Firma InvitadaBartolomé Madrid Olmo

Al alba

Actualizada 04:30

Hace unos días me comentaba un buen amigo que, por desgracia para este gran país llamado España, en esto de la política patria tenemos abundancia de temas para dar alas a la inspiración a la hora de expresar nuestras opiniones. Lleva mucha razón respecto a la profusión de barahúnda infame que el Gobierno y sus acólitos generan, pero no tanta en cuanto a la inspiración, ya que a la creatividad le cuesta respirar entre tanto lodo.

Así, en este esperpéntico circo en el que el partido socialista ha convertido la política española, el gran muñidor, el ilusionista de pandereta con porte de contorsionista de una pasarela cada día más estrecha, ha puesto en marcha todo su arsenal putrefacto intentando generar una empatía milagrosa contra la sangría que le están provocando las sanguijuelas de su entorno. Podría decirse que los anhelos oníricos del hombre enamorado tienen su continuidad victimista en el más ridículo, indecente y perverso bulo jamás pergeñado, en forma de bomba lapa para escenificar un intento de magnicidio y a la vez cubrir con una espesa cortina de humo su particular fontanería cloaquera, deteriorar la imagen de la Guardia Civil y posar el dedo acusador sobre la presidenta Ayuso.

El intento ha sido tan burdo que constata la inexistencia de cualquier espacio de dignidad en el desgobierno de quien asaltó la Moncloa prometiendo regeneración política y acabar con la corrupción que hoy corroe las entrañas de una democracia que no ha sabido crear los mecanismos de autodefensa necesarios para blindarse ante los sátrapas de nuevo cuño. El prestidigitador circense ya no consigue desviar con facilidad la mirada hacia otro lado, pero continúa sacando de la chistera tal colección de artilugios obscenos que deja por los suelos la imaginación de cualquier guionista de Netflix.

Mientras tanto y a la par, los universos perruno y alado del sanchismo compiten en imposibles posiciones de genuflexión para acoplarse en la trinchera del fango político y si alguna «miembra» del «Loro Park» (rincón creado por algún prestigioso comunicador) repite como una cotorra de forma incansable, e inmune a la luz de la evidencia, el mensaje acuñado dando una oportunidad al viejo refrán de que la mentira repetida mil veces se convierte en una verdad, otra escenifica la inconsistencia de su propia existencia política y asume con la pasmosa altanería de una cacatúa la ignominia que vivimos para darle la razón al portavoz del PP en el Congreso, Miguel Tellado, que en el último pleno le espetó: «Sra. Diaz ¡para lo que ha quedado! Para tapar la corrupción del Partido Socialista. Esa es toda su misión».

Ese universo alado al que Sánchez dio formalidad designando a su pájara particular, se ha visto incrementado con una «pichona» y algún que otro «buitre» aflorado en las reuniones clandestinas en las que se ofrecen indultos, beneficios penitenciarios o judiciales, exenciones fiscales u otro tipo de prebendas a cambio de ciertas operaciones especiales como matar al Teniente Coronel Balas, no con balas precisamente, sino con otras municiones más antiguas, pero muy efectivas como son la difamación y la calumnia.

Llegados a este punto del relato, y a pesar de la ofuscación mental y emocional que provoca la sucesión diaria de escándalos, tal y como comentaba mi amigo, surge cierto espíritu creativo azuzando el zurrón de la memoria. En este caso, y no me pregunten por qué, salta en mi mente como un resorte la celebración en el inicio de esta legislatura infame del cuadragésimo quinto aniversario de la tan vapuleada Constitución en la que la «bien pagá» Armengol decidió homenajear a Sánchez llevando al Salón de los Pasos Perdidos la interpretación de esa bonita canción de Aute como es Al Alba.

Quizás Francina la eligió por sus connotaciones contra el régimen franquista dado el fervor que su amo profesa por todo lo que rodea al dictador, aunque el autor prefería definirla como «una canción de amor que salió de esa manera». Hoy me voy a permitir el lujo de aportar algunos matices sobre parte de su letra para encuadrarla en la realidad torticera que nos imponen tanto la presidencia del Ejecutivo como del Legislativo.

Qué les parece lo de «Miles de buitres callados van extendiendo sus alas» cuando ya vamos conociendo lo que hablan a escondidas. O también aquello de «Los hijos que no tuvimos se esconden en las cloacas». Socialistas no socialistas ejerciendo la fontanería política. Pero si hay palabras en esta canción que la han hecho emerger en mi mente, no pueden ser otras que «el día que se avecina viene con hambre atrasada». Hambre de libertad. Hambre de justicia. Hambre de verdad. Hambre de política en mayúsculas. Hambre de dignidad y hambre de futuro.

Un nuevo amanecer para tapar las grietas del edificio común y destruir los muros creados. Un nuevo amanecer para recuperar la confianza en nuestras instituciones y para escuchar a la España que no grita, pero que espera a que un nuevo Gobierno la mire a los ojos.

Nos vemos Al Alba. Buen momento será el próximo día 8 en la Plaza España de Madrid.

Bartolomé Madrid Olmo es Diputado en el Congreso y alcalde de Añora

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