El Jefe de Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), almirante Teodoro López Calderón
Fuerzas Armadas El jefe de Estado Mayor de la Defensa valora el uso de la IA pero pide que sea regulado a conciencia
El jefe de Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), almirante Teodoro López Calderón, ha valorado las ventajas de la inteligencia artificial (IA) en la toma de decisiones en las Fuerzas Armadas, si bien ha advertido de sus «riesgos», por lo que ha pedido que su aplicación en el ámbito militar sea regulada «a conciencia» y «con precisión», informa Efe.
El almirante ha intervenido este martes en el acto de presentación del libro «Situación y tendencias en el uso de la inteligencia artificial en el sector de la defensa», del Foro de Empresas Innovadoras y Amper, y ha advertido de que las Fuerzas Armadas no pueden quedarse al margen de la evolución y desarrollo de la IA.
El JEMAD se ha referido a la aplicación de esta tecnología en las capacidades militares desde la perspectiva estratégica como apoyo a la toma de decisiones mediante la realización de simulaciones y visualizaciones de escenarios presentes y futuros.
La otra perspectiva afectaría, ha dicho, al nivel táctico operativo mediante la detección y clasificación de patrones en materia de ciberdefensa, la actuación frente a ciberamenazas, incluyendo la prevención, predicción de ataques y simulación de sus efectos.
El almirante ha explicado que de cara al futuro existe «una cierta urgencia» en la Unión Europea para la obtención de soberanía tecnológica en inteligencia artificial, lo que hará que mejore su autonomía estratégica en un contexto de creciente confrontación geopolítica.
En este sentido, ha considerado que España «puede y debe jugar un papel relevante en la mejora de la soberanía tecnológica de la Unión Europea», ya que dispone de grandes profesionales y empresas capaces de lograrlo, pero ello requiere una «decidida» acción política, económica e institucional, además de «un elemento inversor sostenible y sostenido en el tiempo».
Entre los retos de futuro, ha citado el «desafío regulatorio», puesto que la legislación de la IA en la Unión Europea ha dejado fuera del ámbito de aplicación los usos de esa tecnología con fines militares, de defensa o seguridad nacional.