Yolanda Díaz en su etapa como concejal de Cultura

Yolanda Díaz en su etapa como concejal de CulturaEFE

El precedente del «caso Jumilla» de Díaz

Yolanda Díaz prohibió en Ferrol como teniente de alcalde que se utilizase su teatro para la Semana Santa

La hoy vicepresidenta argumentó que el objetivo era «garantizar que el Jofre se dedicase a la divulgación de la cultura, y en especial de la cultura gallega»

La reciente decisión del Ayuntamiento de Jumilla (Murcia), adoptada por PP y Vox, de impedir la celebración de fiestas musulmanas y otras actividades ajenas al deporte en recintos deportivos municipales ha sembrado una gran polémica, promovida por el Gobierno. Desde la izquierda han criticado la decisión con dureza, pero han olvidado que la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, prohibió actos religiosos como el pregón de Semana Santa en el Teatro Jofre de Ferrol cuando era teniente de alcalde y concejal de Cultura.

En el 2007, el Gobierno municipal de Ferrol (PSOE), con el apoyo del BNG, y a propuesta de Díaz, impidieron que se celebrase el pregón de la Semana Santa ferrolana, uno de los eventos que más caracterizan a la ciudad y que es extraordinariamente valorado por todos sus vecinos.

El histórico teatro había reabierto sus puertas en noviembre de 2005 tras una profunda rehabilitación. Poco después, la actual vicepresidenta presentó como «urgente» la redacción de un Reglamento de Funcionamiento y Usos para dotar al edificio de un marco estable que regulase su actividad. Yolanda Díaz, dirigente entonces de Izquierda Unida en Galicia, con pésimos resultados electorales, acababa de convertirse en teniente de alcalde y concejala de Cultura de Ferrol.

La norma, elaborada con aportaciones de asociaciones culturales y de diferentes áreas del Ayuntamiento, pretendía, según Díaz, «establecer canales regulares para el acceso de los ciudadanos a las infraestructuras municipales» y garantizar que el Jofre se dedicase «a la divulgación de la cultura, y en especial de la cultura gallega».

El texto fijaba un principio clave, que era que el uso del Jofre debía ser exclusivamente cultural. Para ello se impedían expresamente actividades políticas (salvo durante campañas electorales), sindicales, religiosas o doctrinales, así como aquellas contrarias a la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Además, vetaba las actividades con fines lucrativos para los organizadores, salvo excepciones previamente aprobadas por la Junta de Gobierno Local. La oposición criticó la media al instante, al reparar que en realidad lo que buscaba Díaz era expulsar a la Semana Santa ferrolana del Jofre.

En lo económico, el reglamento establecía tarifas y condiciones de cesión según el tipo de actividad, el caché de los participantes y su interés social. Quedaban exentos de pagar tasas aquellos colectivos de evidente carácter social que destinaran la recaudación a sus propios fines, aunque sí debían asumir gastos de personal, energía y funcionamiento.

Teatro Jofre de Ferrol

Teatro Jofre de Ferrol

La prohibición de actos religiosos fue la parte más polémica. En la práctica, impedía que eventos tradicionales como el pregón de la Semana Santa ferrolana se celebrasen en el Jofre. La Coordinadora de Cofradías protestó públicamente y Díaz replicó que incluso el obispo de la diócesis «compartía plenamente» la postura del Gobierno local, lo que, en su opinión, restaba fundamento a las críticas.

El Partido Popular de Ferrol interpretó el reglamento como un intento de «recortar el acceso» de los ferrolanos al teatro y de «patrimonializarlo» con criterios políticos. Llegaron a calificar a la concejal de «profanadora de las catedrales civiles» por haber descrito al Jofre con esa misma expresión.

Los populares también acusaron a Díaz de carecer de una programación cultural estable y de cerrar el teatro temporalmente poco después de asumir el cargo. La edil replicó que la ausencia de programación veraniega se debía a la inacción del anterior Gobierno municipal.

Díaz defendió el reglamento como una herramienta que ponía al Jofre a la altura de «los grandes centros de cultura del mundo», centrando su función en la difusión artística y garantizando el acceso preferente de colectivos como escolares, desempleados, pensionistas y estudiantes de enseñanzas artísticas.

En su etapa al frente de IU en Galicia, con una estética irreconocible respecto a la que ha adoptado en Madrid, Yolanda Díaz saldó todos sus intentos de acceder al Parlamento de Galicia como candidata autonómica con cero escaños. Solo logró entrar tras aliarse con el partido del histórico nacionalista Xosé Manuel Beiras, que acabaría rompiendo con ella y la definió como la mayor traidora con que se había topado en su carrera política. Ya en Madrid, Díaz repitió la jugada: se ganó la confianza de Pablo Iglesias y de la cúpula de Podemos y acabó traicionándolos y fundando su propio partido, hoy ya en declive.

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