Elegidos
«Como los discípulos, también nosotros hemos sido elegidos para vivir y sentir este gran acontecimiento»
Amanecemos en la víspera de Navidad. Hoy asistimos a una noche en la que la luz vencerá a la oscuridad. La conmemoración del Nacimiento de Jesús nos convoca a celebrar en familia, a reunirnos con ellos como símbolo de unión y esperanza. Son días en los que las casas se abren en señal de acogida. Entre amigos han surgido invitaciones sinceras a compartir en el hogar, más allá de la familia. La amistad real, de la que ya apenas queda mucho aunque todavía es posible encontrar algo, se abre henchida de gozo y da cobijo para coincidir en torno a la mesa. Nada mejor que agasajar en tu morada a aquellos con los que te relacionas en verdadera convivencia a lo largo del año, porque estos son días de alegría y, hacerlos brillar con un resplandor especial, depende de nosotros mismos.
Al inicio de esta jornada pienso, cómo no, en la ocasión que me brindaron estas particulares vísperas (de hecho todavía no hace ni una semana) de poder festejar los previos a la Navidad gozando con un capítulo especial que la serie «The Chosen» había realizado para este tiempo litúrgico. Preparar la venida con «Noche Santa» me pareció tan interesante que ya la considero una historia imprescindible dentro de los días que aún nos quedan por disfrutar. Al fin y al cabo, también yo me sentía elegida para asistir a su visualización. Me permitía ponerme en la piel de los personajes antes y durante el Nacimiento. De un modo especial, en el episodio es posible atisbar la oportunidad de sentir la humildad y fortaleza de María; la sencillez de José, que muestra una enorme frustración a su llegada a la rebosante ciudad de Belén en los instantes previos al alumbramiento; o la maravillosa puesta en escena de los pastores, el pueblo débil y marginado pero amado por Dios. «El pueblo que andaba en tinieblas vio la luz» (Is 9, 2).
El camino de Nazaret a Belén establece un paralelismo brutal con el camino de la vida o con las peregrinaciones que, en ocasiones, se muestran agotadoras. Son caminos de fe y obediencia hacia destinos de salvación motivados por una llamada interior o exterior. En ambos casos la fuerza reside en la presencia divina.
Como los discípulos, también nosotros hemos sido elegidos para vivir y sentir este gran acontecimiento. Jesús, que nace pobre y humilde en un pesebre, escogería más tarde a sus discípulos y estos, a su vez, ejercerían la misión de llevar el mensaje evangélico a todas las naciones. Una cadena que se ha de mantener viva para no perder la continuidad entre el pasado, el presente y el futuro. Feliz y Santa Navidad.