Lo que no son cuentas, son cuentosSamuel Díaz

El mercado no premia el esfuerzo sino el valor añadido

«Lo demás son cuentos igualitarios y equitativos que lo único a lo que han conducido a lo largo de la historia es a pobreza, escasez y violencia»

Actualizada 05:00

No hay tal cosa como el valor absoluto en este mundo. Sólo se puede calcular lo que vale una cosa por el valor que le da cada unoCharles Dudley WarnerEscritor estadounidense

Tras la flamante victoria del combinado nacional femenino en la copa del mundo de fútbol, se han reabierto viejos debates que dejan de manifiesto la gran incultura económica que hay en nuestro país y, en general, en el resto del mundo respecto a temas muy concretos como son los precios, el valor de los diferentes bienes y servicios y por supuesto, el funcionamiento del mercado. Entiendo que puede resultar complejo comprender que el mercado no premia el esfuerzo, sino el valor añadido. Es un hecho. Lo demás son soflamas y cuentos baratos. En la medida en la que el valor generado es mayor, los salarios también lo son.
¿Qué pasaría si un amigo y yo decidiéramos montar las piezas y todo el sistema de un vehículo? ¿Creen que las personas estarían dispuestas a pagar lo mismo que pagarían al comprar ese mismo vehículo en el concesionario oficial? Creo que la respuesta es sencilla: rotundamente no. No estarían dispuestas a pagar el mismo precio debido a que no valoran de la misma forma un vehículo hecho por dos aficionados de la automoción que otro igual diseñado y fabricado por ingenieros profesionales con una sobrada experiencia en la fabricación de vehículos.
Imaginad el coste de volar de Madrid a Santo Domingo (República Dominicana). Supongamos que el coste es de 780 euros por persona. Ahora bien, imaginen ese mismo vuelo, con la misma tripulación, el mismo combustible gastado, el mismo avión etc.… con la única diferencia que el segundo vuelo se produce en la fecha de un macroconcierto de Romeo Santos en Santo Domingo. ¿Qué creen que pasará con el precio? Aumentará, pero, teniendo en cuenta que todos los costes permanecen constantes (tripulación, combustible, gastos añadidos etc.…) ¿Qué es lo que hace que aumente el precio final? Lo que hace que aumente o disminuya el precio, es lo que las personas están dispuestas a pagar por el mismo.
El valor de los bienes y servicios, traducidos en precios, son exclusivamente subjetivos y como precio del factor trabajo, los salarios también aumentan o disminuyen en relación con el valor aportado y generado para la sociedad. Como decía, el mercado no premia el esfuerzo, sino el valor añadido y es tan así que en la medida que una sociedad genera cotas de valor añadido más elevadas, su productividad tiende a crecer y como consecuencia de ello crecen sus salarios. Algo que pareciera ser tan simple ha sido y es uno de los conflictos económicos a nivel global desde hace siglos, donde diferentes gobernantes, economistas y pensadores de todo tipo han intentado tejer fórmulas y propulsar medidas para intentar, equiparar o igualar lo que la sociedad, a través del mercado, ha decidido. Ya lo decía Oscar Wilde: «En los días que corren la gente sabe el precio de todo y el valor de nada.»
Cada día vemos soflamas y cuentos de todo tipo con respecto a los salarios que perciben los hombres y las mujeres en sectores como, por ejemplo, el del fútbol, y llama la atención el que algo tan aparentemente sencillo de comprender pueda generar tanto conflicto. Los salarios que perciben los jugadores en el fútbol masculino y el femenino son ni más ni menos los que han decidido los ciudadanos con su «voto» en el mercado, optando de forma mayoritaria por la opción del fútbol masculino en detrimento del femenino. Es un hecho, es una realidad. Sin embargo, ocurre lo contrario con el modelaje: la modelo mejor pagada percibió el año pasado más de 40 millones de euros, sin embargo, el modelo masculino mejor pagado apenas llegó a rozar los 2 millones de euros.
En la medida en la que la generación de valor sea mayor, es decir, que el número de votos de los consumidores hacia tu producto o servicio sea mayor, mayor será la productividad obtenida y, por tanto, mayores salarios percibidos… Lo demás son cuentos igualitarios y equitativos que lo único a lo que han conducido a lo largo de la historia es a pobreza, escasez y violencia.
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