Raimundo Ortiz, Julio Román y Manuel Pérez Moya

Raimundo Ortiz, Julio Román y Manuel Pérez MoyaJesús D. Caparrós Carretero

La importancia de la información que encierran los sarcófagos

El profesor Julio Román interviene en el ciclo de conferencias dedicado a la exposición 'Cambio de era'

Como complemento a la exposición 'Cambio de era. Córdoba y el Mediterráneo cristiano', el profesor de la Universidad de Granada Julio Román ha participado en el ciclo de conferencias organizado por el Foro Osio y el Ayuntamiento, y que se celebra en el Real Círculo de la Amistad. Su conferencia, 'Sarcófagos decorados del cristianismo antiguo' ha consistido en un recorrido por este elemento funerario del siglo III al VII.
Román, que ha sido presentado por el arqueólogo Raimundo Ortiz, ha destacado la importancia de los sarcófagos decorados en la arqueología, ya que «establecen su cronología mejor que otros elementos». Además, ante la ausencia de esculturas de bulto redondo de esa época llegadas a la actualidad, son estos elementos funerarios los que más información aportan, tanto estilísticamente como iconográficamente o a través de sus inscripciones.
Julio Román

Julio RománJesús D. Caparrós Carretero

Sarcófagos vs. urnas cinerarias

Los sarcófagos como tales surgen a partir de Adriano, cuando ocupan el lugar que hasta entonces ocupaban las urnas cinerarias, pues la inhumación ganaba terreno a la cremación. Los primeros presentan una decoración de tipología profana, con escenas mitológicas o de cacerías.
Ya en la segunda mitad del siglo III, ha explicado el profesor Román, esas escenas profanas son sustituidas por otras bucólicas o campestres y en un momento dado surgen los sarcófagos «dudosamente cristianos», pues mezclan unos elementos fijos que se repiten, como son las figuras del filósofo, la mujer orante y el buen pastor en alusión a la filantropía como virtud.
Público asistente a la conferencia

Público asistente a la conferenciaJesús D. Caparrós Carretero

Con este esquema, se comienzan a introducir elementos claramente cristianos, como es el caso del bautismo de Cristo y la presencia de una paloma. La promulgación de los conocidos como edictos de tolerancia, que permitían la práctica del Cristianismo, en el siglo IV, generan «un cambio absoluto de estilo», según Román. Los sarcófagos elaborados en Roma, y que llegaban a los confines del imperio, lucían una iconografía plenamente cristiana.

El auge de los talleres locales

En la centuria siguiente, concretamente en el año 410, la ciudad de Roma es saqueada por Alarico, «desaparecen los talleres metropolitanos y los talleres locales cubren la demanda». El profesor Román ha señalado a Constantiopla, Rávena o Cartago como los nuevos centros de producción de sarcófagos. En Hispania hubo otro, posiblemente en Córdoba, ha añadido.
El final de los sarcófagos decorados con figuras humanas llega en el siglo VI, cuando estos elementos funerarios lucen, en cambio, simbología y animales. Aún así, Román ha señalado que siguen siendo una fuente de información de primer orden, como ha demostrado a través de los numerosos ejemplos proyectados a lo largo de la conferencia.
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