María Fidalgo

María FidalgoOlga Núñez Hurtado

María Fidalgo abre los homenajes a Sotomayor en La Coruña

La conferencia tendrá lugar el 28 de agosto a las ocho de la tarde en el Real Club Náutico de La Coruña

Este año se celebra el 150 aniversario del nacimiento del pintor Álvarez de Sotomayor y La Coruña desarrollará una serie de actividades homenaje que incluyen conferencias y una exposición patrocinada por la Fundación Barrié que reunirá 75 obras de instituciones y colecciones privadas de España, Chile, Italia y Francia. Podrá verse del 10 de octubre de 2025 al 11 de enero de 2026.

El primer acto en homenaje a Sotomayor será la conferencia de la ferrolana María Fidalgo Casares en el Real Club Náutico de La Coruña, este 28 de agosto a las ocho de la tarde. Doctora en Historia del arte y miembro de la Academia de la Historia de Andalucía y de la Real Academia de Ciencias, Artes y Letras de San Fernando (Cádiz), es una de las máximas expertas en la obra de Sotomayor. Colabora en El Debate, con una sección fija los sábados, titulada «Gestas españolas», y ha charlado con este medio horas antes de impartir la conferencia.

–Suele recalcar que Sotomayor es el pintor gallego más importante de todos los tiempos. ¿Podría resumir en qué se basa?

–Muy sencillo. Técnicamente es imbatible. Dibujo, color y composición alcanzan cotas sobresalientes. Si a esto unimos dominar todos los géneros como el bodegón, el retrato, la mitología, el paisaje e inaugurar una pintura de tema gallego en Galicia inexistente que abre escuela y además exhibir una personalidad arrolladora… ninguno lo supera.

–Si es así, ¿por qué no ocupa el puesto que merece?

–Sería muy largo de explicar. Se le ha condenado a lo que en terminología actual llaman «cancelación» que dura décadas. El ser un pintor académico cuando la vanguardia sigue en el pedestal, haber sido un hombre de derechas y católico cuando lo que se parangona son los comportamientos disruptivos y contestatarios. Pero su pecado más grave ha sido ser el pintor de la identidad gallega no siendo nacionalista. La progresía intelectual no ha podido soportar que el que mejor plasmara artísticamente el «hecho diferencial» fuera un señor conservador y se ha vengado enviándolo al ostracismo. Vamos, que si hubiera sido un exiliado del franquismo tendríamos Sotomayor hasta en la sopa. Es lamentable que los temas ideológicos sobrevuelen a la hora de juzgar a los creadores artísticos. Incluso sus monografías recientes destilan siempre opiniones negativas, algunas incomprensibles en estudiosos de la materia.

–Aún así, usted lleva años trabajando en la figura de Álvarez de Sotomayor…

–Sí, precisamente por eso y sobre todo me he volcado en la divulgación de su obra porque he considerado que era una injusticia flagrante la falta de reconocimiento y que se parangonara a pintores irrelevantes a su lado. Creo que en las dos últimas décadas, salvo algún acto aislado relacionado con los libros que iban apareciendo, he predicado en un desierto mediático y peleado por su valor.

–¿Qué supone celebrar una efemérides como esta para el conocimiento de un pintor?

–Normalmente sirven para un mejor conocimiento popular de su figura. Este aniversario se ha materializado en algo muy importante: que la Fundación Barrié patrocine una muestra de su obra… A mí me han requerido en el Centro Gallego de Madrid, y el Ayuntamiento de Ferrol en convenio con la Universidad de La Coruña. Aún así poco me parece para la relevancia de un artista de categoría universal. Y más me duele que Galicia no tome cartas en el asunto, ya que la obra de Sotomayor es especialmente valiosa por su carácter etnográfico.

–En concreto, a su entender, ¿qué hubiera merecido?

–Dada la valía del pintor, lo justo sería haber organizado un «año Sotomayor», al igual que se hizo de El Greco en Toledo o Murillo en Sevilla. Durante el año se podría haber organizado un curso de verano patrocinado por la Universidad invitando a expertos en las materias relacionadas con Sotomayor con créditos para universitarios y a la vez haber promovido actividades académicas, lúdicas y expositivas itinerantes, o rutas por los lugares que pintó. Además, estos «años de pintor» -por qué no decirlo- han funcionado muy bien como revulsivo económico para sus ciudades.

–Para concluir, ¿por qué ha titulado su conferencia «Sotomayor, un pintor universal»?

–Lo más obvio: por su calidad de pintor, a la altura de los mejores artistas del mundo. En segundo lugar, porque partiendo de las esencias más puras de lo que los del Rexurdimento llamaban «raza gallega» uno de sus logros fue dotar a su pintura de universalidad. Un objetivo de altos vuelos que Sotomayor consiguió con creces.

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