Portada de 'El arte de morir muy despacio'

Portada de 'El arte de morir muy despacio'LVC

Crítica musical

AntroPOPhagus

«El arte de morir muy despacio», el nuevo disco de Depresión Sonora, es también un acto de autoantropofagia como la copa de un pino.

Gracias al extinto podcast Aguas Turbias, a su secuela Estamos muertos… ¿o qué? y, en especial, a El Calabozo del Reverendo Wilson (mi buen camarada) empecé a descubrir el proceloso (y epatante) mundo del cine de Culto. Una de las primeras películas recomendadas por ellos que tuve ocasión de disfrutar (en Filmin de nuevo, por cierto) fue «Gomia: Terror en el Mar Egeo» aka «Antropophagus». Es la historia de una alegre pandilla de inocentes turistas (todos muy atractivos, claro) a los que les da por pillarse un barco e irse de tourneé por las islas griegas y, hete aquí, que van a parar a una isla desierta en la que hay un psicópata que se alimenta de carne humana. El psicópata en cuestión se pasa la peli cazando a uno tras otro hasta que al final, en una escena que pasó a la historia de los video nasties, se come, el buen hombre, sus propias vísceras. La imagen del chalao merendándose sus intestinos es, de hecho, el cartel del film.
«El arte de morir muy despacio», el nuevo disco de Depresión Sonora, es también un acto de autoantropofagia como la copa de un pino. El madrileño (pero de Huete), Marcos Crespo (el ser humano que hay detrás del nombre DS) se aferra al lema clásico «La salida es hacia dentro» y nos lleva de la mano en un camino de introspección hasta la propia cocina.
Portada de 'El arte de morir muy despacio'

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Este artista, hijo de El Gran Confinamiento, ya nos había hablado de si mismo en anteriores singles, así como en un EP que salió a la luz el año pasado. Este, su primer LP muestra que se ha hecho mayor y que ha afianzado su peculiar estilo entre el rap y el pop triste. La influencia más evidente se diría que son los Joy Division con su melancolía rampante, pero también otros muchos, desde Sonic Youth y Talking Heads, a la New Age o Eminem.
El hecho de haber dividido el disco en presentación, nudo y desenlace resulta muy efectivo para lo que nos quiere contar: (1) «hola, aquí estoy y tengo este problema (la soledad)», (2) «me enfrento a ella», (3) «al final salgo victorioso». El primer tema «Introducción a la Entropía» nos habla de la presión de la sociedad por ahormarnos a través del repiqueteo del criminal despertador. Musicalmente, me parece un temazo tecno que no desentonaría en un disco de Kraftwerk o del mismísimo Jean-Michel Jarre.
«Bienvenido al Caos» y «Veo tan Dentro» son la caída al pozo más oscuro de la psique del vallecano. Todo negro y todo mal. La balada «Dos Adolescentes y su Primer Amor», con un sonido neo-romántico de tomo y lomo, empieza a ascender sin embargo desde los infiernos y Marcos nos viene a decir con ella que queda esperanza para afrontar la batalla que se desarrolla en la segunda parte del LP. «La Abrazo con Fuerza», «Te mientes a ti mismo para Ser Feliz» y «Voy a Explotar» son el nudo de esta historia:
Restos de sangre por toda la calle
De vuelta a casa, que nadie me hable
Parte III (y Final): «Muerte y Resurrección». Aquí encontramos el primer single, «Dónde están mis amigos» que es un tema con un ritmo bailable y más digerible para el público en general. Buena elección. Al final descubrimos que la salida hacia dentro era, efectivamente, una salida:
Al final no era tan difícil
aprender el arte de morir despacio
Como él mismo dice, en este disco están su yo pasado y su yo presente, y sobre ambos ha hilado una sincera colección de canciones entre la oscuridad y la luz. Con casi todas las entradas vendidas de los conciertos que tiene anunciados, DS es una interesante (y particular) apuesta de la discográfica Sonido Muchacho, que seguiremos de cerca.
Quieran a la gente de su alrededor y les irá mejor. Besos.
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