo aprecio que el pueblo ucraniano tiene por los rusos, que provocaría que fuesen recibidos con los brazos abiertos como los héroes que salvarían a Ucrania de la opresión occidental, todo aquello quedó en un tremendo fracaso. Ni tenían la posibilidad de realizar la operación militar como querían, ni los ucranianos los querían y, además, todo Occidente se pondría de su parte, algo que no parece con lo que contasen y que da muestras no solamente de un fracaso del aparato militar ruso, también parece que del aparato de inteligencia.
Desde aquel maldito día en el que los rusos, encabezados por su líder Vladimir Putin, que quiere pasar a la historia como el nuevo Pedro el Grande que colocará a su país en la posición de la Gran Rusia con la que sueña, los cambios de discurso y las justificaciones han sido permanentes, con una guerra paralela de propaganda en la que son verdaderos maestros. Son unos mentirosos compulsivos que manipulan la percepción los acontecimientos como mejor les convenga.
Para realizar estas labores propagandísticas y de desinformación disponen de un gran aparato, tanto estatal como civil, con ramificaciones en todo el planeta y que está formado por organizaciones del Estado ruso, medios de comunicación dedicados exclusivamente a esta labor, hackers a su servicio, cuerpo diplomático ruso y de países afines y muchas otras herramientas. Todo ello forma parte de una estructura perfectamente engranada para convencer a los ciudadanos no rusos de la bondad de sus razones y de un victimismo que es difícil de comprender, puesto que de lo que tratan de convencernos es de que no tuvieron más remedio que atacar a un país soberano y asesinar a sus ciudadanos que, libremente, habían decidido alejarse de su órbita de influencia, un paso que no solamente quería dar Ucrania sino que todos sus socios fronterizos con Europa ya lo habían dado antes.
Su posición de víctimas es inaudita y obedece a la técnica de reflejar sobre los demás lo que ellos realizan sin pudor alguno. Esto ya lo manifestó Goebbels en el denominado «Principio de la Transposición». «Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan». Les pongo un ejemplo, uno de los hilos argumentales rusos para justificar el ataque a Ucrania es que la OTAN podría instalar lanzaderas de misiles nucleares en territorio de Ucrania. Ese hilo argumental basada en el «podrían», ósea, en un supuesto futurible del que no han aportado prueba alguna, igual que de la existencia de Biolabs, se ve acompañado por un movimiento ruso en el que sí instalan lanzaderas de misiles nucleares en territorio de Bielorrusia, teniendo frontera con Lituania, Letonia y Polonia, todos miembros de la OTAN.
Un segundo hilo argumental muy utilizado ha sido el del «acercamiento a las fronteras de Rusia si Ucrania ingresaba en la OTAN». Nuevamente volvemos a lo falaz como argumento. Con posterioridad a la guerra entró Finlandia en la OTAN con más de 1.000 kilómetros de frontera con Rusia y no pasó nada.
La pregunta es realmente fácil, en mi humilde opinión, ¿por qué motivo habían de huir Polonia, los Bálticos y todos los demás de ustedes? ¿Por qué habrían de irse a otro club si ustedes le ofrecían la felicidad permanente? Pues porque realmente nadie quiere vivir a su lado o, mejor dicho, nadie quiere vivir sometido por ustedes. Incluso países que no eran de la órbita soviético/rusa como Finlandia y Suecia, seguramente también equivocados, decidieron abandonar su situación de no pertenencia a la OTAN para adherirse rápidamente al Tratado, temerosos por su seguridad.
Seguramente echarán en falta una explicación de por qué motivo he dicho convencer a los ciudadanos no rusos y no a los rusos. A los rusos no tienen que convencerlos, a los rusos los someten y controlan en esa especie de maldición de la historia rusa que demuestra que algunas de las características de su sistema político, asumidas por su pueblo mayoritariamente, son la brutalidad a la hora de ejercer el poder, el miedo y la represión como armas de control, la asunción del asesinato como arma política, la delación asumida y ejercida por sus ciudadanos y la total subordinación de las organizaciones del Estado al líder de turno, ordene lo que ordene.
De hecho, el último discurso de Putin, el que dirige a su fiel servidor Guerasimov, jefe de las Fuerzas Armadas, es como una escenificación de una obra de teatrillo de barrio. El amado líder, olvidándose de la realidad, olvidándose del desastre que había sido la guerra hasta el momento y, aprovechando la circunstancia de la resurrección de Judas Iscariote en la figura de Trump, felicita a todos los participantes en la liberación de Kursk y los felicita por el aplastamiento de todas las fuerzas ucranianas y extranjeras que los apoyaban. Nos advierte también de que deberán tomar nota todos y cada uno de los que apoyan a Ucrania y de que Rusia no será vencida en esta guerra.
Empate técnico
Me resulta sorprendente que, aunque comprendiendo que su labor es transmitir una sensación de éxito a su pueblo y a sus militares, no se ponga ni siquiera colorado y nos tome por idiotas. Antes de la traición no eran capaces de avanzar metros en el frente y, tras tres años de conflicto, nos encontrábamos en una situación de un «empate técnico», permitiéndome utilizar este término sin que sea despectivo para los contendientes.
Solamente contando con el traidor, y no con sus capacidades, contando con que el traidor ha dejado desnuda a Ucrania para que así pueda apalearla sin piedad, y contando también con la colaboración de las instituciones internacionales que miran para otro lado cuando atacan permanentemente objetivos civiles y cometen crímenes de guerra, solamente así puede trasladar una imagen de vencedor a su pueblo sin ruborizarse. Es usted un líder vomitivo y no entiendo como tanta gente puede no entender que lo fundamental en usted es que miente siempre y siempre mentirá, es su naturaleza.
Señores Putin y Trump, son ustedes dos farsantes y espero que la historia les tenga reservado no el lugar que ustedes quieren sino el que se merecen. Espero que ambos paguen todo el daño que están ocasionando, todos los muertos que han provocado, toda la destrucción que han generado y todo el sufrimiento que estamos viviendo.
Debemos de tener meridianamente claro que Putin nunca va a abandonar su misión, que no es la paz sino la destrucción de Ucrania, su desaparición como país, su neutralización total y absoluta. Su labor no finaliza con la guerra, su labor continuará por vías militares, políticas o de operaciones de inteligencia. Dentro de las operaciones para alcanzar el éxito estará siempre la eliminación del líder ucraniano, Zelensky, para poner en su lugar a un títere prorruso y consumar así el objetivo marcado.
Para terminar, les recuerdo un libro que leí hace ya mucho tiempo y que releí no hace tanto. Se titula «Los documentos de Penkosky», un coronel del GRU que colaboró con los servicios estadounidenses y británicos y fue descubierto y fusilado en el año 1963. Penkovsky afirmaba que «Jruschev y su régimen eran unos demagogos y unos embusteros que empleaban el amor a la paz como una máscara». Y también afirmó que «La historia rusa era la consecución de la tragedia entre el pueblo y sus jefes. La gente del pueblo se parece mucho a los soldados. Esperan. Se les miente, se las elimina, se abusa de ellos, pero siempre siguen esperando lo mejor. Ahora veo como nuestro mando soviético difunde y explota la doctrina de la espera».
Realmente nada ha cambiado, el pueblo ruso sigue esperando y sus mandatarios siguen abusando de ellos y ahora parece que quieren trasladar esa doctrina también a nosotros, quieren que esperemos y nos creamos sus falsos discursos.